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13 ene 2014

ALICIA HA VUELTO A CANTERBURY




CARAVAN                   "IN THE LAND OF GREY AND PINK"
..."Hobbits are an unobtrusive but very ancient people, more numerous formerly than they are today; for they love peace and quiet and good tilled earth: a well-ordered and well-farmed countryside was their favourite haunt. They do not and did not understand or like machines more complicated than forge-bellows, a water-mill, or a hand-loom, though they were skilful with tools. Event in ancient days they were, as a rule, shy of "the Big Folk", as they call us, and now they avoid us with dismay and are becoming hard to find" (The Lord Of The Rings, Prologue I, Concerning Hobbits. J.R.R.Tolkien)

A mediados de 1960 el último "hobbit" reconocido de la edad moderna (para otros vendría a ser el postrero "beatnick" o el primer "proto-hippie"), un australiano llamado Daevid Allen, se instala en la casa de los padres de Robert Wyatt en Lydden, en un medio destartalado caserón llamado "Wellington House" situado apenas a 10 millas de la ciudad de Canterbury, desde el siglo VII cuna del cristianismo inglés y solar de los muy recomendables "Cuentos" de Geoffrey Chaucer (y la no menos celebrada película homónima de Pier Paolo Pasolini). Daevid, harto de una sociedad ultraconservadora y pacata como la australiana de la época, armado casi exclusivamente de su profusa colección de discos de jazz, música oriental y cuadernos de poesías propias, elige el viaje iniciatico como culminación de una aventura de conocimiento personal a gran escala, sin fronteras previas ni objetivos previamente trazados. Desconocemos la razón por la que su peregrinación en Inglaterra le llevara al hogar de los Wyatt, gente liberal "a la inglesa", es decir, con su punto de excentricidad (nunca de esnobismo), contrastada tolerancia política y religiosa y, casi siempre, un prurito de carácter traumatizado a consecuencia de una sexualidad que nunca conseguiría evitar su puritanismo, marca de origen del país. Se comentó en su día, según cuentan algunos conocedores de la familia, que los padres de Robert llegan en algún momento a expulsar a Daevid de su casa acusándole de ser el causante de una tentativa de suicidio de su hijo, cuestión que no queda del todo clara toda vez que el mismo Robert se traslada a Londres a mitad de 1962 para reunirse con su camarada australiano.

A principios de 1963, seguimos en la capital británica, Daevid, Robert y Hugh Hopper, que también frecuentaba la casa de Wyatt en Lydden, forman el Daevid Allen Trio, banda que sería el embrión del primer gran grupo progresivo de la música inglesa, los muy celebrados The Wilde Flowers. Y de este grupo seminal, como ya muchos saben, saldrían las dos grandes bandas (entre otras de menor valor, aunque no importancia) que confirmarían el llamado "sonido de Canterbury", Soft Machine y Caravan. Sonido que se bautiza por la prensa de entonces como "de Canterbury" (caracterización de la que nunca estuvo conforme Wyatt) ya que esos The Wilde Flowers deciden abandonar Londres y establecerse de nuevo en su campiña original de Kent, propiciando que tanto los músicos de la banda original como los de las otras mencionadas, vuelvan a convivir y trabajar en un entorno alejado de las presiones y los turbios manejos del negocio discográfico de la "city" (mucho más sangrantes entonces que ahora), más propicio, en definitiva, a seguir unas coordenadas más enraizadas en una cultura hippie, campestre y comunal. (El gran Ronnie Lane lo haría años más tarde en Gales).

Si a los nombres ya mencionados de Daevid, Robert y Hugh, se suman los de Mike Ratledge y Kevin Ayers (ambos también eran asiduos visitantes del caserón de "Wellington House"), y añadimos los de los primos Sinclair (Richard y David), Pye Hastings y Richard Coughlan ya tenemos el ejército armado que conformaría el todo y las partes tanto de The Wilde Flowers como de sus bandas hijas, Soft Machine y Caravan. Esta segunda banda, objeto en definitiva de nuestra entrada de hoy, queda inicialmente relegada a un segundo plano si comparamos el alcance y éxito de su primera grabación homónima con la que tuvieron sus hermanos de Soft Machine, pero a menos que queramos introducirnos en una discusión sobre las causas y efectos de esta diferencia de trato (cuestión que no deja de tener su interés) tampoco deberíamos centrarnos ahora en esta disyuntiva. Que se sepa, no obstante, que mientras los Soft (como se los conocería al poco tiempo en Inglaterra) anclaron su estilo progresivo en una mayor componente jazzística, Caravan lo hizo en base a un mayor gusto por el desarrollo de melodías pop, sin olvidar tampoco en ambos casos su gran querencia a la improvisación, extensión musical de muchos de los temas que vino a significar un primer acercamiento para una audiencia joven, todavía no acostumbrada a temas y canciones que superaran los 3 ó 4 minutos de duración. (De hecho, serían los "colleges" de las numerosas universidades inglesas los principales seguidores iniciales del estilo)

