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28 feb 2019

MELODY MAKER



HÜSKER DÜ                            "CANDY APPLE GREY"
Nunca deberían considerarse como apropiadas para la lírica aquellas horas en las que la antesala nocturna las colma con cualquier estimulante, en teoría no deberían serlo, además nadie en su sano juicio recomendaría un allegro molto vivace de tal naturaleza (ni siquiera me había molestado en indagar sobre los posibles efectos del venidero colapso mental), pero en aquel momento supe que el riesgo de la locura era inevitable, iba a producirse algo semejante a un izado brusco del telón cerebral, ¿cuando?, aun no lo sabía, en dos o tres horas a lo sumo. La tarde giraba entonces alrededor de una luna color mostaza, así me lo hizo saber un Mozart acelerado en sus "Hostias et Preces" del "Requiem", ocurrió en esa misma mañana, mientras contaba sus últimas monedas de plata en el gabinete de la emperatriz María Teresa. Así es que, por un instante, decidí abandonar a su suerte a la dama de Shalott, recuerdo que se palpaba los cabellos de oro mientras comparaba su extensión con los hilos de la rueca antigua, y allí estaba ella, enclaustrada en la torre que algunos insistían estar orientada hacia el castillo de Camelot. La escena tuvo lugar justo antes de partir de su isla en busca de una libertad tanto tiempo ajena (alimentada, he de decir, por poemas y sombras de Tennyson). Se produjo entonces su mirada deslumbrante y fue cuando decidí probar los hongos eléctricos de Hüsker Dü

Meterse de lleno en Hüsker Dü requiere de un entrenamiento previo, incluso cuando se ha pasado tiempo sin probar, conviene dosificarlo adecuadamente. Puede que sea este el consejo más oportuno, recomendable sobre todo para personas como las que les habla, de cierta edad ya, para las que le resulta, triste evidencia, comprobar cómo su organismo no funciona de la misma manera que lo hacía en aquella primera mitad de la década de los ochenta, cuando descubrió a la banda de Saint Paul, Minnesota. Recuerdo entonces que mi stock de células cerebrales superaba ampliamente los doscientos mil millones, corrían desbocadas por los neurotransmisores, no sabía qué hacer con tantas, era un agobio intentar satisfacerlas a todas. Ahora es distinto, por el camino se han ido perdiendo unas cuantas, las más aguerridas, las más bizarras. Pero en fin, todo este preámbulo no debería servir más que para decirles que hice caso omiso de las recomendaciones más prudentes y me lancé de lleno a un consumo desmedido e irresponsable. Una primera dosis con el "Land Speed Record" (SST, 1981) a toda tralla, hardcore genuino cosechado en la época más oscura de Ronald Reagan, seguido de un doble pildorazo de "Zen Arcade" (SST, 1984) y, para mitigar el posterior efecto depresor, unos rebujitos de "New Day Rising" y "Flip Your Wig" (SST, 1985).

Me encontraba además seriamente afectado por la visión de "30 días de oscuridad", una película de David Slade en la que el actor Danny Huston interpreta a un genial jefe de vampiros. Su palidez, su largo y raído abrigo negro, los dientes de sierra enmarcados en una boca plenitud de sangre, los horribles ojos negros sin apenas iris, hablando en un idioma que parecía escandinavo, o más bien gótico, muy antiguo, me cautivaron. Hüsker Dü?. ¿Recuerdas, aquellas secuencias en las que gira lentamente la cabeza calva y observa el cielo de una interminable noche blanca, como si quisiera olfatear la posible presencia de sus víctimas, escondidas en la torre de un edificio de madera, enclaustradas igual que la dama de Shalott?. Intenté encontrar algunas conexiones entre el pictograma de Hüsker Dü, un círculo cruzado por gruesos trazos horizontales y un eje central común, y las más conocidas pìnturas de Britten y Waterhouse sobre la dama y las tenebrosas imágenes del vampiro. Tres líneas en el círculo, otras tres en las impostas de un puente oscuro, tres velas alumbran un crucifijo en la barca que lleva a Shalott al encuentro con Lancelot, sus ojos perdidos en otra pintura, el pie de un samovar repujado mostrando las patas de un felino coronadas por una efigie muy semejante a la figura del vampiro jefe. ¿Puede participar una de las bandas más carismáticas del hardcore americano de algún remoto antecedente con las leyendas artúricas, también con las figuras mitológicas que mejor han representado la muerte y la oscuridad?

