DEAD MOON "DEFIANCE"
Sucedió por sorpresa, se cree que durante el astuto equinocio de la niebla. De una de las siluetas entreabiertas (la correspondiente a los grados de medida Fahrenheit), Karl Heinz Stockhausen entonó en "
Gruppen" su controvertido canto en honor de los altos hornos abandonados por Lutero, en la otra (la más aguda, según los datos facilitados por el dron en servicio), Lee Morgan y Jackie McLean aparecían interpretando en deslumbrante dueto el "
These Are Soulful Days", sus instrumentos de viento remontaban una colina alpina para introducirse luego en los prados boyales de Quincy Jones. Así consta en el script de Stanley Kubrick. Parecía como si la atmósfera no cejara en producir una catarata de ideas. Pero dejemos de lado las opiniones favorables de la crítica y mantengámos la compostura; hablemos tan solo de un arroyo nocturno que reflejaba sin muchas ganas el carril helado de la luna. Las gruesas líneas de Robert Motherwell optaban al Grammy del Salón de 2020, un evento que intentaba emular al veneciano de la princesa de Polignac (Winnaretta Singer de soltera). La dirección transversal del poema pretendía funcionar como un eje sinfín, pero las mismas siluetas, absortas como estaban en su intento de epatar a la clase burguesa, se negaron a participar en el juego. Vestidas con túnicas y turbantes (a lo Gautier para no extendernos demasiado) aparecieron en la puerta del salón seguidas por un herrumbroso mastín castellano, su fiereza se escurría sin remedio mientras roía un hueso de baquelita, el griterío ensordecedor de los asistentes al espectáculo presagiaba proezas de todo tipo.
Justamente en ese minuto 3:46, coincidiendo con la trágica muerte de Manolo Montoliú al citar el toro en la suerte de banderillas, György Kurtág mostraba (en su "
Grabstein Für Stephan") el pánico del hombre ante el mismo hombre que tras una alambrada observa a un niño jugando en el parque ("
Keep The Park Clean"). Su mirada aparece vidriada, fruto del desorden homeopático, las deudas arañan sus bolsillos de arpillera, recuerda entre sollozos, hay perfumes tan frescos como carnes de niños, me sabrá mejor el flujo de su sudor nuevo, de almendras, mientras me mire y no comprenda porqué su madre está lejos, no está cerca, ven little boy, tengo un caramelo de limón, ¿o prefieres el helado de Charlie´s?. Mantengo al baño maría la pálida imagen de los rostros de Fred Cole y su mujer Toody, la de Andrew Loomis, los miembros de Dead Moon. Aleatoriamente los canes heráldicos de la NYPD conocen la crudeza del crimen, aúllan varias madres como testigos imprevistos, le introdujo en la parte trasera de un Toyota blanco, tenía los cristales tintados, no pudimos ver mucho más oficial. Mientras, dos manzanas más al norte, White Noise en "
The Visitation" anuncian los precios rebajados en los surtidores de la tierra, "s
he´s waiting alone in the dark", la madre desconsolada, una nueva mártir Catherine Tekakwitha aparece en escena, ¿quién eres tú?, ¿has existido realmente? ("
Beautiful Losers", Leonard Cohen).
Gracias al aliento del jaguar galés el globo de Gustave Moreau asciende lentamente en el cielo del París del fin de siecle.
Aunque no puedo precisar con total exactitud el momento en que ocurrió supe de Dead Moon hará tres o cuatro años, seguramente no llovía. Recuerdo, eso si, que fue a raíz de una entrevista que un bloguero amigo realizó a Fernando Pardo, guitarra y líder principal de la banda madrileña Sex Museum. Comentaba entonces Fernando cómo esa oscura formación de Portland (Oregón) era una de sus influencias más señaladas, una especie de flujo subterráneo del que bebían solo los muy iniciados. Los gruesos trazos negros de Robert Motherwell, las caras podridas en el lienzo del odio, los retratos de Antonio Saura se asoman al balcón de la locura mientras pasa la procesión del Corpus Christi. El diseño de las letras de Dead Moon en la portada de su "
Defiance" (Mississippi Rcds, RE 2011) muestra unas líneas contrapuestas por estrías blancas fosilizadas, entrelineadas sobre el absoluto color negro, surgen lácteos bosques nocturnos. Intentaré que la imagen identificativa de la banda americana (una luna en pleno proceso canibalístico) exceda cualquier comentario feliz, por ejemplo, la semejanza con una llave inglesa, presunta arma causante de la muerte de little boy.
