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23 ago 2014

LONDRES EN LOS ÁNGELES



NILSSON               "AERIAL BALLET"
La perspectiva que nos ofrece el paso del tiempo, y el conocimiento y el examen de los acontecimientos que sucedieron durante un limitado transcurso del mismo, deberían servirnos para valorar en su justa medida las consecuencias de aquellos hechos que consideramos como más significativos y de mayor relevancia histórica. Si acotamos una época en concreto, entre Octubre de 1967 y Marzo de 1968 (casi 47 años después de la fecha de esta entrada), el archivo andante del acontecer humano debería fijar nuestra mirada en sucesos como, por ejemplo, la muerte del Ché Guevara,  el rotundo "no" del General De Gaulle a la entrada de Inglaterra en el Mercado Común Europeo, el primer trasplante de corazón por el Doctor Barnard, las fuerzas del Vietcong iniciando su famosa ofensiva del Tet en Vietnam del Sur, las contínuas protestas contra ese mismo conflicto bélico que se sucedieron por gran parte del territorio norteamericano y europeo, las sucesivas pruebas nucleares llevadas a cabo por americanos, rusos y chinos, los primeros avances liberalizadores en el régimen comunista de Checoslovaquia.... "Mais, non!!", como dirían los galos. Para aquellos seres de cierta edad, empeñados en disfrutar de su ya corta expectativa de vida como miembros honorarios del selecto club epicúreo del placer permanente, entre Octubre de 1967 y Marzo de 1968, lo realmente histórico, aquello que marca un hito en la evolución sensorial de la raza humana fue la grabación del segundo disco de Harry Nilsson, "Aerial Ballet".

Harry Nilsson fue el músico de más renombre que, a lo largo de su historia artística, demostró una admiración más profunda, sincera y convincente por la obra de The Beatles. Su biografo Alyn Shipton ("Nilsson: The Life Of A Singer-Songwriter"), relata una conversación de Harry y Jimmy Webb (éste último, sin minusvalorar la importancia del cuarteto de Liverpool, sí más reacio, sin embargo,  a consentir en categorías universales) en la que Nilsson termina la argumentación con un explícito... "No. No hay nada en el mundo salvo The Beatles. El Padre, el Hijo, El Espíritu Santo y The Beatles. Y me gustaría que esto te quedara bien grabado. Esta es la única verdad". Íntimo amigo y compadre de John Lennon durante su famoso "lost week-end", admirado sin paliativos como compositor  por (un quizás celoso)  Paul McCartney, compañero de farras alcohólicas en clubes, fiestas y en rodajes fílmicos con Ringo Starr...Pero, un momento... ¿de quien hablamos entonces, de Nilsson o de los Fab Four?...y sucede que, y ahora llegamos a una conclusión más que conocida, y también compartida  por los aficionados, no hay Nilsson sin The Beatles. Así de claro.

Nilsson publica en Junio de 1968 una obra que, y aquí cogemos el hilo de la mencionada perspectiva del tiempo pasado, sin duda puedo calificar como maestra. Y no es que lo diga el autor de estas líneas (simple testigo del tremendo shock recibido cuando se hizo con el single de "Everybody´s Talking", allá por esos años, y posterior visión de la maravillosa película "Midnight Cowboy" de John Schlesinger, algunos años más tarde), también lo asevera el llamado por George Harrison "quinto Beatle", Derek Taylor, a la sazón uno de los gestores del entonces negocio editorial del grupo, anterior al conglomerado de lo que poco tiempo después confluyera en la Apple Corp., también autor del hermoso texto que cubre el reverso del "Aerial Ballet"...,"Nilsson es el mejor solista contemporáneo del mundo. Lo es. Él es lo que The Beatles son. Es él único. Así es. Suficiente". De tal manera que cuando Nilsson colabora estrechamente como compositor con Lennon, graba con él y con Ringo, y se siente de alguna manera como miembro del grupo de Liverpool, considera su vida como completa. Eso fue todo lo que quiso y buscó ser, conocer a sus miembros y ser admirado, como de hecho lo fue, por ellos.

"Aerial Ballet" parte de un concepto estético que tiene sus antecedentes en el "Aerial Ballet Machine", una suerte de entretenimiento espacial que patenta en 1896 un tal Carl E. Nilsson (coincidencia de apellido simplemente) y que consiste en un ejercicio de ballet aéreo que realizan unas bailarinas sujetas a un entramado de cables colgantes. Nilsson, como muchos de los músicos de su época, está atento y abierto a todas aquellas experiencias que supongan una expansión mental, recreación que en este caso le sirve para aspirar con sus composiciones a una especie de esparcimiento cerebral del oyente. Recreo que consigue con unas composiciones que varían desde el ambiente de cabaret y vodevil hasta el más puro pop, atmósferas inteligentemente concebidas en sus formas folklóricas, barrocas, ligeramente psicodélicas, canciones que, en definitiva, enfatizan el lado más ligero y humorista del autor, no por ello intrascendente ni menor en su contenido y mensaje.