En esta situación me hallaba cuando empecé a tomar notas sobre la formación de Saint Paul, lástima no encontrar entre sus calles las hermosas ruinas reflejo de la decadencia industrial y urbana de ciudades como Detroit, no tan lejanas, pero escuchen, largémosnos ahora hacia los algoritmos de Edward Hopper, concretamente hacia los alrededores del club First Avenue del 701 First Avenue North esquina con la 7th Street. El 27 de Noviembre de 1987 se celebraba el Día de Acción de Gracias y a las 2 de la tarde lo único que permanecía abierto a la redonda era un restaurante de comida griega. Bob Mould está situado al volante de un diminuto Chevrolet Chevette del 80 aparcado enfrente del club. A su lado se encuentran Steve McClellan y Jack Meyers, dueño y gestor de los conciertos del local. Bob comparte con ellos una tosta ya fría de moussaka mientras les habla de la insostenible situación de la banda en ese momento, él ha conseguido dejar su adicción al alcohol pero Grant Hart está cada vez más enganchado al caballo, su dependencia está creando serias disputas entre ambos, a Greg Norton parece que se la suda y ya tiene tomada la decisión de echar a Grant del grupo cuando terminen la gira de ese año, al término del concierto en el Blue Note de Columbia, Missouri. Un silencio incómodo se adueña entonces entre los tres protagonistas. Bob mira por la ventana y observa a un mendigo apoyado en las antiguas cocheras de Greyhound.

Debería hablar ahora del estilo y de la corriente hardcore punk que recorre los EEUU desde los finales años 70 hasta nuestros días (con denominaciones más actualizadas), pero temo aburrirles con una extensa exposición de este apasionante fenómeno, prefiero limitar su contenido a unas pocas bandas embrionarias y a las principales ciudades que las dan cobijo. El eje Washington DC y Nueva York, por un lado, con bandas como Bad Brains y Minor Threat, Los Ángeles y San Francisco, por otro, con Black Flag y Dead Kennedys. Francotiradores desperdigados, favoritos todos ellos, como Dwarves en Chicago, Poison Idea en Portland o Tad en Seattle, se unen ahora y dan la bienvenida a la formación estrella protagonista, Hüsker Dü. Las conocidas como Ciudades Gemelas, Minneapolis-Saint Paul,  son su cuna y sede, allí curiosamente se concentra una gran parte del negocio de distribución, incluida la de la industria discográfica. Pero si hay una banda que resume las referencias más estrechas con Hüsker Dü esos son los Ramones. El estilo musical de los de Queens harán profunda mella en Mould, Hart y Norton. Riffs de guitarras cortantes, bajos redoblando las escalas de las guitarras y baterías aceleradas, voces ensambladas con un ritmo frenético y canciones cortas, sin alcanzar casi nunca los tres minutos de duración.

