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1 jun 2016

UN DÍA EN LA VIDA DE JOE HENDRIK PEROTTI


WEATHER REPORT                          "MYSTERIOUS TRAVELLER"
Pasen y vean (pasen y lean, mejor dicho...), cómo Joe Hendrik Perotti se precipitó sin gran dificultad por el abismo de un cartel pegado a un muro. El quería ser escritor y contarles, (si me lo permiten yo lo haré por él, ya que desgraciadamente Joe se ha largado sin avisar), los hechos que ocurrieron hasta poco tiempo antes de que desapareciera. Había quedado en acompañar a su hermano al médico una mañana cualquiera (no importa el motivo, bueno..., algo relacionado con un problema en uno de sus ojos) y cuando terminó la consulta su hermano le encargó que se quedara con su coche, un flamante Volvo V60 Wagon, justo un día más hasta que se recuperara totalmente de los efectos de una sequedad ocular que le impedía conducir. A eso de las 3 y media de esa misma tarde pudo más la tentación que la prudencia y JHP se hizo al volante del Volvo y condujo unos 30 kilómetros por la A6 hacia el noroeste, dirección Torrelodones, antes de parar muy cerca del Casino de Madrid, valla a valla con los "19 días y 500 noches" de Joaquín Sabina. Menciono esa canción porque estaba incluida en el CD que encontraron en el Volvo, junto a otros tantos temas grabados en alguna fecha inconcreta de septiembre de 2006, así aparecía en el listado mecanografiado de los 15 cortes que figuraban en el reverso del plástico. La idea original que JHP tenía en mente la misma mañana de su mutis era la de escribir sobre Weather Report y también sobre los Weatherman.

Lo se porque un día antes yo mismo había estado paseando con él por Vallekas, después de acordar con la inkilina de turno el desalojo de un piso de su propiedad, y de improviso lo comentó. Me dijo que antes de llegar a la cita, entre la esquina de la Avenida de la Albufera y la calle Sierra del Cadí,  se había parado para contemplar en una columna un cartel que convocaba al X Congreso del PCPE para los próximos días 10, 11 y 12 de Junio. El eslogan de la cita, según me confesó, llamó poderosamente su atención. Decía: "FORTALECER EL PARTIDO. ORGANIZAR LA REVOLUCIÓN". La REVOLUCIÓN..., ¡coño, si todo es tan sencillo como creer en esa palabra!, me comentó que pensó sin apenas desviar la mirada del muro, te das cuenta, la idea de la acción revolucionaria se abre paso ante nosotros como una maravillosa posibilidad. Repentinamente, debo confesar que enervado por la emoción de lo que yo imaginaba como futuras e interminables sesiones de amor libre,  le ratifiqué mi opinión favorable a esa mágica palabra. REVOLUCIÓN. ¡Qué bien suena, joder!, confesé. Fue entonces cuando me habló de los Weatherman y de Weather Report.

El 11 de marzo de 1975 Genesis presentaban en Madrid su "The Lamb Lies Down In Broadway" y poco antes de las 9 y media de la noche, mientras JHP se dirigía a su silla de tijera alineada junto a las primeras filas del auditorio, recordó cómo sonaba por los grandes altavoces del recinto el "Scarlet Woman". El saxo soprano de Wayne Shorter amagaba sus suaves aristas en una atmósfera aun extrañamente iluminada por los focos del pabellón. Los teclados de Joseph Zawinul y el bajo de Alphonso Johnson andaban a tientas, marcando al unísono un lento y somnoliento peregrinaje hacia la cueva del oyente. Esa fueron las primeras frases que JHP escribió en algún lugar sobre el "Mysterious Traveller" de Weather Report. Dias antes del concierto, seguía anotando, había terminado la lectura del "Weatherman" de Jacob Harolds y, con la curiosidad de un recién iluminado, saqué de la estantería el "Bringing It All Back Home" de Bob Dylan y puse en el tocadiscos el primer corte de la cara A, "Subterranean Homesick Blues". Había descubierto que una de las frases contenida en la canción, "You don´t need a weatherman to know which way the wind blows", fue el detonante lírico del que tomaron su nombre los activistas revolucionarios americanos.

