THE UNDERTONES
..."It is old but it is beautiful, and its colours they are fine
It was worn at Derry, Aughrim, Enniskillen and the Boyne
My father wore it as a youth in bygone days of yore,
And on the Twelfth I love to wear the sash my father wore"...
"The Sash"
Es ésta canción folkórica, sin duda la más popular y conocida entre los unionistas protestantes de Irlanda del Norte, la que ya estarían más que hartos de escuchar los hermanos John y Vinny O´Neill y su compañero de clase Bill Doherty, miembros de la comunidad católica de Derry (Londonderry para los protestantes), cuando todos los 12 de Julio los orgullosos partidarios de Su Majestad desfilaban (y lo siguen haciendo) por las calles de la capital más septentrional de la nación irlandesa ocupada, conmemorando la victoria de Guillermo III en 1690 . Dejemos este espinoso asunto y ocupémonos de los chavales mencionados, temporalmente ubicados en Agosto de 1974, cuando ninguno de nuestros protagonistas ha cumplido todavía los diez y seis años. El mencionado trío, algo completamente normal a esas edades, se entretenía más bien en fantasear sobre una serie de actividades que, aun lejos de ser su futura profesión, les apasionaba mucho más que cualquier otra cosa. Sus diálogos bien podían sucederse de esta manera:
-"¿Quieres entrar en nuestro grupo?
- Está bien.
-¿Quieres más panchitos?
- Claro"
Ser miembro de una banda que entonces no existía, que tampoco disponía (salvo un par de maracas y un viejo micrófono) de instrumentos musicales, ni por supuesto contaba con ninguna composición, (por no tener no tenía ni nombre), solo podía tener visos de realidad en las mentes todavía infantiles de un grupo de mozalbetes norirlandeses. ¡Y que orgullo pertenecer a esa banda invisible!. Fuera de la época veraniega, en los itinerarios de vuelta de la escuela que compartían, los hermanos O´Neill solían llevar a Bill a su casa, lugar que se convertiría con el paso del tiempo en algo más que el centro de reunión de la pandilla. Allí, los martes y los jueves a partir de las 13:30, escuchaban ensimismados el listado de los 30 mejores "hits" que entonces radiaba la BBC en su programa "Radio One". Esa actividad, que daba pie a numerosas discusiones entre los miembros juveniles que acudían a la cita, vino a suponer el afianzamiento de la unidad del grupo, tanto a nivel de la amistad que se profesaban como de la idea, antes manifestada, de seguir adelante con la ilusión de seguir formando parte de una banda inexistente.
Llegó un momento en que tuvieron que decidir el reparto de los instrumentos del grupo imaginario, cuestión fácil si tenemos en cuenta que las guitarras ya estaban previamente adjudicadas para los hermanos O´Neill y la batería para el mismo Bill Doherty. El bajo correría a cargo de otro asíduo a las reuniones musicales, Michael Bradley. Pero, ¿qué pasaba con el cantante?. Billy propone a un compañero de clase, un tal Feargal Sharkey, conocido en toda la St.Peter´s Secondary School por su chaquetón cruzado de color rojo, (entonces rarísima prenda que él lucía con sumo orgullo) y además, no por ello menos admirado, porque era también un alumno aplicado y con talento que ganaba de calle todos los premios en los certámenes de canto de la escuela (cuestiones ambas que le producían algún que otro problema con los típicos envidiosos de su indudable carisma). Resuelto este vital asunto solo quedaba dar el paso más importante. Ver lo invisible y hacer realidad lo inexistente, cuestión que no dejaron del todo resuelta.
A finales de 1975 la banda consigue un préstamo para financiar la compra de los instrumentos necesarios, siendo Mr. O´Neill el avalista necesario. El hermano de Feargal se ofrece amablemente como transportista del grupo, utilizando su furgoneta Ford Escort y, también cuestión importante, consiguen un local donde ensayar. Ya solo quedaba el buscar una primera actuación, asunto que zanja el mismo Feargal al conseguir un bolo ante una tropa de unos 60 "boy scouts" de entre nueve y once años. El tema es que, justo antes del bautizo en los escenarios, el guitarra solista Vinny O´Neill decide abandonar el grupo y es sustituido, casi a trancas y barrancas, por el hermano pequeño de la familia, Damian, decisión que no dejó de ser adecuada en tanto el benjamín de los O´Neill disponía entonces de mejor equipo (guitarra y amplificador) que su hermano mayor. No debió entonces importarles demasiado el salir a actuar por primera vez sin ningún nombre, quizás en aquél momento todavía no se creerían estar haciendo realidad lo que siempre habían soñado o, mejor aun, al ver como la audiencia pasaba ampliamente de ellos, la mayoría de los scouts correteando y chillando por la sala en maravillosa anarquía, percibieron que la invisibilidad seguía siendo una realidad patente en el grupo.