Nilsson, prolífico compositor (la reciente publicación de su box de 17 CDs, "Nilsson: The RCA Albums Collection" lo confirma ampliamente), ya venía trabajando sobre los temas a incluir en su "Aerial Ballet" desde Septiembre de 1967, poco tiempo antes de la salida de su también celebrado primer trabajo "Pandemonium Shadow Show". Grabado entre Octubre del 67 y Marzo del 68 en los estudios RCA Victor´s Music Center of The World de Hollywood,  y editado en Junio de ese mismo año, cuenta con la producción de un Rick Jarrard , que ya había dejado muestras de su talento en obras como el "Surrealistic Pillow" de Jefferson Airplane, y de un George Tipton a los arreglos que, entre otras muchas de sus hazañas, está acreditado como coproductor del "Light My Fire" de The Doors por el gran José Feliciano. Hablamos, entonces, de una perspicaz mezcla entre espacios de suave rock psicodélico y adornos de un pop orquestal que se torna, para mayor gloria de la obra, en un irresistible ejercicio de grandiosa música melódica.

En las últimas semanas del 67 y primeras del 68 Nilsson tiene ya esbozada la estructura compositiva de "Aerial Ballet". Ha desdeñado un tema, "Miss Butter´s Lament", escrito a capella con Bob Segarini, miembro del grupo The Family Tree y que dará nombre (simplemente como "Miss Butters") al Lp de esa banda en el mismo año de 1968, y se centra en la grabación del andamiaje principal del disco. El armazón del mismo lo componen temas como "Daddy´s Song", "Good Old Desk", "I Said Goodbye To Me", "Mr. Tinker" y "The Wailing Of The Willow". A él se añaden el cover del "Everybody´s Talking" de Fred Neil, "Don´t Leave Me", que junto a la composición mencionada de Neil formará el primer single del Lp, sencillo que le supone un éxito masivo en las listas (más de un millón de copias vendidas, además de un "Grammy" el año siguiente), e igualmente los "Mr. Richland´s Favorite Song", "Little Cowboy" (en sus dos versiones, una instrumental), "Together", "Bath" y, para mí, una de las más sublimes composiciones de Nilsson, "One". Una canción que, como segundo single del Lp, no logra los resultados esperados (aunque la versión posterior, más roquera, de Three Dog Night sí lo conseguiría). "One", un maravilloso ejercicio de desolación narrativa, alcanza cimas de una insuperable riqueza melódica ayudada, en este caso, por una orquestación de teclados y cuerdas que mantiene su pulso envolvente hasta el final de la canción.

Hubo, y sigue habiendo, críticos que alientan un cierto despegue del "Aerial Ballet" comparado con su primer trabajo "Pandemonium Shadow Show", alabando de éste su más rica orfebrería compositiva, desdeñando del primero una supuesta ligereza y banalidad en su contenido. Nada más lejano a la realidad para quien esto suscribe. Si el "Pandemonium...", volvemos ahora a los símiles con las obras de The Beatles, ha sido comparado con el "Sgt. Pepper...", el "Aerial Ballet", pergeñado inicialmente como continuación estilística del "Pandemonium", se me ocurre como un anticipo angelino del londinense "Abbey Road", tal es la riqueza y abundancia de espejos externos, urbanos del Sunset Boulevard alineado a la sombra de estáticas palmeras, e internos, en sus sucesivos ecos de desolación íntima, familiar, amorosa e incluso mobiliaria ("Good Old Desk" como ejemplo). Un grandioso disco de palabras detalladas, de esquinas polvorientas que limpia una brisa de humor permanente, de baladas orquestadas con el más fino de los talentos compositivos posibles. "Aerial Ballet" es el disco que pudieron hacer The Beatles pero que fue hecho por Nilsson.  






22 ago 2014

VERANO



VERANO
...pues antes de meterme en el lío musical (con una próxima entrada dedicada a Harry Nilsson para mañana sábado 23), ahí van un par de fotografías cuyo asunto común es el verano.


El estío es el campo rubio, la fuerza aérea cargada de aceite, la espalda mojada de canela. Fueron tomadas en Alarcón (Cuenca), cerca de su Parador Nacional y en Martín Muñoz de las Posadas (Segovia), en una campa en la misma entrada del pueblo. Color de secano, un bronce brillante que reta soberbiamente a la lluvia, tantas veces ausente.

