13 jun 2025

TOWNES VAN ZANDT: "FLYIN´SHOES" (1978)

 


"La cabaña de Franklin era un lugar muy apacible, estábamos rodeados de árboles, con una colina rocosa que había sido el límite del condado. Entre nuestra casa y las otras cercanas teníamos una enorme plantación de tabaco. Las habitaciones daban ambas al porche de la entrada. Cuando marchaba a actuar, Cindy se quedaba sola, pero pronto hizo buenas migas con una mujer que tenía una granja con caballos. El dinero no entraba en casa, de manera que íbamos a cazar tortugas gigantes para hacer sopa. A menudo salíamos a cortar leña para venderla" (1)

 Abierta la ventana principal de la cabaña, Townes se muestra medio oculto, como sin ganas de salir, la mano derecha sobre el pollete lo denuncia. Teme quizás la aparición de Sussana Clark, la siguiente sombra en la escena, la trasera boca negra de la muerte sirve de fondo. Postrada voluntariamente en su cama durante quince años seguidos, ella, Sussana, su alma gemela, pretende honrar de esta manera la figura del músico fallecido el primer día del año 1997.

Enfrente mío estuvo la siguiente fotografía que les presento, la de Al Clayton. Townes Van Zandt parecía ensayar alguna canción junto a sus intimos amigos, la pareja formada por Guy y la misma Susanna Clark en ese otro porche de su casa del East Nashville, Tennessee. La imagen en blanco y negro de los músicos en el salvapantallas del ordenador se mantuvo allí cerca de un año, quizá algo más de tiempo, anclada en una suerte de perpetuidad pasajera. Les acompañaba en la fotografía Daniel Antopolsky, también músico por entonces, aquel amigo que salvara la vida a Townes con ocasión de una sobredosis, presente también en mejores momentos, cuando el artista tejano compuso una de sus canciones más emblemáticas, más legendarias, "Pancho And Lefty". 

La fecha de la fotografía de Clayton - 1972 - adquiere singular importancia en la historiografía y producción del autor. Desde sus inicios en 1968 abarca la etapa más prolífica de Townes, seis álbumes (publicados todos ellos en el sello Poppy) hasta la edición, ese mismo año de 1972, de dos obras más, "The Great Townes Van Zandt" y "High, Low And in Between", ambas consideradas entre las más significativas del autor de Fort Worth. Descontando el magnífico "Live At The Old Quarter, Houston, Texas" (Tomato Rcds, 1977), habrá que esperar seis años más hasta la publicación de este "Flyin´Shoes" en ese mismo nuevo sello.

Fue a esa cabaña de Franklin, zona boscosa al sur de Nashville (allí tuvo lugar una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil norteamericana) donde Townes y su compañera Cindy se mudan en algún momento de 1976. John Lomax III, vástago de una ilustre familia de folkloristas, es el que convence a la pareja para hacer el traslado. Franklin se encuentra muy cerca de Nashville, tradicional capital del country, es sede además de importantes estudios y de una ya significativa comunidad de músicos que se establecen en ella, algunos procedentes del mismo delta (caso sintomático, el de Nueva Orleans), otros tantos contratados para ejercer sus labores como músicos de grabación, todos ellos, en definitiva, atraídos por una ciudad cuyo carisma y desarrollo económico la convierten en el centro neurálgico de un estilo que nunca parece perder fuelle.

John Lomax III busca algo más. Es testigo directo del talento compositivo de Townes, quiere sacarle del estrecho circuito de clubes de Austin y Houston, allí donde parece que el artista se ha quedado un tanto anclado, está convencido de merecer mucho mayor reconocimiento del que en esos años se le procesa (Jimmie Rodgers, Woody Guthrie, Hank Williams, Bob Dylan, poetas laureados por el pueblo llano, ¿por qué no Townes Van Zandt?) También busca un motivo que aleje al tejano de sus descontroladas adicciones; así, en un entorno natural, casi agreste, espera que encuentre una calma ya muy necesaria para nuestro artista. Para conseguir su propósito Lomax III pretende convertirse en el nuevo director artístico de Townes pero Kevin Eggers se lo impide.