Enfréntense ahora al coro del espasmo, el que acompaña a la orquesta, aquella que pretende no quedar atrapada en el cortacircuito provocado por el TEDIO. Observen atentamente cómo sus miembros se empeñan en evitar el desasosiego anunciado por las próximas jornadas del Black Friday. El coro se presenta ahora ante la bohemia concurrencia del Chat Noir parisino. El maestresala prueba los venenos permitidos (vino aguado, hachís, absenta), a continuación da noticia sobre los últimos partes médicos, menciona cómo causó gran sorpresa la de aquel paciente inglés que se empeñaba en reconstruir el final de "
La Naranja Mecánica", ya les advertí, el último gesto de Malcolm McDowell anticipaba el fatídico final de un Brexit sin acuerdo. Dead Moon nacen fruto de la incurable enfermedad de los mamíferos, todos hemos de morir, mejor entonces convertirse en crustáceos, quedar eternamente empotrados en el hermoso acantilado gallego (o ser apaches en las películas de John Ford), protegidos con ese caparazón tan teatral, tan de ópera wagneriana. Aunque DM hablen en sus canciones de muerte por sobredosis ("
Walking On My Grave"), aquí hoy la gente sigue muriendo por falta de ella, así que ¿a quien diablos le interesa ahora hablar de los últimos días de Torcuato Tasso, recluido en el monasterio de San Onofre, mientras abjuraba de las antiguas y queridas musas?
El Equipo de Homicidios Infantiles de la NYPD, dirigido por Brenton Woods McPie, fue el elegido para investigar el caso de little boy. BWMcP, más conocido como Piggally por sus ayudantes, es un cincuentón oriundo de la ciudad de Portland (Oregón) y a principios de la década de los 90 dirigía un magazine local (el "
Blood Sucker Chronicle") y daba allí cuenta del ambiente underground de la ciudad más poblada del estado. El Noroeste USA es el territorio número uno de los asesinatos en serie, se dan allí más casos de muertes violentas de ese tipo no resueltos que en cualquier otro rincón de la Unión, la familia Manson solía escoger los alrededores de Portland como uno de sus lugares preferidos para pasar las vacaciones. Además, al llover constantemente, la gente suele salir poco de sus casas y el ambiente, en consecuencia, está plagado de ocultismo, de agobiantes escenas interiores que propician el trauma. La escena musical de Portland en los últimos años 80 y primeros 90, cuando el grunge comienza su andadura, ya se encuentra vacunada del ninguneo al que la sometieron en décadas pasadas las bandas y artistas que no subían más allá de San Francisco, la atmósfera de aislamiento de la que antes hablábamos ha generado un explosivo DIY que propícia la aparición de múltiples escenarios, de bandas dispuestas a incendiarlos, algunas de ellas notables: Wipers (la personalidad de Greg Sage como su líder y alma mater siempre me ha parecido equiparable a la de Fred Cole en Dead Moon), Poison Idea, Mono Men, Miracle Workers, Napalm Beach, Quasi y Dharma Bums (estas dos últimas, por no extendernos demasiado, en su vertiente indie y low-fi). El Northwestern Punk de los oriundos Paul Revere & The Raiders, The Kingsmen, The Rats (antecedentes de DM), el garaje en su versión más avinagrada, el punk inglés, incluso algún ramalazo lírico de la cultura coffehouses de la beat generation de San Francisco, se hacen un decisivo hueco en la ciudad. (Existen un par de cortos, "
Hype!" y "
Unknown Passage", que recomiendo al lector más interesado)
Piggally tiene un plan alternativo para resolver el caso de little boy. En una nave abandonada ha dispuesto, junto a unos grandes altavoces (tamaño "
Rust Never Sleeps"), todo lo necesario para conseguir que el sonido sea lo más atronador posible. Los sospechosos se someterán a una prueba específica, escuchar tendidos en el frío suelo del local este tercer disco de Dead Moon, "