La evolución del estilo de Hüsker Dü es un claro trasunto de desarrollo melódico. Desde sus orígenes claramente punk-harcore en las primeras obras "Land Speed Record"  y "Everything Falls Apart" (Reflex Rcds, 1983), en su siguiente EP, "Metal Circus" (SST Rcds, 1983), ya incorporan la idea del tratamiento de la melodía como un valor que les sirva para poder diferenciarse con lo producido en sus primeros años (el sonido extremo disimulaba entonces sus carencias instrumentales), una necesidad, en definitiva, de la que siempre fueron conscientes, la de apartarse paulatinamente de los parámetros de un estilo que les podría venir demasiado estrecho. La voz más agradable de Hart se acopla perfectamente a la melodía en un tema como "It´s No Funny Anymore", y este hecho propicia y facilita su amplia exposición entre las innumerables radios de los campus universitarios americanos, a la larga base principal de los seguidores de la banda. En los trabajos posteriores con el sello SST Records de su amigo Greg Ginn  (Black Flag), "Zen Arcade" (aquí se encuentran interesantísimos y largos desarrollos instrumentales como "Reoccurring Dreams" que, lamentablemente, no explorarán más adelante), "New Day Rising" y "Flip Your Wig", siguen esa trayectoria, incorporar elementos melódicos sin dejar de lado la contundencia propia del estilo hardcore, música furiosa adornada con vuelos de mariposa. El dúo Mould & Hart han dado con la tecla perfecta para hacer de los Huskers una banda de referencia al poco tiempo de su creación.

"Candy Apple Grey" comienza con "Crystal", un relámpago metálico anuncia un torrente de emociones, el redoble de la batería de Hart da entrada a un Mould relatando experiencias que abogan por rebajar la presión de un personaje desconocido, pero la intensidad instrumental y la propia voz de Mould, cáustica en su fuerza, impiden cualquier atisbo de tregua. En "Don´t Want To Know If You Are Lonely" la estructura compositiva permanece, aristas instrumentales acompañadas de textos  donde se muestra despego hacia lo observado, el relator parece curado contra cualquier atisbo de compasión humana. "I Don´t Know For Sure" expresa el conformismo con la falta de criterio del relator, "I never get confused ´cause I dont really know / So I´m happy and so what", al final las mismas palabras parecen no tener sentido, "And words are never proper words". En "Sorry Somehow", el tempo de la canción se ralentiza un tanto, como en el resto de las composiciones de Hart (y esta es una de ellas) su voz, más suave, facilita que el tema adquiera un cariz más melodioso, sin que por ello se resienta la aspereza de la guitarra de Mould. "Too Far Down" cierra la cara A y tiene tintes de balada desolada. El comienzo, un arpegio de cuerdas, da entrada a una guitarra acústica que domina toda la canción. La voz de Mould , acompasada al ritmo sosegado del tema, relata un agudo caso de depresión, dejando abierta la posibilidad del suicidio como última salida.

"Hardly Getting Over It" da comienzo a la cara B. Otra balada acústica de Mould, la melodía seguramente desquiciaría a los primeros seguidores más radicales de la banda, y no es para menos. Hay una sorprendente delicadeza en la instrumentación, las cuerdas rasgan suavemente la madera, la base rítmica se mece en un precioso arrullo, en el puente, los teclados otorgan al tema una cadencia especialmente lograda, bellísima, la lírica, sigue a piñon fijo con la idea de la desolación. En "Dead Set Of Destruction" Hart toma de nuevo la batuta para relatar los efectos emocionales de un huracán, el protagonista no cree poder soportar el aislamiento que tal situación le produce, la guitarra de Mould traza líneas limpias, el bajo de Norton apuntala certeramente la melodía. "Eiffel Tower High" pretende retomar el vuelo hardcore, pero pareciera como si la atmósfera del disco ya se hubiera decantado por el embrujo de la melodía, las voces a capella de Mould y Hart contribuyen a reforzar ese sonido general de apaciguamiento que parece flotar al irse acercando el final del disco. "No Promise Have I Made" afianza esa última conclusión. El piano y la voz de Hart marcan una pauta de quejido aparentemente sosegado, a la espera de que, durante un puente de cuerdas arrastradas, estalle la melodía. No hay tal. "All This I´ve Done For You" cierra el disco y vuelve el hardcore con toda su pretendida fuerza pero la atmósfera ya está dominada por la melodía, la voz de Mould declama: "I guess it matters just to you/ All this I´ve done for you", en el mismo título de la canción puede que se encuentre la clave.