Kevin Eggers, a la sazón mánager de Townes, ante la falta de nuevo material para la grabación, echa mano de varias de las canciones incluidas en el conocido como "Seven Come Eleven", un conjunto de temas compuestos en 1973 y que debían conformar el séptimo álbum de Townes. Las disputas entre el mismo Eggers y el anterior productor Jack Clement (dignas de ser emitidas en una bizarra serie de Netflix), abortarían esa iniciativa hasta su definitiva edición veinte años más tarde ("The Nashville Sessions", Tomato Rcds, 1993).

 Este "Flyin´Shoes" (Fat Possum Rcds, RE 2007) se graba en 1977 en los American Studios de Nashville, un estudio parejo al legendario homónimo de Memphis. Chips Moman, fundador y propietario de ambos, además de participar en la grabación como instrumentista (guitarras acústicas y eléctricas) y coros, se encarga, junto a Don Cartee, de las labores de Ingeniero de Sonido y Producción. En esos mismos American Studios, justo es reconocerlo ahora, se han gestado obras inolvidables de Wilson Pickett, Aretha Franklin, Dusty Springfield, Box Tops..., los "Suspicious Mind" e "In The Ghetto" de Elvis Presley se parieron también allí.

Y por si ese entorno privilegiado no fuera suficiente, el elenco de músicos participantes en este "Flyin´Shoes" es de primera categoría. El irlandés Phillip Donnelly, Billy Earl McClelland y Randy Scruggs a las guitarras acústica y eléctrica, Tommy Cogbill al bajo, Bobby Emons a los teclados, Eddy Anderson a la batería  y percusión, Jimmy Day, steel guitar, Randy repite a la mandolina, su hermano Gary a la harmónica y, para finalizar, el gran Spooner Oldham al piano. Reconocidos músicos todos ellos (algunos de los mencionados conforman el prestigioso The Memphis Boys...) que han participado en las grabaciones de luminarias como Hank Williams, Willie Nelson, Johnny Cash, B.J. Thomas, Tony Joe White, Donovan, Emmylou Harris, Wailong Jennings, Kris Kristofferson, Dolly Parton, Chuck Berry, Roy Orbison, Kenny Rogers, Don McLean, King Curtis...

Ante tal concurrencia astral Townes Van Zandt debería sentirse, por lo menos, un ser agraciado, pero el tejano no pasa entonces por un buen momento, nada inusual en un artista que lleva ya demasiado tiempo sometido a una salvaje conducta bipolar. Lola Scobey, supuesta autora de muchos de los comentarios de las obras de Townes editadas en las páginas de Allmusic (además de una biografía sobre Willie Nelson) se servía de una conocida frase de Nietzsche para afirmar por entonces: "Townes porta consigo toda la pena y el horror de quien ha mirado el abismo, y el abismo le ha mirado a él". Un epigrama que, para un converso como Townes en el "vivir a tope la esencia del blues" para poder así representar el genuino dolor humano, no deja de tener un indudable sentido.

"Flyin´Shoes" es un disco entrañable, reclama al oyente una pausa después de su primera escucha, de la segunda no deberías pasar sin alterar tu conducta ante el plato -éste le habla directamente-, así que mejor que contemples la cubierta y reflexiones seriamente por un momento. Existe una primera lectura de evidente riqueza instrumental, no en vano los chicos de American Studios interpretan los temas como si se jugaran un contrato en el mismo Ryman de Nashville (recuerden aquellos directos de Emmylou Harris and The Nash Ramblers o el más reciente acústico de Band of Horses), una sensación de brillantísima exaltación rítmica se apodera del oyente-espectador. Recuerda, no dejes de apreciar esa voz de Townes, precisamente tan sobria en esta grabación, también antecesora de otros no pocos momentos de oscuridad. Melancólicas, enternecedoras, las palabras de Townes resuenan más para el que sueña que para el que simplemente escucha. Su voz - los textos de las canciones la revalorizan- la vas a sentir perfectamente ajustada a la sensación de quietud, de soledad, de comunión con una naturaleza que exalta en sus estaciones los distintos colores anímicos.