17 ago 2014

GALAXIE 500





Repasando hace unos días los archivos fotográficos de mi anterior ordenador decidí revitalizar la sección de FOTOGRAFÍA de este blog. Aunque en la columna derecha he ido publicando las últimas instantáneas de meses pasados, (a modo de complemento de mis otras actividades, musicales y literarias fundamentalmente), voy a ir sacando a la luz algunas composiciones que en su tiempo me gustaron. Y comienzo con esta fotografía del modelo Galaxie 500 que Ford comercializó (con gran éxito, más de millón y medio de unidades vendidas) entre los años 1957 a 1974.

Normalmente, cuando fotografío vehículos, me interesa muy particularmente captar la sutileza de sus ángulos, como si intentara justificar una belleza parcial frente a la totalidad del objeto. La fotografía fue tomada hacia la primavera del año 2002 en el circuito del Jarama de Madrid, en una concentración de coches clásicos y deportivos (a los que siempre he sido muy aficionado). Tiene la instantánea, también, su punto musical ya que estoy estos días centrado en la escucha del primer disco en solitario de Dean Wareham, uno de los creadores del mítico grupo del mismo nombre, Galaxie 500

14 ago 2014

PIONEROS ELECTRÓNICOS DEL TRANCE.




SILVER APPLES                         "SILVER APPLES"
Siguiendo la estela espacial marcada por mi anterior entrada (LITERATURA: PASEOS MUSICALES POR EL ESPACIO), donde explorábamos los antecedentes artísticos y las proezas musicales de las consideradas como grandes bandas del "spacerock", nos detenemos ahora en una de las no por menos conocidas si, por el contrario,  más interesantes, Silver Apples. Grupo formado en el Nueva York de 1967 por Simeon Coxe III y Dan Taylor, artistas ya entonces con cierta experiencia dentro de la corriente minoritaria que intentaba, siguiendo el camino de precursores como John Cage y Karlheinz Stockhausen, (des)conectar la idea musical no solo de la aplicación convencional relacionada con su propia instrumentación, ritmos y melodías, sino también crear un nuevo espacio auditivo donde los oyentes, siempre al borde de la sorpresa (cuando no del rechazo frontal), pudieran experimentar nuevas sensaciones auditivas, muchas de ellas producto del empleo de una tecnología electrónica que, desde la segunda mitad de la década de los 50, iba haciendo, tímida y paulatinamente, su aparición en el universo musical.

Silver Apples, nombre proveniente de un poema de William B. Yeats ("The Song Of The Wandering Aengus" de 1897), consigue una cierta relevancia dentro del reducido escenario experimental del Nueva York de la segunda mitad de los 60, al igual que lo hacen sus bandas gemelas en este estilo, las californianas The United States Of America y Fifty Foot Hose, éstas abarcando, casi en exclusiva, el amplio escenario geográfico de la costa oeste americana (sin salir más lejos la segunda, mientras que la primera si llega a obtener efectivamente una mayor repercusión en la amplia comunidad del San Francisco de la época). Igualmente, los miembros de Silver Apples se mueven en una deriva de mayor experimentación tecnológica "per se", cuestión que junto a la ausencia en su propuesta de un contenido político-reivindicativo (estamos en los albores de 1968) y de antecedentes puramente adscritos a la "intelligentsia" musical (los provenientes, por ejemplo, del "Poème Èlectronique" de Edgard Varese o de las composiciones de Arnold Schoenberg y Ernst Krenek), los distinguen claramente de sus hermanos californianos.

El primer trabajo de nuestros Silver Apples, grabado a primeros de 1968 y editado por el sello local Kapp en Junio de ese mismo año, lleva el mismo título de la banda y se alinea fielmente en el estilo de música electrónica de la época. Estilo que, pretendiendo transmutar al oyente hacia una nueva experiencia psíquica, intenta con sus pulsaciones una suerte de reacción interna y externa en el mismo, una amalgama de sensaciones "innerspace" y "outerspace" que le conduzcan hacia territorios de examen interior y de comunión colectiva en un cosmos alejado de su espacio más cercano. Lo que se persigue, en definitiva, es lograr que el receptor entre en trance, ese estado propiciado por un "medium" que trata de lograr efectos paranormales (y que tan bien consiguen las largas improvisaciones de los mejores Grateful Dead, por ejemplo), mediante la repetición sistemática de un ritmo que conduzca hacia un estado controlado de tensiones casi hipnóticas.

Nuestros protagonistas de Silver Apples, más conocidos en el ambiente neoyorquino de entonces como "The Simeon" y "The Taylor Drums", se sirven de un tejido instrumental que bien merece la pena reseñar en detalle. El primer módulo consiste en 9 osciladores de audio y 86 controles manuales. Los osciladores principales y los rítmicos son manejados con las manos, codos y rodillas, mientras que los osciladores graves son dirigidos desde los pies. "The Taylor Drums" aporta 13 tambores, 5 cimbeles más otros instrumentos de percusión. Danny Taylor, según se explica en el propio texto del disco, usa sus instrumentos de percusión siguiendo un sistema matemático de pulsación, creación propia, apto para concebir líneas ritmicas y melodías automáticas. La propia interacción rítmica y melódica de ambos módulos crea un sonido que evoca, según sus autores, la pura esencia de la música electrónica. Doy fe, como atento perceptor, que lo consiguen.

