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12 oct 2024

"THE HAÇIENDA, CÓMO NO DIRIGIR UN CLUB".- PETER HOOK (2019)

 


Aparece este título incluido entre las últimas lecturas veraniegas y, debo confesarlo, se asomó así de repente, como de tapadillo. Buscaba algún motivo, un tema con que rellenar ese espacio en el ya prolongado vacío bloguero que me atenazaba desde hacía tiempo. Así que, por las bravas, ya está bien de vaguear, me encuentro sacando de la balda este ejemplar editado en 2019 por la magnífica editorial catalana Contra (especializada en la publicación de obras de ámbito musical)

 Al autor, Peter Hook, bajista de los extintos Joy Division y New Order, se le supone conocimiento suficiente entre los aficionados a la música. Ambos grupos, paradigma de grandes y míticas composiciones de los últimos 70 hasta la primera década del actual siglo, fueron fiel ejemplo de su buen hacer como instrumentista de contrastada técnica. Otra cosa es su calidad narrativa, pero de eso hablaremos más adelante.

Entre esos aficionados a los que me refería, será materia ya conocida la disolución de Joy Division una vez que el amigo Ian Curtis decidió apañarse por sí mismo. También la creación del sello Factory en 1978, un par de años antes en los que se publican sucesivamente sus más célebres álbumes "Unknown Pleasures" y "Closer". Las obras más conocidas y relevantes de New Order ("Movement", "Power, Corruption & Lies", "Low Life", "Brotherhood" y "Technique") serán igualmente publicadas por el sello creado por Tony Wilson en Manchester.

Y es Manchester, una ciudad en prolongada crisis post-industrial en aquellos últimos años 70, la que adquiere uno de los principales protagonismos en esta obra. Una Inglaterra que por entonces imanta desde Londres una gran mayoría de la actividad musical se ve, repentinamente, rivalizada por la urbe mancuniana. No solo es el sello Factory el que amplia su repertorio de bandas a otras de inmediato éxito, Happy Mondays, The Charlatans, Inspiral Carpets, James, The Durutti Column, OMD, A Certain Ratio. También, y tan importante como ese hecho, Tony Wilson, prestigioso empresario musical y presentador de programas de televisión, decide, de acuerdo con los miembros de New Order al completo (ellos aparecerán como socios solidarios), abrir un nuevo local, un club que sirva de palestra para dar a conocer a las bandas del sello. Ha nacido The Haçienda, así escrita con cedilla para coincidir con la numeración del "FAC 51", logotipo oficial del local.

The Haçienda intenta trasplantar en Manchester el ambiente de clubs del Nueva York de la época de los últimos 70. Locales como Danceteria, Club 57, Mudd Club, The Loft, Paradise Garage ejercen su influencia tanto arquitectónica y de diseño interior (espacios abiertos, amplios y con posibilidad de exponer varias actividades complementarias) como musical. Existe allí una curiosa mezcla entre rock y música disco, funk, soul y electrónica que encandilará a los visitantes ingleses durante sus sucesivos viajes a la ciudad norteamericana. De hecho, una banda como New Order, surgida de las cenizas de un post-punk heredado de Joy Division, toma buena nota y se convierte en abanderada del synth-pop y de esa nueva electrónica ecléctica que puntea y avista un techno-rock en ciernes. 