No ocurrió lo mismo en la segunda actuación de la banda y, sin saberlo entonces, ese acontecimiento originó una pequeña gran disputa entre el resto de los miembros y Feargal. Cuando el presentador del concierto les pregunta por su nombre ellos, paralizados, se quedan sin saber qué contestar. Feargal, de naturaleza ágil y carácter extrovertido, suelta un rotundo The Hot Rods y, ante la mirada incrédula de sus compañeros, así son anunciados. No le importaba un carajo que hubiera entonces, Febrero de 1976, otra banda en Londres llamada Eddie & The Hot Rods, así como tampoco le importó un ardite cambiar el nombre del grupo en la siguiente actuación en el Waterside Youth Club a Little Feat, "ignorante" de la existencia de la ya entonces conocida banda norteamericana. El caso es que, antes que en otro posterior concierto le diera a Feargal por anunciarse como The Rolling Stones y (qué grandísima oportunidad perdida, continuar siendo un maravilloso plagio de la realidad), el propio Billy Doherty decide bautizar a la banda como The Undertones. No es mal nombre, hay que reconocerlo.
Mientras la "fuerza aérea" del 76 seguía su curso (siempre que hablo de ese año lo menciono de esa manera) y The Undertones continuaban ensayando, componiendo y actuando en los locales juveniles de la zona de Derry, siempre en un estilo muy rythm & blues, con pocos temas propios y muchos "covers" de entonces (existe una primera gran versión del "Gloria" de Van Morrison y sus Them), hay un período mágico que cambia totalmente el rumbo de la banda. John Peel, ya clausurado su mítico programa "Top Gear" y contratado por la BBC para su "Radio One", empieza a radiar a mansalva a Ramones, Iggy Pop & The Stooges, MC5, Shadows of Knight y otras luminarias de la recopilación "Nuggets". Parece que en un instante han quedado repentinamente obsoletos los Rolling Stones, Dr. Feelgood y Eric Clapton y, lo que entonces empezaba a asombrar tan solo a unos pocos, se convierte en el nuevo camino a seguir. La semilla del punk explosiona con todo su vigor. Las contundentes bases rítmicas, la tensión iridiscente de las guitarras, la cortedad temporal de los temas, todo ello enmarcado en una agresividad primitiva, liberando aquellas neuronas atrapadas en las melodías y estilos consolidados años atrás, hace acto de presencia con una fuerza volcánica y radioactiva. Afortunadamente The Undertones, un grupo cuya media de edad en esa época no sobrepasaba los 18 años, se inmiscuye rápidamente en esa onda y, fruto de esa decisión, empiezan ya a crear y consolidar una actitud y estilo por los que serán ampliamente reconocidos y admirados.
El local adecuado en Derry para darse a conocer en ese preciso momento es el famoso "The Casbah", un auténtico garito entre Beachwood Avenue y Broadway, cuna del orgulloso punk norirlandés. Los días de concierto atiborrado normalmente de gente joven aparentemente sin compromiso afectivo (si a alguien se le ocurría llevar allí a su novia ya sabía que la perdía al día siguiente), olor cargado a cerveza "Smithwicks" (50 peniques la pinta), humo de "Embasseys" (se de buena tinta que el fabricante exportaba a determinados países africanos una versión de la marca con el doble de alquitrán permitido en Inglaterra) y penetrante aroma de orines. Estamos ya a principios de 1977 y The Undertones, ya punks confesos (aunque alejados de las premisas políticas y sociales, reivindicativas de sus primos ingleses) se convierten en cabeceras de muchos de los carteles que el local publica en la época. La continuidad en los conciertos les permite empezar a sumar unas ganancias económicas (40 libras a la semana) que, aun no pueden evitarlo, les sirve para ir cancelando el préstamo de unos años atrás y, lo mejor, actualizar el equipo de instrumentos.
Empieza a crecer su fama y, poco tiempo después, actúan en un par de ocasiones en Dublín, también con éxito aunque en la segunda son testigos de un Altamont a la irlandesa cuando un joven asistente es apuñalado y muerto a pocos metros del escenario. Un testigo acusa inexplicablemente a Bill Doherty de ser el autor del apuñalamiento y a duras penas logran convencer a la policía local de su inocencia. Afortunadamente su retorno a casa se plasma con la posibilidad de grabar un tema en un sello de Belfast, cuestión que se presenta gracias a un tal Terri Hooley (habría que hacer un monumento a este tipo), a la sazón propietario de una tienda de discos y productor de varias bandas locales. El disco contiene la canción "Teenage Kicks", desconocida inicialmente fuera del ámbito geográfico de la banda, pero gracias a la emisión constante del querido y añorado John Peel en "Radio One" (de hecho llegó a considerar a la pieza como "la mejor canción de rock de la historia") se convierte en un éxito inmediato. Siguen participaciones en "Top of the Pops", las primeras giras por el Reino Unido y la posibilidad de firmar su primer contrato discográfico, quedando también pendiente la búsqueda de un mánager que gestione sus futuros intereses como banda ya algo encumbrada.