En el transcurso de los nueve temas que completan la grabación, Silver Apples, en el más exacto término, innova su propio sonido, y lo hace a través de un denso patrón de percusión, hipnóticas líneas graves y textos líricos de indudable belleza barroca, creando un tono rítmico que engancha al oyente sin misericordia alguna. Lírica que se vale tanto de composiciones propias como de textos poéticos de otros artistas (Stanley Warren y Eileen Lewellen); también de pasajes musicales que evocan las plegarias curativas de tribus indígenas americanas en la pieza "Dancing Gods", especie de danza ceremonial que rememora las súplicas de los indios navajos, invocación que, desde hace siglos, realizan para lograr la salud de sus miembros. Voces que recitan, no existe esencialmente una canción como tal, desde el concepto más primario del sonido como oscilación y fluctuación ("Oscillations"), hasta parajes donde la estética psicodélica toma carta de naturaleza en su misma estructura imaginaria, aventura y viaje ("Velvet Cave"), serenatas marinas ("Seagreen Serenades"), dedos de espuma ("Lovefingers")..., frecuencias radiofónicas alteradas (en "Program") junto a ambientes esotéricos, donde la idea de felicidad queda inapelablemente unida a extravagantes estados mentales ("Whirly-Bird", "Dust" o "Misty Mountain").


De los grupos hermanos mencionados junto a  Silver Apples, éste fue el único que tuvo cierta continuidad. En 1969 graban su también celebrado "Contact", el mismo año que la ciudad de Nueva York les encomienda la composición de un tema celebratorio del primer alunizaje humano ("Moon Tune"). Graban un nuevo album en 1970, aún inédito al no encontrar sello que lo publique, y desaparecen después hasta bien pasada la segunda década de los 90, en que editan nuevos discos (quizás el más conocido sea el que publican junto al Sonic Boom de Spectrum en 1998, "A Lake Of Teardrops"). Simeon Coxe III sigue en activo en la música, al frente de una revisionada Silver Apples. Dan Taylor falleció en 2005. Y si hablamos, para finalizar, de grupos hermanados, ¿por que no hacer una última referencia (a efectos meramente de seguimiento estilístico posterior) a Klaus Schulze, el músico que, según mi criterio, más se ha acercado y desarrollado los postulados electrónicos iniciados por la banda neoyorquina?. Pues queda dicho entonces.








6 ago 2014

PASEOS MUSICALES POR EL ESPACIO






"INTERSTELLAR OVERDRIVE, THE SHINDIG! GUIDE TO SPACEROCK"
Casi como quien no quiere la cosa, ya que la sección de LITERATURA de este blog está pensada para el comentario de libros "serios" leídos por el patrón de la casa, voy a incorporar hoy a la misma la referencia, y breve comentario, de algunas de las revistas musicales de cierta entidad que, por su extensión, contenido y calidad, merecerían el ser consideradas como LITERATURA MUSICAL; bien entendido, como dije al principio, que no se tratan exactamente de libros de tal género (tampoco de "obras menores"), en cuanto que su identificación "al uso" no debería permitir tal emparejamiento. Y le toca el privilegio de comenzar esta sección a la revista musical inglesa Shindig! que ha editado, hace pocos meses, un espectacular monográfico titulado "Interstellar Overdrive, The Shindig! Guide To Spacerock", exhaustivo (170 páginas en total)  y muy documentado estudio sobre uno de los géneros o estilos de música que, al que suscribe, más le apasiona. (Y mientras inicio el comentario, a modo de inspiración, suena el "Space Ritual" de Hawkwind en su "CollectorsEdtion" de 2007)

Sin atenerme exactamente al orden del propio contenido del monográfico, más bien guiándome por una suerte de "aleatoria influencia cósmica", indicaré al lector interesado que este "Interstellar Overdrive" parte de unos conceptos de conocimiento mínimos antes de entrar en harina. ¿Qué es el spacerock y cuales son sus antecedentes en el imaginario colectivo?...; la carrera espacial iniciada en la década de los 50 por las, entonces, dos super-potencias mundiales, y su posterior efecto en el rock´n´roll...; y a nivel musical,  las Bandas Sonoras Originales (BSO) de las principales películas de "ciencia-ficción"...; comentarios sobre una selección de discos que han tenido, aunque fuera tangencialmente, una conexión con este tipo de música, antes de entrar en la disección crítica de las canciones "Top 30" de este estilo, con mención especial al famosísimo "Telstar" de The Tornados (y a su genial productor Joe Meek). Referencia obligada a la célebre BBC Radiophonic Workshop (y su composición de referencia , "Dr.Who") , para antes de entrar en el propio apartado de grupos, hacer una breve reseña sobre un hecho que, en muchos casos, ha producido cierta confusión (y controversia) entre los aficionados, el llamado "spacerock" y la "psicodelia", sus encuentros y diferencias y, a modo de ejemplo, su influencia en grupos como Beatles, Rolling Stones, Byrds o el mismo Bowie.