Cualquiera de las composiciones propias de Townes en este "Flyin´Shoes" (aunque extendamos algo más la entrada, merece la pena reseñarlas): "Loretta", "No Place To Fall", "Flyin´Shoes", "When She Don´t Need Me"; "Dollar Bill Blues", "Rex´s Blues", "Pueblo Waltz" (aquí un emotivo recuerdo a Sussana y Guy Clark), "Brother Flower" y "Snake Song", junto a la única versión de "Who Do You Love" de Bo Diddley, funcionan autónomamente y -no es ninguna sorpresa- también lo hacen con soltura en el conjunto de la grabación.

Steve Earle & Townes Van Zandt

Riqueza instrumental y vocal, ambas resaltan unos textos apegados a la naturaleza exterior y a la interior de distintos personajes que se muestran desnudos, sin más equipaje que sus propios dilemas existenciales. Exuberancia de un disco que lo cataloga facilmente como una auténtica joya del mejor country alternativo de la época, aderezado con fuerte base blues (la influencia del gran Lightnin´Hopkins siempre presente) en su ritmo lírico y que, en definitiva, (de)muestra al oyente el verdadero talento de un compositor único, magistral en muchos aspectos.

Como era de preveer, nuestro mánager Eggers no se esfuerza mucho en promocionar el disco, una tirada de ejemplares más bien justita y una gira de promoción que el mismo Townes se encarga de romper antes de iniciarse. Al concluir las sesiones de grabación organiza una escapada alcohólica con un colega suyo que concluye con un accidente automovilístico, el resultado será el de un profundo corte en la mejilla además de un brazo y dos costillas rotas. 

Como continuación a esta experiencia, el "Townes" (New West Rcds, 2009) de Steve Earle espera impaciente en el plato. Artista este que se vanagloria de su amistad con Townes -su primer contacto ocurre en aquel verano de 1977- , también reconoce su legado e influencia musical, de hecho, su malogrado hijo, también músico de prestigio, Justin Townes Earle (además de llevar su mismo nombre) participa en varios cortes de esta obra de homenaje póstumo.

Es su turno.


 (1) "Townes Van Zandt. La Eternidad en una Canción" (Álvaro Alonso, Sílex 2021)











29 abr 2025

BRINSLEY SCHWARZ: "NERVOUS ON THE ROAD" (1972)

 


Han pasado ya casi siete años desde que publiqué una entrada sobre Ace, uno de los grupos ingleses más característicos de la escena pub-rock. Hablaba entonces sobre su álbum "Time For Another" (Anchor Rcds, 1976) como muestra de un estilo que intenté ir desentrañando durante el transcurso de la entrada. Desde el mismo significado de pub-rock, como antítesis genérica a los excesos de los anteriores glam y prog de la primera mitad de los 70, hasta la mención del ambiente en que se desarrolló tal estilo. Localizado en un entorno de pubs y pequeños clubs que, alrededor de un Londres todavía capital de la música moderna, cobijó a una serie de bandas británicas ignoradas entonces por los grandes sellos discográficos, su impronta fue bien significativa para revitalizar una escena demasiado autocomplaciente (además de servir de anticipo para el estallido de los  inminentes punk y new-wave)

De pasada hacía entonces mención a una formación, Brinsley Schwarz, que también encumbrada en una de las cimas del pub-rock, arrastraba todavía el sambenito del estrepitoso fracaso en su presentación norteamericana del Fillmore East en la primavera de 1970. Decepción que -comentaba a la sazón- les serviría para redireccionar su posterior estrategia y centrarse así en el ambiente más cercano y agradecido de las audiencias de los pubs y clubs londinenses.



