Nada, no hay manera de recuperar la vida fantástica del siglo XIX, imposible hacerse a la idea de revivir una nouvelle belle-epoque transilvánica, aquel tiempo brillantemente sombrío, cuando el coincidir de dos siglos, el antiguo, supuestamente renovado después de rematar el Ancient Regime, pretendió conjugarse con el moderno, deslumbrado éste por vacuas expectativas mundanas. Aquel matrimonio mal avenido nos jodió con sus trincheras y gas mostaza. Quizás fue mejor así.
Dependemos más de la programación de las series televisivas, un miedillo repleto de efectos especiales que acecha a los paseantes ahorcados en sus teléfonos móviles. El algoritmo de marcas blancas - diseñado para acceder a la felicidad eterna - sigue ocupando el sitial del Vaticano. Apenas queda contacto con aquella naturaleza virgen y pagana, aquella que un buen puñado de escritores dominaron con su imaginación enferma. La naturaleza hoy nos somete con su más que justificado cabreo climático.
Así que si no conseguimos recobrar ese vacío cósmico, reconquistar aquellas pesadillas nocturnas de tardía adolescencia, igual nos vendía bien rehabilitar a una serie de novelistas que hicieron del horror arte. Mencionaré tan solo a algunos que aparecen en la extensísima antología (más de 1.200 páginas) que Jacobo Siruela ha publicado en su "Antología Universal Del Relato Fantástico" (Atalanta, 2022). E.T.A. Hoffman, Edgar Allan Poe, Wilkie Collins, Sheridan Le Fanu, Vernon Lee, Arthur Machen, Hanns Heinz Ewers, Algernon Blackwood, Gustav Meyrink, Franz Kafka, H.P. Lovecraft, Jorge Luis Borges, Francisco Tairo, Rosa Chacel, Silvina Ocampo, Paul Bowles...
Excelente el prólogo que Jacobo Siruela introduce en esta edición; allí explica con detalle tanto las obras (cuentos) seleccionadas como una breve sinopsis de los autores elegidos. Me ha recordado, por su calidad e interés bibliográfico e histórico, aquel preámbulo que Rafael Llopis introdujo en el texto de su ya célebre "Los Mitos de Cthulhu. Narraciones de Horror Cósmico" (Alianza Editorial, RE 1989). Magníficos ambos.
Buen provecho.