Toda esta vorágine de acontecimientos, acaecidos entre Septiembre y Octubre de 1978, no debe hacernos olvidar que dentro del grupo existía entonces una tensión latente entre Feargal Sharkey y el resto de sus miembros. Un Feargal, ya comentamos anteriormente su carácter lanzado y sin complejos, que se impone (sin necesidad de consenso previo) como portavoz de la banda y que, en muchas ocasiones y sin importar el temario de sus declaraciones, choca con los propios pensamientos e ideas de los hermanos O´Neill, de Billy y Michael. Situación de tensión que llega incluso a alcanzar su cenit días antes de la grabación del celebrado "Teenage Kicks" y que se resuelve, me atrevería a decir que en falso, cuando entre todas las partes deciden que la salida del cantante de la banda se producirá una vez terminada la grabación; hecho que afortunadamente no sucede pero que pone de relieve una fractura cierta en la amistad de sus miembros que, año a año y producida muchas veces por piques adolescentes (no olvidemos sus edades), va minando su convivencia.
A finales de 1978, y después de un concierto en "The Casbah" al que asiste un representante del sello americano Sire (el mismo de sus admirados Ramones), Feargal y Billy vuelan a Londres para negociar los términos del contrato que les ligará con dicho sello. Las condiciones propuestas no es que fueran perfectas pero, teniendo en cuenta que parten de su propia bisoñez (y el consejo de un abogado de Belfast, poco o nada experto en los entresijos de la industria discográfica), no se puede decir que fuera totalmente leonino. De hecho un anticipo de 10.000 libras de la época les pareció a los miembros del grupo un pellizco suficiente para empezar a pensar en la grabación de su primer Lp. A un lado dejaron, por ignorancia, la negociación de lo verdaderamente importante, los porcentajes de los royalties a percibir por todas las grabaciones a publicar en un futuro, asunto que conllevaría la ruptura posterior del contrato en 1982 y del que se encargaría su recién nombrado mánager Andy Ferguson.
El Lp primero homónimo de The Undertones, grabado en Mayo de 1979, nos ofrece entonces un cúmulo de canciones que destacan por su pujanza punk, con un manejo instrumental ya ciertamente cualificado por los muchos ensayos y actuaciones anteriores del grupo y, además, por una temática lírica que, palmariamente, se aleja de los textos reivindicativos y de reflejo (y condena) social que propugnaban grupos hermanos como Sex Pistols o The Clash. Su estilo, más adecuado quizás si lo viéramos como un cruce de influencias entre Ramones y Buzzcocks, presenta a la audiencia vivencias banales del día a día, recogiendo los pensamientos más inocuos de una juventud universal que no importaba el lugar donde pudiera vivir, tan válida podría ser su imagen en el mismo Derry como en Montevideo. Admiración indudable por el sexo contrario la mayoría de las ocasiones, cuando no algún desencuentro que no salpicará de sangre los tabloides del día siguiente, sin dejar de lado alguna mención a problemas internos entre adolescentes aun con las ideas no demasiado claras, las canciones se van sucediendo en un ambiente de juerga de amigotes más que de fiesta con chicas y novias invitadas. La acidez instrumental, la rapidez melódica de las canciones, el fulminante estruendo de fondo originado, ayudan al oyente a abandonarse y a bailar como miembro de pleno derecho de la comunidad internacional del acné tardío. Todos sus temas, por no desmerecer sin motivo a alguno de ellos, hacen del album un perfecto producto de diversión, atemporal en tanto se sigue escuchando con la misma frescura hoy que hace 35 años.
Me queda, después de meditarlo en repetidas ocasiones, la buena imagen de un grupo como The Undertones que en un ambiente realmente hostil (en la década de los 70 se producen muchos de los acontecimientos más terroríficos de la lucha del IRA contra el gobierno de ocupación inglés, además de escalofriantes enfrentamientos entre las comunidades católica y protestante) supo centrarse en su propio mundo interior de sueños, anhelos e ilusiones para transmitir a sus seguidores una feliz rutina civil. No debió ser fácil, pero lo consiguieron. Grupos como ellos, definitivamente roto en 1983 (hasta entonces aguantó con ellos nuestro amigo Feargal Sharkey, que seguiría entonces una carrera en solitario,... y también los hermanos O´Neill, que formarían a partir de entonces los más exitosos That Petrol Emotion), y vuelto a la palestra en 1999 con Paul McLoone como cantante, demuestran que la música puede servir como vínculo de unión y ejercicio pacífico. Algo que parece olvidarse con demasiada facilidad.