Permítanme culminar la mención a la entrada de la banda Ace aludiendo a uno de los comentarios que un lector incluyó una vez publicado el texto. Hacía referencia en él a un libro escrito por Javier Abad y que llevaba por título "Música y Cerveza. Graham Parker, Nick Lowe, Elvis Costello, Ian Dury y otros malvividores del Pub-Rock" (Edit. Milenio, 2002). Recoge este libro una pormenorizada y amenísima descripción de un estilo que abarca desde el mismo estreno de la década de los 70 hasta su culminación en el año 1976. Sus orígenes, las bandas que lo conformaron, los mánagers que las dirigieron, citas de los más importantes pubs que las albergaron, discográficas que publicaron sus obras, los músicos más relevantes, además de sus correspondientes apéndices que incluyen, para finalizar la obra, una encomiable base de datos sobre todo tipo de bibliografía y contactos vía internet. Su lectura (insisto, muy entretenida) me convenció para comenzar una serie de entradas relativas a los grandes protagonistas de esta escena. 

El álbum que estrena esta serie, "Nervous On The Road" (United Artists Rcds, 1972), supuso un buen síntoma del cambio de estrategia de la banda que mencionaba anteriormente. Grabado en la primavera de 1972 en los estudios galeses de Rockfield (testigo de las obras de un David Edmunds, alma mater e impulsor de las excelencias del local, Robert Plant lo consideró como uno de sus estudios de grabación favoritos...), muestra a una banda ya definitivamente asentada después de la incorporación de Ian Gomm como segunda guitarra. El resto de sus miembros, el propio Brinsley Schwarz (guitarra, saxo alto y tenor, voces), Billy Rankin (batería), Bob Andrews (teclados, saxo alto, voces) y el gran Nick Lowe (bajo, guitarra acústica, voces y autor de la mayoría de los temas) modelan un elenco de músicos de sobrada experiencia y reconocida categoría. Ejerce de productor el irlandés David Robinson, mánager por entonces del grupo, visionario impulsor desde sus inicios de la escena pub-rock, además de futuro fundador (junto a Jake Riviera) del mítico sello Stiff Records, plataforma de muchas de las bandas que se ajustaron a este estilo y a la inmediata new-wave.

Comienza la Cara A con "It´s Been So Long", única aportación compositiva de Ian Gomm. La conjunción de teclados, sedosas capas de guitarras, trotona base rítmica y acordes vocales, otorga a esta pieza un tono delicioso, campero, reflejo de luz de graneros, anticipo de lo que sucederá a lo largo del álbum.  Y es que esta campestre mención anterior también ocurre en el inmediato "Happy Doing What We´re Doing", Los Brinsley han sabido recoger esa querencia americana por los improvisados bailes rurales y transforman su festivo ritmo en un tema cálido y acogedor. "Surrender To The Rhythm" parece una simbiosis de los parkerianos The Rumour en su primera época. Los teclados enriquecen la melodía hasta encumbrar su aportación, el ritmo del bajo lo ajusta a su contorno, saltón y alegre. "Don´t Loose Your Grip On Love" es un medio-tiempo convertido en melancólica balada, el piano suena a Leon Russell o a un Dr. John mudados a la puesta del sol californiana. El homónimo "Nervous On The Road" cierra la primera Cara. Retoman aquí Los Brinsleys su aspecto más de pantalón vaquero y camisa de cuadros. La instrumentación, inclusiva en toda su riqueza expresiva, arrastra al oyente urbano hacia el baile de salón campesino.