En la parte, la más extensa evidentemente, dedicada a las bandas consideradas como arquetípicas de este estilo musical se hace mención inicial, y cuasi honorífica, a dos de ellas, Pink Floyd y Hawkwind. De la primera, conocido es que sus miembros, siempre que han tenido la oportunidad de hacerlo, han cuestionado profusamente su pertenencia a tal género (aunque no han podido evitar que el imaginario popular les haya agregado a tal estilo). De la segunda, por el contrario, sus componentes han hecho ( y siguen haciéndolo) un entusiasta panegírico de su consciente militancia en el mismo, y como premio a tal  manifiesta querencia, el monográfico premia al lector con unas hilarantes viñetas sobre la historia del grupo, además de un muy interesante y completo texto sobre las novelas, fanzines y producción gráfica que se han inspirado en el grupo de Ladbroke Grove. Y como bandas históricas, también ampliamente estudiadas en la obra, queda "espacio" (y mucho) para gente como Pink Fairies, y su estrecha relación y colaboración con Hawkwind, sobre todo en el intercambio que sus miembros realizaron en numerosas grabaciones y conciertos comunes; además de reseñar la imprescindible historia y hazañas de un portentoso grupo como Gong, mágica alianza entre Australia, Inglaterra y Francia (a la que no han sido jamás capaces de emular ninguno de sus más conspícuos representantes políticos). Una breve introducción, y no por ello menos interesante, a la vida y obra de Tim Blake, teclista original de Gong en su época dorada (y quizás el miembro más "conflictivo" de la misma), y un pormenorizado ensayo sobre las obras de Yes y Rush, y sus conexiones con el sub-género que podríamos calificar como "space-prog" (muchas veces también sinónimo de feliz mezcla), cerraría brillantemente la primera parte del monográfico.

Continúa la revista con un estimulante repaso a los grupos de distintos países que han aportado singulares representantes a este estilo y, como no podía ser de otra manera, Alemania se lleva la palma en este contexto geográfico. Ash Ra Temple, Amon Düül II, NEU!, Cluster y Harmonia caracterizan las mejores producciones musicales y apuestas estilísticas (incluyendo la imprescindible variante electrónica y experimental) de la categoría. Aparte de CAN, que no tiene un apartado intrínseco en la investigación del monográfico, pero que si es obligada referencia en muchas de las reconocidas influencias de grupos y artistas en este extenso ensayo, culmina el apartado teutón con un breve repaso titulado "10 Kosmische Klassics" que engloba a gente tan interesante como Popol Vuh, Guru Guru, Agitation Free, The Cosmic Jokers, Yatha Sidra, Tangerine Dream (y su imprescindible "Alpha Centauri"), A.R. & Machines y Sergius Golowin.

EEUU y Francia, mucho más los primeros evidentemente, son los siguientes países cosmonautas. El primero, en una fase inicial, con citas obligadas a la conocida como "Early American Electronica", con grupos seminales como Silver Apples (próxima entrada en la etiqueta MÚSICA), The United States Of America y Fifty Foot Hose. También primitivos exponentes de la mejor "spacerock" americana, no podían faltar las menciones al excelente Sun Ra, radicalizando su versión jazzística hacia paraísos extraterrestres, y George Clinton que, con sus aportaciones en Funkadelic y Parliament, introducen el dulzón sabor funky en este espacio sideral. Grupos americanos posteriores (mitad de la década del 70 en adelante), menos conocidos (no por ello indignos en su presencia), hacen acto de presencia. Chrome (del que se han reeditado recientemente sus primeras obras), Ra Can Row, ST 37, Architectural Metaphor (estos dos últimos mucho más contemporáneos), completan junto a Alien Planetscapes, la terna yanqui al monográfico. De Francia una única mención, quizá pobre al haber, seguro, mucho mayor campo de investigación. La del músico Richard Pinhas, inicialmente activista político en el París de 1968, y que cambia su quehacer hacia el campo musical, dando luz a muy interesantes composiciones contenidas en grupos como Schizo y, sobre todo,  Heldon.

