THE ROLLING STONES "SOME GIRLS"
Cerca de medianoche acontece un súbito apagón en casa y me acerco renqueante a la claraboya de la buhardilla. El cielo tiene un extraño aspecto brillante, un azul añilado que aun no ha llegado a ser pizarroso pero que muy pronto quedará hipnotizado por el inmenso ojo de la lechuza. Adivino las luces centelleantes de dos aviones que vuelan hermanados en el infinito, altísimos en un viaje que presumo les pueda llevar a Roma o a Beirut. Y desde aquí abajo imagino que los pasajeros estarán contemplando el resplandor cobre y limón ácido de mi ciudad desde sus ventanas, advertidos rutinariamente por alguna azafata que, pocos instantes después, añoraría a su hijo pequeño, en ese momento supuestamente atendido por su suegra Hellen en los Brooklyn Heights de Nueva York.
No entraba en mis planes dedicar una entrada a los de Dartford de forma inminente, ni siquiera a medio plazo, tan asumida tengo su historia, tan consciente soy de la inutilidad de decir algo más sobre la banda inglesa, que me parecía tarea baldía aportar un grano más de arena, sin duda insignificante, entre dunas de desiertos interminables. Dos años después de la publicación del "Black And Blue" en 1976, servidor ya era un devoto seguidor del primer punk y de la "new wave" y consideraba, como muchos otros de mi generación, que los Rolling Stones estaban ya algo superados y que, muy a su pesar, poco podrían aportar en ese excitante momento de cambio y revolución. Mis pocos ahorros de entonces, sabia decisión, fueron gastados en la compra de los discos que los nuevos grupos e intérpretes de esa época prodigiosa sacaron a la luz. Decidí entonces dejarles a un lado, nunca olvidarlos, quizás en cuarentena temporal a la espera de un posterior rescate. Decisión que, con el paso del tiempo y a la vista de las obras que la banda iba sucesivamente publicando, me pareció correcta y oportuna. En una palabra, consentí en "castigarles sin postre" y marcar en mi ideario musical un antes y un después. Óptimo desde "The Rolling Stones (England´s Newest Hit Makers)" hasta "Black And Blue", ignorado desde "Some Girls" en adelante. Catorce años maravillosos, eso sí.
"Some Girls", si. Pasa el tiempo (tan despacio) y surgen comentarios, leo artículos en los medios, compro libros, escucho algunos singles del disco (el "Miss You" nunca me puso a tiro de nada) y no reacciono. Me hago mayor (tan deprisa) y me acogotan los sudores fríos del zahorí, rata entre platos y amplificadores, seguidor de colecciones, completista de artistas, grupos y sagas, investigador de vida y milagros varios de protagonistas hechos fetiches a fuerza de idolatrarles. Nada pasa, solo el tiempo (tan despacio), tiempo que se convierte en mármol antiguo década a década. Algo, no obstante, me dice desde el interior de mi mazmorra que quizás debería dar una oportunidad a este disco, "Some Girls", que si tanto el río suena por algo será, ya han entrado en juego las innumerables listas de entendidos en la materia, aficionados de bien, que califican este disco como "el último gran disco de los Rolling Stones" y tildan de poco menos de infame a aquél que no lo tuviera en su colección. Hasta que, al fín, una fría y ventosa noche de noviembre de 2013 me decido, y compro el vinilo reeditado. (Estaba en oferta, también cuenta)
Si he admirado, y lo seguiré haciendo, a The Velvet Underground es porque sacan luz de la sombra y si, de igual manera, soy fan de los Rolling Stones (no me lo tomen a mal, desde ahora solo hasta "Some Girls") es porque su música es luz perpetua, no importa su presencia en el claroscuro de la noche o en el fulgor del amanecer, su resplandor se asemeja a la de la esfinge a cuyo altar acudimos todos a depositar nuestra corona de laurel. Y "Some Girls", más vale reconocerlo tarde como en mi caso, no defrauda al oyente acostumbrado a dejarse balancear por ese tan encantador arrullo "stoniano", fuerte y agresivo en cualquiera de sus formas estilísticas, dulce como un beso a deshora de aquella que siempre pensamos inaccesible.