"Feel A Little Funky", título con el que comienza la Cara B, anticipa la pista necesaria pero no la  completa. Funky si, pero también boogie en esta canción, los teclados de Bob Andrews se asemejan al mejor Professor Longhair, circula un aire de club humeante y ruido de choque de vidrios, de comentarios y risas a media voz. Excelente. En "I Like Like That" continúa la lección anterior de pianistas norteamericanos, los teclados siguen aportando ese sabor gumbo característico del Bourbon Street de Nueva Orleans. "Brand New, Brand New Me", nueva balada, la voz de Nick suena a un Al Stewart en plena forma, otra vez el piano apuntala una melodía nostálgica, sus cambios de modulación otorgan a este tema una riqueza singular. "Home In My Hand", fantásticos los riffs de la guitarra del propio Brinsley, este tema se convierte en uno de los más retozones del álbum. Aquí se demuestra la verdadera sustancia de un estilo como este del pub-rock, cercano, alegre y bailable, especialmente diseñado para la felicidad instantánea de una audiencia ya entregada. Cierra el álbum "Why, Why, Why, Why, Why", Los Brinsleys se despiden con una canción en la que la pregunta del título se convierte en estribillo. Mientras esto ocurre, la melodía sigue sin esfuerzo el cauce de un álbum que brilla con luz propia.

Fue este "Nervous On The Road", cuarto Lp de la banda, el mejor recibido por la crítica británica, aunque, era de esperar, quedó como sus antecesores trabajos huérfano de éxito comercial. Meses después de su publicación, estamos ya en el otoño de ese mismo 1972, Los Brinsleys actúan como teloneros en el tour nacional de Ten Years After. El reconocimiento de la banda es patente a nivel de medios y un público algo ya más amplio empieza a aceptarles. Así las cosas, un Paul McCartney siempre atento al entorno musical del momento, les invita para abrir los conciertos de su banda Wings en la segunda parte de su tour de presentación del "Red Rose Speedway". Nos encontramos en la primera semana de Julio de 1973 y Los Brinsleys alcanzan en ese momento el punto álgido de su su carrera.

Desde su creación en 1969 hasta su despedida en el Marquee londinense en Marzo de 1975, Brinsley Schwarz fue probablemente la banda que mejor representó el espíritu del pub-rock, estilo ideal para la mayoría de pubrockers que, hastiados de la condescendencia del ambiente anterior, rechazan también en alguna medida el ideario anarquista y explosivo del punk-rock. Sea el reconocimiento y repaso de su obra de obligado cumplimiento para los aficionados más fieles a la voluta del humo y el amargo dulzor del lúpulo.
 



 
 

17 mar 2025

CHITLIN´CIRCUIT VII: "I´LL NEVER GET OUT OF THIS WORLD ALIVE". HANK WILLIAMS (1952)

 


Si, ya lo se, reconozco que la música country poco o nada tiene que ver con la escena chitlin´circuit, esta última basada en estilos como el blues, jazz y gospel (rhythm and blues), antesala del inmediatamente posterior rock´n´roll. Si traemos hoy al por muchos considerado como Rey del Country, Hank Williams, lo hacemos como continuación a la anterior entrada, la VI de esta serie titulada como CHITLIN´CIRCUIT.

En ella hablábamos del "Pledging My Love" (1954) de Johnny Ace. El caso es que el hecho de su trágica muerte jugando a la ruleta rusa ha dado pie a muchas conjeturas. Una de ellas, quizás la más extendida entre los autores más osados de la escena bibliográfica musical, es la que a continuación les relatamos.

Johnny Ace muere el día de Navidad de 1954 en Houston, Texas. Por entonces las cifras de ventas de sus composiciones estaban perdiendo fuerza, bajaban puestos con fuerza en los escalones de muchos de los charts de la época. Don Robey, su mánager, ha observado la estratosférica subida del "I´ll Never Get Out Of This World Alive" de Hank Williams una vez ocurre su muerte el primer día del año 1953. Don Robey deduce... "si algo parecido" le ocurriese a Johnny, seguramente las ventas de este su último single (junto a "No Money", Duke Rcds.) subiría a lo más alto de las listas..., la debilidad humana, de una manera u otra, siempre tiende a apoyar al afligido, al perdedor.