No deja de contemplar la revista el movimiento de "free festivals" que en la época "thatcheriana" de mitad de los 80 agrupó en el Reino Unido a los últimos hippies de las Islas. Las celebraciones míticas del solsticio de verano en Stonehenge (y las primeras del festival de Glastonbury en su Worthy Farm de 1983) agrupan aquí, además de unos siempre rejuvenecidos Hawkwind, a grupos importantes como Ozric Tentacles y Omnia Opera, entre otros. Muy interesante el texto en este capítulo en cuanto refleja muy fielmente, no solamente la filosofía de comunidad y ayuda popular de los conocidos como "Peace Convoy", agrupaciones que incluían a los últimos "freaks" ingleses, sino también la incipiente actividad de mercados alternativos que los grupos participantes en los "free festivals" hacían con las grabaciones en cintas de sus producciones musicales. Movimiento que, dentro de su política "ultra-liberal" (esa que gusta tanto a los Aznar, Aguirre y demás ralea), ya se encargó de machacar y eliminar debidamente la baronesa Thatcher (tan amiga ella de Pinochet). Hecho aquí en falta, nunca se puede abarcar todo, una mínima referencia al insigne Julian Cope que, en gran medida. fue ejemplo durante esos años de una actividad personal, y musical, de retorno a un cierto paganismo primario para, como culminación, auto-proclamarse como sumo sacerdote de la comunión espacial con la naturaleza y el entorno rural.

Termina "Interstellar Overdrive" con un muy atractivo resumen sobre las bandas del "spacerock" de las últimas dos décadas y media. Tiempo y espacio para los imprescindibles Spacemen 3 y Sonic Boom (el Spiritualized de Jason Pierce sería para el autor una versión algo más comercial del género, aunque debo reconocer que obras como "Ladies And Gentlemen, We Are Floating In Space" son de las más representativas del estilo actualmente), Loop (asignatura pendiente, reconozco), Farflung, Litmus, The Heads o los, ya incorruptos, Hawklords. Y entre los calificados como "Space Cadets", nuevas apuestas como las de White Hills, Carlton Melton, Vibravoid y Sula Bassana/Electric Moon (escuela alemana), Astra, los japoneses Acid Mothers Temple, los escandinavos Oresund Space Collective y los galeses, predilectos de esta casa (y ya comentados en la misma) Sendelica.


Monográfico, este "Interstellar Overdrive" de la revista musical inglesa Shindig!, en definitiva, de muy recomendable adquisición y apasionante lectura. En inglés, eso si, pero sin problemas de comprensión para todo aquel que tenga un medio nivel en el idioma.




4 ago 2014

RAREZAS V. "MINIATURES", SEGUNDA PARTE.




"MINIATURES, A SEQUENCE OF FIFTY-ONE TINY MASTERPIECES EDITED BY MORGAN-FISHER"
Un error causado por la negligencia del corrector de texto de esta casa (que le ha costado la consiguiente y prescriptiva flagelación al calor del sol de Julio, justo en el innoble momento en que mayor concentración de moscas "cojoneras" hicieran su aparición), impidió terminar adecuadamente los dos últimos temas de la quinta banda correspondiente a  la cara A del "Miniatures, Rarezas IV, Parte Primera", publicado recientemente en este mismo blog.. Nos referimos al "The History Of Rock´N´Roll" de Andy Partridge (XTC) y al "Breather" de Phantom Captain. En el primero de ellos asistimos, sorprendidos, a un ejercicio de epítome musical, 20 segundos que abarcan los distintos y muy definidos estilos guitarreros que concretan las décadas de los años 50, 60, 70 e inicios de los 80. Impagable en su "minimalismo" expresivo, una genialidad propia del cantante y guitarra del grupo de Swindon. En el segundo, Phantom Captain, identificación artística de un grupo de teatro surrealista que se movía en el Londres de últimos de los años 70, la pieza nos alinea con un tipo de música que entonces se calificaba como "medioambiental y psiconecromántica" (?) , fascinante en su incomprensible significado. Y tomando carrerilla, al término de estos dos temas inexplicablemente olvidados, nos lanzamos por el trampolín de la cara B del disco, ensamblado por una idéntica estructura que organizara la cara A, 5 bandas con un total de 25 temas. Vamos pues con ellos.