Mencionaba también cómo el sonido de la excitación del público presente en el concierto de Madrid le había trasladado a ese mismo instante vivido felizmente años atrás, cuando en el "Nubian Sundance" una emocionada y múltiple voz de espectadores celebraban el gol al universo, la totalidad y el vacío generados  por el piano y el sintetizador de Zawinul  ocurrían en el mismo momento en que Peter Gabriel intentaba girar por el escenario disfrazado como un genízaro;  los coros femeninos y la percusión de Dom Um Romao funcionaban como un rallador eléctrico de queso, sus acordes cayendo pausadamente en un lecho oscuro y fluido. La música de "American Tango" era un lenguaje anterior a la lengua patriarcal, los instrumentos de los miembros de Weather Report galopan por sí solos,  sin dirección visible, y parece que se encaminaban automáticamente hacia las chatarras espaciales que Stanley Kubrick dejó flotando cerca del extraño monolito lunar. Ignoro si exageraba o no JHP cuando escribía que los bucles del bajo de Alphonso Johnson (su primera intervención con Weather Report como futuro sustituto de Miroslav Vitous, indicaba a pie de página) actualizaban la doctrina de un Nuevo Concilio De Trento Para Un Moderno Jazz-Rock-Fusión Del Siglo XX, y tal acontecimiento ocurría  en el transcurso del "Cucumber Slumber", más de ocho minutos, continuaba diciendo, en los que el último Dios conocido quedaba depuesto, el saxo de Wayne y el piano eléctrico de Josef coronaban al Pepino Aletargado como nuevo Maestro de la Creación Fallida. La sentencia me parece, siempre que vuelvo a ella, un tanto forzada.


A partir de entonces JHP comienza a introducir en su texto alusiones a los Weathermen, primero en sus conexiones musicales, recordando la génesis de su denominación en el mencionado "Subterranean Homesick Blues" de Dylan (que liga con una mención a un "Lay, Lady, Lay" que los activistas políticos utilizaron para ridiculizar al Fiscal del Distrito de Chicago, un tal Richard Elrod,  por su actuación durante los famosos "Days of Rage" de octubre de 1968 en la "Ciudad del Viento"), para seguir a continuación con su "George Jackson", denunciando el asesinato del destacado militante de los Black Panther Party en la prisión estatal de San Quintín, origen de la rebelión posterior en la prisión neoyorquina de Attica en 1971. Habla también con emoción del tema "Diana" del "Sunfighter" de Paul Kantner y Grace Slick, compuesto en homenaje a Diana Oughton, uno de los tres miembros de los Weathermen muertos en el Village neoyorquino a causa de una detonación fortuita mientras manipulaba un artefacto explosivo en marzo de 1970. A uno de los activistas fallecido en ese momento, Terry Robbins (reconocido seguidor entonces de la música de The Beatles, Dylan y Barbara Streissand), le dedica JHP quizás su mejor comentario, un simulacro de la última frase que Diana pudiera dirigir a Terry y Ted Gold (el tercer hombre) momentos antes de la explosión: "por un segundo inmóvil me ofreció Ted su mano y en ella ya había pequeños granos de incendio sobre el fuego". Como mención de pasada, JHP relata igualmente la huida de Timothy Leary de la California Men´s Colony Prison ayudado por los Weathermen.

Si viniera por una vez la muerte..., continuaba el texto de JHP en el siguiente párrafo, evocadme entre las teclas del Rhodes de Joe Zawinul en "Mysterious Traveller", tema con el que se abre la cara B del disco. Comienza, añadía, con un latido de teclados y percusión que yo se que no eran los míos, ahora me doy cuenta que pertenecían a una escolanía derrotada, que ensayaba allá donde mi colección de cactus ya supura el olvido del desierto, en un lugar de mi cableado interior que es muy difícil de localizar, incluso para mí mismo. El grito postrero del saxo (de Wayne Shorter en esta pieza), continuaba,  puso mis pies sobre el suelo húmedo de madera, me acababa de despertar después de padecer un sueño matemático, una narcosis que el mismo Wayne se encargaba en "Blackthorn Rose" de desmenuzar número a número, soplando desde sus labios un arsenal de acordes que no conseguía calcular, se desprendía de sus palabras que tan alta volaba la melodía en su mente