Defiance". Inicialmente grabado en el sello Tombstone (propiedad de la entonces ya pareja formada por Fed y Toody Cole) en 1989, su aparición en la entonces naciente escena grunge pasó desapercibida. El estilo de la banda, más cercano al garaje con base hard-blues y afilado punk, no casaba tanto con el noise marca cercana Seattle. La imagen de la banda de Portland, más parecida a la de unos hippies pasados de rosca, además de su sonido, en ese momento más enraizado en un supuesto rock clásico y contundente, dejaba un tanto descolocados a los asistentes a sus conciertos (más acostumbrados al noise extremo, pelea en las primeras filas y stage-diving). Dead Moon eran diferentes, unos tipos habitualmente vestidos de negro, una vela sujeta a la boca de una botella de Jack Daniels presidía sus actuaciones. Fred Cole, el guitarrista y líder de la banda, ya un cuarentón en esa época, transmitía su gran experiencia y conocimiento musical. Miembro fundador de numerosos grupos previos en las décadas anteriores, The Weeds, The Lollipop Shoppe, Zipper, King Bee, The Rats, Western Front, The Range Rats, su trayectoria musical había tocado ya todos los palos, white soul, bubblegum, pop, psicodelia, punk, hard-country, hasta que, llegados al momento de la creación de Dead Moon (1987) se alinean definitivamente en la onda hard-rock-garage. Para mayor abundancia, el matrimonio Fred & Toody regentaban un par de tiendas, la Captain Whizeagle´s Store y el Tombstone Music, lugares de reunión donde las bandas y aficionados de la zona podían encontrar los últimos modelos de guitarras, repuestos y cambiar impresiones. Cuenta la leyenda que para grabar sus discos utilizaban el mismo torno del que se sirvieron The Kingsmen para dar a luz su legendario "
Louie, Louie" en 1963.
La cara A comienza con una versión del blues clásico de Kokomo Arnold,
"Milk Cow Blues" que para nada suena a blues, los punzantes rasgeos de guitarra y bajo nos transportan al high-energy más bestia de Detroit, absolutamente imposible empezar mejor. "
Not The Only One" y "
Crystal Is Falling" ya participan del entorno garaje, los riffs de guitarra se asemejan más a los de los Groovies y Barracudas. " En "
Revenge", si bien algunas partes de las guitarras tienen un toque más arty, se vuelve al high-energy. Cierra la primera cara "
Dagger Moon", puro sonido del mejor Cave de The Birthday Party. Abren la cara B con "
Walking On My Grave", otra joya del más caústico hard-garaje, el tempo de la canción es un puro bulldozer melódico. "
Johnny´s Got A Gun" suena a lección aprendida, Clash, Buzzocks, Damned están presentes, su mensaje combativo se ensoñorea de la canción, corta, urgente, noqueadora, la voz de Toody le aporta un afilado encanto. "
I´m Out Nine", una balada, medio tiempo, tan solo una línea entrecortada de guitarra y la voz de Fred rebajan la intensidad.
"Kicked Out-Kicked In" retoman la clave garaje, el riff del puente estratosférico, un breve sonido de martillo pilón le otorga un deslumbrante tono exaltado. El cierre de "
Unknown Passage" es una delicia de melancolía psicodélica, el tema más corto, pareciera como si la banda quisiera despedirse sin querer hacerlo, abrumados por la evidente excelencia de su interpretación.
Mientras los sospechosos se exponen muy a su pesar a los estrambóticos experimentos de Piggally, este se dedica a organizar una sesión de magnetismo. A la llamada acuden varias conocidas sibilas, videntes y quirománticas del lugar. Todas ellas acuerdan dividir el cónclave. En la primera parte convocarán a la ya conocida princesa de Polignac, musa y maestra en su Salón artístico del fin de siecle parisino. En la segunda será la hija de Stephan Mallarmé, organizador en la misma época de los célebres cenáculos conocidos como "
Mardis de Mallarmé", la que lleve la batuta. El magnetismo, procedente de aquellas fuerzas y analogías entroncadas en la misma naturaleza, representará la polaridad entre las fuerzas contrapuestas de los sospechosos, argulle la de Polignac. Los procesos químicos de cristalización, reveladores del modo de crecimiento de los diferentes tipos de seres, nos darán la respuesta, concluye convencidísima Stephanie Françoise Genevieve de Mallarmé. Los imputados sometidos a tal boutade son dos ciudadanos americanos. Un oriundo del estado de Idaho, blanco, panzudo y sudoroso, el otro, un puertoriqueño seco y enjuto, no parece darse cuenta del lío en el que anda metido. Ante la falta de acuerdo de las damas, él mismo Piggally resuelve realizar la pregunta concluyente: "Dígame usted...¿a quien votará en las próximas elecciones?".