Don Robey sabe de la afición de Johnny Ace por la bebida y su querencia por las armas de fuego, interés macabro que le empuja a jugar con frecuencia a la ruleta rusa junto a su más cercano círculo de amistades. En una de esta sesiones, alguien (¿fue el mismo Don Robey?) introduce en el tambor del revólver una única bala. El final es conocido. Curiosamente, acontecida la muerte del intérprete, se extiende el rumor que pone en cuestión la supuesta conducta del mánager (un hombre conocido por su naturaleza violenta). Ninguna sospecha, fundada o no, hace mella sobre Robey, aunque su reputación quedaría para siempre mellada por esta tragedia.

La muerte de Johnny Ace alcanza de inmediato máxima exposición mediática entre la audiencia joven afroamericana, ocurre algo parecido entre la juventud blanca. La revista semanal Billboard publica el 15 de Enero de 1955 el siguiente texto: "La reciente muerte de Ace ha propiciado un gran impacto en lo que puede ser considerado como la mayor subida de ventas en las primeras semanas de este año. "Pledging My Love" - continuaba-  es ya tan popular entre los clientes del pop y los de r&b."

Este acontecimiento no le pilla por sorpresa a Don Robey. Ese mismo 15 de Enero acuerda compartir la mitad de las ganancias de la version original de Ace del "Pledging My Love" con Wemar Music (subsidiaria de BMI, una de las más poderosas compañías editoras musicales). Solo impone una condición, que ésta última convenza a su vez a una estrella pop blanca para lanzar una versión del tema. Teresa Brewer será la artista escogida. Su cover del "Pledging" (Coral Rcds, 1956) alcanza el número 17 en los listados pop, mientras el original de Johnny Ace permanece en el número 1 de las listas de R&B.

Antes de Motown, antes de Stax, Don Robey se convierte en el primer empresario afroamaericano en introducirse en el mercado joven blanco, aunque no son pocos los que piensan que lo hizo por la puerta trasera.

 




19 feb 2025

REN WATER: "BOTANICALS" (2024)

 


No pretendía esta noche conceder a las palabras más que el brillo de un destello, contemplarlas en el reflejo de un espejo lánguido, dejar que tan solo flotaran, ver cómo luchaban por inspirar un poema en ciernes. Hacerlas protagonistas, pero no del todo.

Imposible. Las palabras parten de la boca de Ren Water como mil hijas desbandadas, gritan con la intensidad de los versos rotundos, poseen ecos de ánforas. Pero son las imágenes que esas palabras evocan las verdaderas estrellas en esta noche. Ren Water reposa sobre sus hombros un felino colmado con algunas caricias ajenas, Ren Water abraza el tronco de un árbol aun caliente, en el interior, Ren Water agrieta sus largos cabellos morenos mientras una leve cortina de agua salpica su cara. 

Imágenes con múltiples significados porque la música que las acompaña las dilata, permite que presagien visiones encubiertas. Música que varía mayoritariamente entre un elaborado guiso de rock progresivo, aderezada con una suerte de psicodelia de pergamino anglo-helenístico, pop-art y una sabiduría también de celebración medieval y mediterránea, de fiesta y convite al lado de los parientes, amigos y deudos.

"Botanicals" es el disco de debut de Ren Water, voz solista de Echo Train, una de las bandas más señaladas en la escena psicodélica griega. Autora de los 8 temas incluidos en el álbum ("Hand Selected Botanicals", "Great Was The Fall", "My Man", "Unborn Child", en la cara A, "Spaceship", "Thais", "Narcissus & Echo" y "Spiral End", cerrando la cara B). A Ren la acompañan dos de los miembros de Echo Train, Greggy K (bajo, guitarras y teclados, además de ser considerado por la artista como el "alquimista" propulsor de la magia en sus composiciones) y Gregorio Perico (batería y percusión). Stratos Diamantis completa la sección instrumental (Hammond, Harpsichord) y Kostas Sidirokastritis les acompaña con su guitarra acústica en uno de los temas ("Unborn Child")