El tema final de este "Mysterious Traveller" de Weather Report, "Jungle Book", que JHP calificaba como fantástico ejercicio de preciosismo instrumental de Zawinul  (salvo la percusión de Dom Um Romao, Josef se convierte en el único protagonista de la pieza), merece los únicos calificativos meramente técnicos que se dan en el texto que les comento. Allí JHP hablaba de la incorporación de la tamboura, de la macarina y de otros elementos de percusión tribal que reforzaban la influencia de la música oriental y la onda experimental en la que la banda se encontraba al grabarse el disco en 1975. Los instrumentos de viento, en esta ocasión a cargo de Don Ashworth, llegan al oyente (papel que nunca ha dejado de interpretar en el texto el mismo JHP) como un arrullo desinfectado en autoclave, el perfume de una espalda femenina al salir de una ducha de cometas. Es este el impecable remate, agradezco que la siguiente frase la apunten a mi propia cosecha,  para un viaje sin vuelta hacia territorios de los que se prefiere no regresar, una geografía  por la que JHP estaba, sin yo saberlo, acostumbrado a peregrinar.

Un día después de la desaparición de JHP, concretamente la mañana del 9 de junio, una Brigada de la Comisaría General de la Policia Científica se presentó en el Depósito Municipal de Vehículos de Collado-Villalba, lugar al que habían trasladado el flamante Volvo V60 Wagon de color azul perla metalizado. La funcionaria Bienvenida Mahou Clásica realizó una exhaustiva inspección del coche y concluyó, antes de redactar el informe preceptivo, la no existencia de ninguna huella digital que pudiera pertenecer a JHP, la falta de cualquier rastro humano tanto en el interior como en el exterior del vehículo inspeccionado encendieron además las alarmas para alimentar cualquier tipo de suposiciones. El mismo hermano de JHP no dio señales de vida cuando intentaron avisarle para hacerse cargo del VV60W. Su paradero era desconocido incluso para su perro Golem, un encantador cruce de corgi y dálmata del que tuvieron que hacerse cargo los vecinos. Como bien supondrán me frieron a preguntas como posible testigo de tan extraña evanescencia. Lo único que se me ocurrió contestarles, nada más que para salir del paso, es que investigaran sobre las fechas de la convocatoria del X Congreso del PCPE. Allí estaría, presumiblemente, alguna de las claves.













7 comentarios:

  1. Absolutamente maravilloso Javier, me quedo con la funcionaria Bienvenida Mahou Clásica...y eso que no soy de Genesis yo.
    Un abrazo.

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    1. Una neska fresquita la Bienvenida Mahou. Tienes que meterte en Genesis Addi, por lo menos en su primera época con Gabriel.
      Abrazos,
      Javier.

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  2. me flipan los textos de este blog. joder. no soy muy de los weather pero despues de leer la historia yla reseña me han dejado la sensación no sólo de que me perdido algo sino que bajo pena de muerte no puedo dejar pasar más tiempo sin escucharlo y con ello me cae una pequeña luz de tu magisterio

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    1. Tampoco es para tanto Bernardo, lo digo por lo de la pena de muerte. A mí estos WR me parecen realmente fascinantes. Solo a nivel de innovación y virtuosismo instrumental son uno de los mejores grupos de jazz contemporáneo.
      Gracias por tus palabras y saludos,
      Javier.

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  3. Como dice el amigo Bernardo, tus textos son flipantes, Javier. No acabo de conectar del todo con Weather Report, quizá porque lo comparo con los discos de Miles Davis en los que intervinieron Zawinul y Shorter, absolutamente superiores a cualquier cosa. Disfruto no obstante del elepé del que hablas incluso de obras posteriores como "Black Market" o "Heavy Weather". Joder, el PCPE, para ellos hasta comunistas como yo somos unos vendidos. Siempre hay alguien más a la izquierda o más radical, ya sabes.

    Abrazos, camarada y maestro.

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    1. Reconozco el gran papel de Zawinul y Shorter con Miles, también las obras de Wayne en solitario, muchas de ellas magníficas. En WR ambos músicos brillan en otra esfera, y lo hacen muy alto como bien sabes. WR son para mí un grupo muy muy favorito. Lo del PCPE, estuve husmeando por su página web y pufff, madre mía, que peña.
      Abrazos,
      Javier.

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  4. Me pasa como a Bernardo, tampoco era mucho pero después de leerlo siento que me he dejado algo por el camino que hay que recuperar. Abrazos.

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