"Candy Apple Grey", grabado en los Nicollet Studios de Minneapolis (sede también de las oficinas de la banda en aquellos años 80), fue publicado en Marzo de 1986 y editado por Warner Bros, un aparente salto cualitativo firmar con una major que, no cabe duda, mejoró la pobre distribución que de la obra anterior de la banda estaba haciendo el sello SST, incrementando además su popularidad a nivel internacional. La recepción de la crítica y del público fue buena y aunque fue profusamente radiado por las emisoras de radio, no consiguió llegar más lejos del puesto 140 de la Billboard Top 200. Hüsker Dü es una de las bandas prototipo de la evolución del hardcore con base punk hacia el rock alternativo y el posterior estilo indie, su influencia por ello está ampliamente reconocida. Escuchando estos últimos días la discografía del grupo, y especialmente este "Candy Apple Grey", me ha retrotraído a la escuela Ramones, influencia declarada en numerosas ocasiones por los miembros de la formación, y, sobre todo, al muro de sonido spectoriano. En muchas de sus canciones esa sensación es patente, el ambiente creado por las capas de guitarra superpuestas de Mould, el gran artífice instrumental de Hüsker Dü (acompañado por una base rítmica nada desechable, digámoslo en honor de Hart y Norton), logra que sus ecos reverberen pujantes en las neuronas del oyente, recupere sensaciones olvidadas sin necesidad de acudir a aquellos estimulantes de los que hablábamos al principio. Las horas de la antesala nocturna se convierten entonces en un inesperado festival, les invito a que entren y comprueben por ustedes mismos los resultados.







6 comentarios:

  1. Gran disección del disco, Javier. Esta claro que "Hüsker Dü es una de las bandas prototipo de la evolución del hardcore con base punk hacia el rock alternativo y el posterior estilo indie, su influencia por ello está ampliamente reconocida". Quizá su obra maestra sea "Zen Arcade", pero la personalidad de "Candy Apple Grey" y el impacto de su sonido en tantas bandas hacen de él un peligroso competidor.

    Un abrazo.

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    1. Si, desde luego, el "Zen Arcade" lo tiene todo, además de una extensión adecuada, nunca se hace largo, algo que no consiguen todos los dobles Lps. "Candy" es más intimista, la banda interioriza sus fobias y filias de una manera muy acertada. Tengo desde hace tiempo una acentuada predilección por esta banda.
      Abrazos,
      Javier.

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  2. No recordaba (o nunca supe) el significado de "Husker du", y me parece muy atinada esa relación entre el hardcore y las tribus norteñas. Poco más puedo decir porque tengo un problema de incompatibilidad con ese estilo, pero desde luego fue una de las bandas más representativas.

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    1. Hüsker Dü viene a significar en noruego y danés algo parecido a "¿cómo te encuentras tu?". La relación artúrica y la historia vampiresca son fruto de mis últimas lecturas y visiones cinematográficas, cogidas al vuelo, para completar una historia que tiene mucho que ver con el argumento del disco. Soy un gran seguidor de este estilo, puede que alguna cosa más caiga.
      Gracias y saludos,
      Javier.

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  3. Cuando se ponen en plan hardcore me cuesta más digerir a "Hüsker Dü". El señor Mould me parece que se lo curra muy bien con sus capas de guitarras. Aprovechando esta magnífica crónica me he hecho con el "Candy Apple Grey". Aquí algunas canciones me recuerdan un poco a Los Ramones, como bien comentas, y estas si que me gustan más.

    Saludossssss

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  4. Si, la influencia Ramones es clara en la obra de Hüsker Dü, tanto en su época primera, más radical hardcore, como en la segunda, donde la melodía ya se nota que ha tomado carta de naturaleza en buena parte de sus composiciones.
    Saludos y gracias,
    Javier.

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