El album es un perfecto compendio de lo que debe ser un buen disco de rock, un cúmulo de canciones que busquen, o por lo menos intenten, la perfección, y en "Some Girls" éstas se dan. Hay una tensión contenida y amable en gran parte de las canciones, no aquella propia de la mejor viola atonal de John Cale (la que más me sorprende, hasta ahora), más bien un choque de palma contra palma cuando hemos conseguido el triple que nos da el partido, el dulce trompazo de cadera contra cadera cuando bailamos en la discoteca, el pálpito que queda en las ingles cuando nos separamos del otro cuerpo. Y para ello la banda reforzó, como signo de identidad del disco, una línea de guitarras directa, agresiva y brillantísima (gran trabajo el del ingeniero Chris Kimsey). Qué bien se compenetra Kiz con Ronnie, la solista saltarina de aquél con el "pedal steel" expansivo de éste, una batería de Charlie precisa y curtida, perfectamente acoplada a la velocidad de la grabación, a veces aquietada, otras trotona como un simón. Bill cumple con creces, afortunadamente se le escucha en todas las canciones y Mick, que ya por entonces quería mostrar sus recientes adelantos con la guitarra (escuchar su aportación en "Far Away Eyes"), pone además la guinda vocal con algo más que su característica chulería, con convicción, modulación agresiva o susurrante en su caso, un gran trabajo el suyo. Ian McLagan (ex Small Faces, The Faces) al piano eléctrico, Sugar Blue a la armónica, Mel Collins (ex King Crimson, Camel, Alan Parsons Project) al saxo y Simon Kirke (ex Free, Bad Company) colaboran, entre otros, a dar lustre a la grabación.
The Glitter Twins, ya ubicados a últimos del 77 y primeros del 78, momento en que tiene lugar la grabación del disco en los estudios de EMI en París, son conscientes de la necesidad de aportar a su nueva obra los estilos e imagen (la atractiva portada de Peter Carriston no deja de ser un reclamo perfecto) que por entonces causaban sensación. La música disco triunfaba en todas las pasarelas y el punk escupía su rabia por las aceras. Así "Miss You", es una canción que refleja fielmente el brillo de las lentejuelas en los "mirror balls", o "Shattered", en el otro extremo más punk-new wave, con sus acordes y percusión cortantes y acelerados, da un guiño cómplice a la nueva generación de oyentes comprometidos con el cambio. Temas otros que son pura orfebrería "stoniana", bien en sus variantes balada-disco "Beast Of Burden" (magnífica cadencia melódica) o clásicas como "Imagination" (versión del original "Just My Imagination" de los Temptations), toques "country" (la sombra de Gram Parsons seguía siendo alargada) en "Far Away Eyes" (excelente recitación aquí de Mick), revoltijo de rythm & blues clásico en el muy brillante "When The Whip Comes Down" y en el conciso y potente "Lies", el blues más arrastrado de "Some Girls" (objeto en su día de una ridícula controversia por su supuesta exaltación racista y machista), el "nuevaolero" azote de "Respectable" y, para mí, la auténtica joya del disco, "Before They Make Me Run", un himno "outlaw" que recoge lo mejor del "Exile".
Hay también un trasfondo muy destacado en el disco y es la querencia de la banda, que me imagino muy influenciada en este caso por el petulante de Mick Jagger, por la ciudad de Nueva York. En muchos de los textos aparece mencionada la nueva Sodoma. La aparición de sus calles congestionadas por paisanaje de todo tipo, su ambiente de lujo y exceso decadente, degradación social, vicio, muerte y sexo perpetuo, plataforma donde empieza y culmina todo lo nuevo, gran creadora de banalidad, devoradora de la voluntad de sus aduladores, es tomada más que con denuncia con no disimulada admiración, como una recomendación para todos aquellos que quisieran estar en el lugar adecuado, viviendo a la última moda de la capital del mundo. Convencido estoy de que los Glimmer Twins estudiaron el muy positivo efecto comercial que los textos y el ambiente imaginado del disco podrían causar a sus oyentes. Tan es así que "Some Girls", desde su publicación en Junio de 1978, llegó enseguida al número 1 del Billboard 200 y al 2 del UK Top 50 (no pudo sobrepasar al "Saturday Night Fever", ver para creer)
"Some Girls" no llega a la cima del póquer del grupo ("Beggars Banquet", "Let It Bleed", "Sticky Fingers" y "Exile On Main Street") y se queda, y no es mal nivel, a la altura de un "Goats Head Soup", "It´s Only Rock´N´Roll" y "Black And Blue". Lástima que a partir de entonces no diera la banda la talla de antaño. Ya sabemos lo del excesivo protagonisno de un Jagger auto-divinizado durante la siguiente década, su intención de dirigir la música hacia los derroteros impuestos por la moda de cada momento, la lucha (?) de Kiz por mantener el primer y originario espíritu de Dartford y, como colofón, la deriva que sumó a la banda en una atonía creativa que todavía perdura. Dicho esto, no obstante, igual que rectifiqué en su momento con este magnífico "Some Girls", admito cualquier sugerencia o recomendación que los interesados en que corrija mi actitud sobre el trabajo posterior de la banda quieran hacerme.
Entrada dedicada al insigne bloguero y hombre de música Savoy Truffle, artífice verdadero del cambio de rumbo.