Comenzamos con Ron Geesin y su tema "Enterbrain Exit". Poeta y músico multi-instrumentista, colaborador en algunas grabaciones míticas ("Atom Heart Mother" de Pink Floyd), nos deleita con un "spoken-word", acento del East-End londinense, culminándolo, para mayor asombro, con una suerte de vodevil guasón. Alejandro Viñao, reconocido compositor argentino, sigue con su "An Imaginary Orchestrina", resumiendo en un minuto una obra global, del mismo título, que tardó en componer un año completo; ejercicio multi-orquestal que se asemeja al repiqueteo de variados instrumentos y ecos. Fascinante, en cuanto supone una ruptura total con la estructura fundamentalmente musical de la compilación, nos enfrentamos a Quentin Crisp, especialista en narraciones "como ser vivo", alejados del convencionalismo propio del concepto textual de la literatura. Aquí, en su "Stop The Music For A Minute", se explaya a gusto relatando las maldades intrínsecas de la música. Coge la vez ahora Simon Desongher, uno de los ejemplos más nítidos de las excelencias de la "musique concrète", flautista y especialista también en tratamientos electrónicos de instrumentos acústicos, su "Tetrad" nos acerca al vuelo lineal de un murciélago en pleno mediodía. Sigue ahora Ralph Steadman, dibujante y diseñador de la portada de este "Miniatures", que debuta aquí como cantante, en plan puramente folk, con una oda al poeta inglés John Donne, interpretado por el propio Morgan Fisher en su destartalado y viejo harmonium. Y termina la primera banda con R. D. Laing y su hijo Adam. El primero, en la época de esta grabación, reconocido como uno de los más famosos psicólogos del mundo. Amante del free-jazz y devoto pianista. Su versión del "Tipperary", tema tradicional del folklore bélico anglo-irlandés (1ª Guerra Mundial), se asimila mucho más a las tonalidades armónicas propias de un "western-saloon-spaghetti" de Ennio Morricone, dicho queda.

La segunda banda inicia su recorrido con Trevor Wishart, entonces (1980) profesor de música electrónica y medio-ambiental de la Universidad de York, además de miembro en activo de la "Electro Acoustic Music Society". Su tema, "Beach Double", ejemplifica la cacofonía de instrumentos de viento y ecos inconexos, puro ejercicio que ensaya las posibilidades tonales del "final como principio", sin que quepa retorno armónico alguno. Acecha ahora la figura de John White, miembro de la "The Garden Furniture Music Ensemble", además de la "The Farewell Symphony Orchestra". Con estos antecedentes, que para los entendidos hablan de su querencia por la "música no-monumental", más otros menos extraños (colaborador con la Yehudi Menuhim School, con Gavin Bryars y Eno, además Director Musical del National Theatre...) nos ofrece en su "Scene De Ballet" un extracto de su "The Celestial Clock Factory", pieza al piano que parece marcar un timbre que se expande como ondas concéntricas. Excelente. Pasamos el turno a Ivor Cutler, conocido filósofo especializado en "música entimografista (?) y oblicua (!)". Colaborador en películas de Ken Russell, dibujante y caricaturista en diversos medios escritos. Su "spoken-word" "Brooch Boat", con tenebroso fondo musical marino,  corre más parejo al "te Deum" de una pieza sacra. Sobreviene a continuación Zazou, miembro del grupo francés ZNR (junto a Joseph Racaille, del que ya hablamos en la Primera Parte), también inspirador del movimiento "L´Esprit Nouveau", abogados de la "línea clara" musical, interpretadora de los conceptos de humildad y renuncia y su aplicación a la composición armónica. Su tema "Do Tell Us" experimenta con el llamado "wallpaper music", antecedente del posteriormente conocido, y comercializado, como "muzak music". Termina la segunda banda con Michael Bass & Ellen Tenenbaum (conocida "mezzo-soprano") y su extracto de una sonata de Bartok, "A Miniaturisation Of Bartok´s Sonate For 2 Pianos & Percussion (3rd Movement)"

Llegamos prácticamente a la mitad de la grabación de esta cara B con la tercera banda que se inicia con un tema del famoso batería de The Pretenders, Martin Chambers. Su "A Swift One" está dedicado al vuelo del vencejo común acompañado de su inigualable percusión. Bob Cobbing y Henri Chopin (este último presuntamente emparentado con el famoso compositor clásico); son dos poetas alineados a la corriente "no verbal" los que nos acompañan seguidamente. Su "Refreshment Break" es una oda literalmente "masticada" en homenaje al poeta francés Rabelais, y su final "j´ai bien mangé" (para quien le interese) lo suelo emplear como frase estrambótica después de haber satisfecho un buen condumio, cosas mías...Nos toca ahora una de las mejores piezas de la recopilación, el gran Dave Vanian de The Dammed y su "Night Touch", poema recitado al socorro nocturno del mejor Poe, maravillosamente macabro. Termina la tercera banda con Metabolist, muy desconocido grupo experimental británico que se da a conocer en "Enovations", antiguo magazine de los fans del ex teclista y compositor de Roxy Music. Su "Racing Poodles" es una pieza "dance" donde el caos y el ruido tienen ecos no tan lejanos a gente como Can, Gong y Magma.