En la nota de prensa editada con motivo de la aparición del álbum se comenta: "Cada canción es como la combinación de hierbas que conducen al alma hacia dimensiones e historias que a veces la exaltan y otras la degeneran... Hay Luz, Oscuridad, Amor, Desesperación, Esperanza, Lujuria y Pasión, y todos estos elementos psíquicos coexisten armónicamente y crean emociones variadas"

Ya es mediodía y el sol recula entre visillos. Coloco de nuevo sobre el plato el primer tema del disco, "Hand Selected Botanicals", (..."Made from hand selected botanicals from the gardens of Eden"...) aquí se muestra la verdadera fuerza motriz de la grabación, la base rítmica poderosa, sin necesidad de avasallar, los teclados en modo Manzarek, las capas de guitarra modelan sútiles riffs psicodélicos, la voz de Ren me recuerda a Patti Smith, aúlla con inusitada elegancia. En "Great Was The Fall" continúa esa dinámica, ahora resaltada por una excelente ortopedia del bajo de Gregorio Perico. "My Man" transita en un espacio en el que la combinación de teclados y riffs de guitarra construye un muy conseguido medio tiempo. Cierra la cara A "Unborn Child", suerte de canción de cuna con aroma psicodélico, la banda se ha tomado una pequeña pausa, mantiene la narrativa esotérica (..."Attracts you with a silver string attached to every life"...) mientras anticipa otras nuevas tonalidades space-folkies.


Tonalidades space-folkies que ya aparecen en el primer tema de la cara B. "Spaceship" literalmente navega, la voz de Ren a los mandos, la instrumentación ya posee ese aroma medieval y mediterráneo del que hablábamos hace ya unos párrafos. En "Thais" aparecen esas imágenes conjuntadas de geografía añorada, del río Nilo hasta la ciudad de Alejandría, junto a sentimientos encontrados. Amor, Fe, Miedo, Demonios..., al final, otras imágenes, las de un celestial Ruiseñor y la de un Cisne moribundo, agrandan la lámina del tema. "Narcissus & Echo" mantiene la derrota por los mares del Egeo, llega hasta las Islas de las Tentaciones, allí Narcissus, Echo (o el mismo Ulises) deben sobreponerse al martirio de sus voces interiores. La parte cantada en griego por Ren otorga a este tema un mejor valor interpretativo, mayor credibilidad escénica. "Spiral End", el colofón de la obra, muestra a Ren Water en su papel de Suma Sacerdotisa, (..." You can´t resist my sight, thy soul shall be mine / I am the only God that can make you lie"...). A tono con el texto, la instrumentación se enrosca en un tornillo sin fin, gracias fundamentalmente a sus teclados, los ejes de la melodía refulgen incandescentes. Gran final.

No debo concluir esta entrada sin mencionar a Michalis Logopatis, artífice de Timemachine Productions (web: timemachine-productions.gr / timelordmichalis.blogspot.com), propietario del sello editor de este primer álbum de Ren Water y alma mater de una excelente serie de magazines musicales, "Timemazine" (The Psychedelic Fanzine About The 60s And Beyond´Em). Ya hablé de él en su día en este mismo blog ("Mundo civilizado", febrero de 2020) y reitero ahora mismo lo dicho entonces. Labor la suya algo más que encomiable, la de un orfebre que muestra al aficionado interesado su pasión por todo aquello relacionado con el estilo psicodélico. Gracias mil y larga vida a su excelente obra.








24 ene 2025

"CODROEPHENIA: A small portion of Fruits de Mer Records releases from 2024".