La obra de Hook refleja las dos etapas por las que pasa el club. La prtimera, desde 1982 hasta 1985 en la que `predominan los conciertos de bandas señeras, desde iconos como Iggy Pop y Gil Scott-Heron hasta los propios New Order, Stone Roses, Nick Cave, The Pogues, Sonic Youth, War, Húsker Dü, The Fall, Primal Scream, The Smiths, The Jesus And Mary Chain (célebre su primer concierto de Noviembre de 1985 presentando su caótico "Seventeen Minutes Feedback"), Happy Mondays, entre muchos otros. La segunda etapa, desde 1986 hasta el cierre del club en 1997, recoge un paulatino auge de los djs y sus jornadas nocturnas en las que seleccionan y pinchan la música del momento. Los djs más famosos de entonces, Graeme Park, Mike Pickering, Jon DaSilva, Dave Haslam o David Morales son capaces de crear un estilo propio "made in The Haçienda", en el que combinan un gran tipo de influencias, desde el northern-soul hasta la electrónica, el hard-funk y el techno, los teclados sintéticos del kraut y la música disco, el inmediato acid-house y el posterior rave. Curiosamente, si en la primera etapa el club pierde dinero a puertas llenas, en la segunda, sin que exista una recuperación íntegra de la inversión, si que logran recobrar la deuda en parte.

Y es que la pésima gestión económica de The Haçienda fue una de las más relevantes características en la historia del club de Manchester. Inversión desorbitada desde la compra del edificio hasta el carísimo diseño interior y equipamiento de luz, sonido y seguridad. El descontrol en la venta de entradas, abastecimiento, consumo y reposición de bebidas en la barra del bar, cocina y otros proveedores supuso el pan de cada día. Las peleas dentro y fuera del local hacen necesaria la contratación de una banda mafiosa de Manchester para hacerse cargo de la seguridad. El tráfico de drogas y las disputas entre varias bandas pandilleras para controlarlo enturbian aun más la situación. A tal punto llega el curso de los acontecimientos (sumado a la seria amenaza de la policía y las autoridades municipales para cancelar la licencia de actividad) que la dirección decide cerrar temporalmente el local. A su reapertura parece que las aguas se apaciguan pero no deja de ser un espejismo. La apertura de un nuevo bar y restaurante, el Dry, ubicado en el mismo edificio, suma y sigue con el círculo de pérdidas constantes. Números negativos que, en función de las cláusulas del contrato de constitución de la sociedad, se aprovisionan contra las millonarias ventas de los discos de Joy Division y New Order. Insuficiente en todo caso para salvar un negocio que, en prácticamente ningún momento, contó con una gestión adecuada.

La desaparición del sello Factory en 1992 anticipa el final de The Haçienda cinco años después. La grabación ese mismo año del último disco de Happy Mondays, "Yes Please!" (saludado por la crítica británica como ..."No Thanks!") supone la puntilla para el sello de Tony Wilson. La caótica experiencia de la banda durante la grabación en Barbados se encuentra animadamente descrita en el libro. Al igual que otras anécdotas narradas; las visitas a Nueva York, el caos producido por el uso del martillo neumático en el concierto de Einstürzende Neubaten, el anteriormente mencionado "Seventeen Minutes Feedback" de Jesus And Mary Chain, las experiencias con el éxtasis de Hook en Ibiza (allí se encuentra con una Nico en sus últimas horas de vida), los distintos avatares de personajes como Rob Gretton (mánager de Joy Division y New Order) o de Martin Hannett (productor de las obras más singulares de ambas bandas) concurren para hacer de su lectura un ejercicio de distracción recomendado.

Para concluir, unas breves palabras sobre el estilo y la estructura narrativa de este título. Escrito en un tono que pretende ser afín al habla coloquial del autor Peter Hook, muchas veces su discurso no deja de ser el de un gamberrete que pretende hacer cómplice al lector con sus dichos y giros callejeros, algunos de ellos muy representativos del lenguaje cockney de la época. El autor, en no pocas ocasiones, manifiesta más interés en dar cuenta de sus experiencias, atracones y desbarres festivos. Lo normal para una estrella del rock´n´roll. La inclusión en sus más de 400 páginas de los principales eventos anuales realizados por el mismo club, además de la relación de sus cuentas de explotación, ofrece al lector una mejor perspectiva del alcance de este maravillos disparate en que consistió la aventura vital de The Haçienda, seguramente uno de los clubes más prestigiosos en la historia de la música contemporánea.