Y comienza la cuarta banda con el grandísimo Gavin Bryars, autor de la obra maestra titulada "The Sinking Of The Titanic" (de la que espero hablar en un próximo (?) futuro). Aquí, con su tema "After Mendelssohn (137 Years)", se sirve al piano de sus propias manos (¡cómo no!), más las del anteriormente mencionado John White, para homenajear al compositor alemán. Muy buena. Nos adentramos con 1/2 Japanese en uno de los más conocidos grupos americanos de música rock de vanguardia. Los hermanos Fair (David y Jad) y Dreyfuss (John y Rucky) estimulan nuestros tímpanos con una versión caótica del "Paint It Black" de los Rolling Stones. Entra, seguidamente, otra banda digna de auténticos "gourmets" musicales, la famosa The Penguin Cafe Orchestra, y aquí presentamos a uno de sus miembros, Simon Jeffes, que con su "Arthur´s Treat", trata en formato de cuarteto de cuerda la pieza quizás más convencionalmente clásica de toda la compilación. Suena el toque de corneta a continuación, como si se tratara de una "diana cuartelera", para dar entrada a Mark Perry, editor en su tiempo del magazine punk "Sniffing Glue". Su versión del tema dylaniano "Talking World War III" es un ejercicio donde los estilos free-jazz y punk le llevan por caminos de total ruptura atonal. Finaliza la cuarta banda con el tema "89, 90, 91, 92", atribuida al gran compositor contemporáneo inglés Michael Nyman, realmente una de las joyas de toda la grabación. Pieza que utiliza, con una maravillosa secuencia de escalas armónicas, las cuatro últimas biografías que compuso para la película "The Fall", dirigida por Peter Greenaway ese mismo año 1980.

¿Cansados de tanta lectura, quizás un punto exhaustos de tanta información concentrada?; no se preocupen que ya comenzamos la quinta y última banda de la grabación, y lo hacemos de la mano del gran David Cunningham, miembro originario de los fabulosos Flying Lizzards (otro grupo del que tendremos que hablar). Su "Index Of Ends" no llega, desde luego, a sus célebres versiones de "Summertime Blues" o "Money", pero sí desarrolla sus más conocidas apuestas por el movimiento "non-musicality", breve e interesante. Y proseguimos con otro grande. ¿Quién desconoce a Kevin Coyne, tanto en su etapa en Siren como artista en solitario?. Pintor e ilustrador en muchas de las portadas de sus propios discos, en el momento de este su tema, "James, Mark & Me (In The Manner Of Tom Waits)", estaba colaborando con Robert Wyatt, de quien también hablamos en la primera parte. Aquí su participación pretende una suerte de ofrenda al escritor Joyce y al pintor expresionista Rothko. Magnífico. Prolongamos nuestro gozo con otra de las maravillas de la compilación, el tema "Hep" del grupo "avant-garde" francés Etron Fou Leloublan, uno de los participantes más destacados del mencionado (Primera Parte) festival de Reims. Una pieza de pulso "free-electronic" y gran percusión, digna de múltiples y exasperantes escuchas. Las dos últimas grabaciones nos sirven para presentar a Neil Oram, Ken Campbell & "The Science Fiction Theatre Of Liverpool" y a Pete Seeger. Los primeros impartiendo un curso acelerado de "spoken-word" en su "The Minute Warp", composición que en su momento trataba de aplicar musicalmente la "investigación sobre las filosofías y terapias de la Verdad" (?), el segundo, con su "Chorale From Beethoven´s 9th Symphony", afronta al dobro el fragmento de la misma conocido como "Song Of Joy", una versión que fue inicialmente grabada por el bardo americano en 1955 en su "The Goofin-Off Suite", una curiosa y atrevida, entonces, apuesta musical que pretendía desarrollar popularmente las ideas de esperanza y optimismo.


Para todos aquellos amantes de la música en general, rebeldes al estancamiento de estilos y abiertos a nuevas formas de experimentación, este "Miniatures" debería ser un disco de obligada referencia. Además, como todas las buenas compilaciones, ofrece al oyente interesado muy valiosa información que le valdrá, sin duda, para ahondar en sus conocimientos y profundizar en sus preferencias. No dejen de oírlo, si tienen ocasión de ello. Servidor, después de la paliza de recopilación, traducción y comentario de obra tan compleja, se encuentra algo extenuado pero feliz, eso sí, y con la confianza de que el esfuerzo empleado ha merecido la pena. Me espera un apetecible "gin-tonic" como premio a tan ígnea labor.


Nota: para los más interesados en esta iniciativa de Morgan-Fisher, comentar que existen otras dos grabaciones: "Miniatures 2, 1994" y "Miniatures 1 + 2, 1980-2000" (en vinilo las dos), más una recopilación en CD  de ambas, editada en 2008.