 


Para todos los buenos aficionados, amantes de la mejor música de los años 60 y 70, amigos y fieles seguidores de aquellos estilos calificados como psicodelia, rock progresivo, space rock, folk-rock, acid-folk, kraut et all, el sello inglés Fruits de Mer debería ser una referencia más que obligada. Ignoro si muchos o pocos de los lectores de este blog tenían ya conocimiento de la existencia de este sello; para los que estuvieran al tanto, el presentarlos hoy aquí como uno de los más originales dentro del escenario actual del rock contemporáneo no supondrá más que un merecidísimo reconocimiento de su labor; para los legos en la materia, mencionarlos en esta ocasión significará una oportunidad unica para conocer y divulgar su encomiable legado.

Fruits de Mer Records se forma en 2008 por Andy Bracken y Keith Jones, aunque la marcha del primero en 2012 ha convertido a Keith desde entonces en el alma mater de esta aventura. Inicialmente proyectada como plataforma discográfica para grabar covers de temas clásicos por bandas modernas, amplia su paleta a partir de 2013 para así dar salida a las grabaciones de bandas con estilos más experimentales y difíciles de etiquetar a priori. Grabaciones que, en función del soporte (mayormente vinilo, aunque no hacen ascos al CD y a la cassette), o de su género u origen de la misma grabación, quedan clasificados dentro de su extenso catálogo mediante distintas denominaciones.

Fruits de Mer organiza además desde 2013 en Inglaterra (y una vez en USA) una serie de Festivales (Summer Fruits de Mer All Dayer, The Fruits de Mer Records Festival of Psychedelia, The Dream of Dr. Sardonicus, A Festival of Psychedelia) en los que, al reclamo y destello de las mejores bandas de su catálogo y otras formaciones invitadas, convoca a multitud de fieles seguidores. Este año 2025 celebrarán su 21 edición en Cardigan, Gales.  Las grabaciones de estas actuaciones forman parte también del catálogo disponible del sello. 



Conocí este sello gracias a la ocasional adquisición de varios discos de una banda favorita, los galeses  Sendelica, campeones del mejor psych-space rock campestre. El contacto continuado con su página web (https://www.fruitsdemerrecords.com) además de aportar al interesado información de primera mano sobre su historia (rica en anécdotas de todo tipo) así como de su amplio contenido sobre bandas, grabaciones, eventos (los festivales anteriormente reseñados), merchandising y novedades de todo tipo, ha supuesto para este autor inagotables momentos de entretenido y provechoso ocio musical.

El CD que les presento ahora conforma una recopilación de parte de las grabaciones realizadas por el sello durante el año pasado ("a small portion of Fruits de Mer Records releases from 2024"). Bandas, la mayoría de ellas no por desconocidas desmerecedoras de suma atención, otras, ya controladas por el que suscribe (la anteriormente mencionada Sendelica, además de los germanos Vibravoid, a los que sigo desde hace muchos años). Difícil destacar entre el elenco de 16 cortes que compone este CD las más emocionantes, todas ellas dejan un espléndido poso de arqueología moderna, de brillante baba de caracol a seguir. Soft Hearted Scientists, Dave McLean, Anton Barbeau, nick nicely, Crystal Jacqueline, The Sand Peebles, Handford Flyover, McDowell & Westaway, Sidewalk Society, Astralasia/Mushroom, London Underground, Pinhdar, Paul Lake ( su cover del "Dear Mr. Fantasy" de Traffic, sublime). Los mencionados Vibravoid y Sendelica cierran las grabaciones con dos excelsos temas, el de los alemanes una magnífica cover del "Yeti" de Amon Duul II ("Eye-Shaking King"), los galeses con una admirable suite de  congregación lovecraftiana en 16 minutos ("Downfall").   

Agradecer sinceramente a Keith Jones el haberme facilitado este magnífico recopilatorio "Codroephenia" y hacer así partícipes a los lectores, no puedo responder de otra manera a su generosidad, de una idea que, no por menos manida, deja de ser bien cierta. La hago mía y la comparto en las palabras que Gideon Coe (BBC 6 Music) ha escrito en una de las páginas de la web de Fruits de Mer: "A label of love". Larga vida.