Esa primera obra homónima de Caravan de la que hablábamos, grabada en el sello americano MGM/Verve en Octubre de 1968, muestra a una de las bandas instrumentalmente más eficientes del panorama inglés de la época, calidad a la que llegan gracias a las innumerables horas de ensayo y giras que hacen desde su formación en diciembre del año anterior. Ese primer trabajo, un híbrido de jazz y psicodelia, tiene el honor junto a The Nice, con su "Ars Longa Vita Brevis" y a "The Cheerful Insanity Of Giles, Giles And Fripp" de los hermanos Giles y Robert Fripp, de ser una de las primeras obras de un rock auténticamente progresivo (en el sentido más literal de la palabra) que se iría abriendo paso en una escena entonces dominada por una miríada de grupos que practicaban un estilo mayoritariamente alineado con el blues-rock. Lamentablemente la falta total de distribución de un sello, que ante la falta de éxito se retira poco tiempo después del mercado inglés, hace que la repercusión de la obra sea mínima. A principios de 1970 la banda firma con Decca/London y consiguen que su segundo album, "If I Could Do It All Over Again, I´ll Do It Over You", una mezcla de jazz clásico y folk inglés tradicional, alcance una audiencia mucho mayor, gracias también a la aparición de la banda en programas de TV tan señalados como "Top Of The Pops".

Ese éxito de su segundo album les da pie para presentarse en 1971 con lo que para muchos, entre los que me incluyo, viene a ser su obra maestra, "In The Land Of Grey And Pink", un compendio de su mejor música melódica, mezcla de folk, jazz, toques de música clásica de fantasía (nueva acepción de la casa...), e incluso de "hard-rock" de la muy primera hornada, todo ello recreándose en una atmósfera de gran belleza lírica e instrumental. Su contenido está centrado en una pieza-suite de 23 minutos, "Nine Feet Underground", donde no solamente brilla un inspiradísimo David Sinclair, con unos teclados distorsionados en base a un "fuzz" muy logrado, sino también el resto de los miembros, perfectamente conjuntados, recreándose en un ambiente de ensoñación campestre, de leña crepitando, de bondad y buenas vibraciones. Y alrededor de ella, se entrelazan otras canciones de gran riqueza instrumental, sus melodías siempre desarrollándose en torno a una idea común de total armonía musical, como si la misma interpretación fuera un todo narrativo ligado por una simple intención, aquella que deviene de una historia sencilla, la que busca la emoción de los cuentos, la ilusión de los niños, la magia de la infancia.

Textos donde no falta el humor, "Golf Girl", o la referencia a los arquetipos medievales (castillos, dragones y caballeros), "Winter Wine", distintos protagonistas cercanos a los "hobbits", como los "grimblies" de "In The Land Of The Grey And Pink", o seres extraños que llaman desde el mar a los hombres, "Aristocracy", bondadosos cerdos voladores en "Love To Love You (And Tonight Pigs Will Fly)", todo ello aderezado con la sorpresa inocente de una Alicia que se torna posteriormente en prisionera de su propio juego. La portada, obra de la dibujante Anne Marie Anderson,  al desplegarse facilita al oyente su inmersión en un mundo de misterio ingenuo y fantasía sin peligro (aparente). Un album, en definitiva, ideal para perderse entre los "hobbits" que nos sirvieron de prólogo a la entrada.




Este fue el último trabajo de la formación original de Caravan. Los Sinclair (David y Richard), Pye Hastings y Richard Coughlan, con la muy encomiable ayuda de Jimmy Hastings a los vientos y David Grinsted (además de instrumentista auxiliar en varios temas, ingeniero de sonido y de mezclas en los estudios de grabación). David Sinclair dejaría el grupo para unirse a Robert Wyatt en Matching Mole, aunque retornaría después para incorporarse en la grabación del quinto trabajo de la banda. Su andadura inmediatamente posterior (durante la década de los 70), y su conexión con otras formaciones progresivas de gran prestigio (Richard Sinclair en Hatfield And The North), elevaría la categoría del grupo al estatus de culto. Estatus que, a fecha de hoy, se sigue afortunadamente manteniendo.

Entrada dedicada al batería originario del grupo, Richard Coughlan, una de las lamentables y numerosas bajas de músicos y artistas acontecidas el año pasado, de infausto recuerdo, solo por ello.

4 comentarios:

  1. Magnifico como siempre tu revisión de a mi gusto el mejor disco de Caravan. Tarde en cogerles el punto pero sus primeros álbumes me han enganchado.

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    1. Amigo Bernardo, parece que no ha interesado mucho el asunto de Caravan..., de acuerdo contigo en que es su mejor trabajo, el que les consolida como banda y mejor les representa.
      Gracias por tus comentarios, siempre oportunos.
      Saludos,
      Javier.

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    2. Maravilloso disco y entrada de Antología, con mayúscula aposta, Javier. Muchas veces comento que hay determinadas veces en lo largo del año que me dan, sin previo aviso, unos arreones prog-70's (o finales de lo anterior) que ni yo se de donde me vienen, y Caravan (con todos sus matices mil a agradecer) son pieza harto recurrente... Además has ido a meter su disco que más veces he escuchado y engancha. Mucho aplausos... Canterbury alives !

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    3. Me alegro que te gustara la entrada que, ni de lejos, puede llegar a la calidad del album. Si, es un gran disco y una gran música la que ejecutan los chicos de Caravan. Tanto que estoy empeñado en recuperar, poco a poco, toda su extensa discografía, de la que me faltan bastantes cosas.
      Saludos,
      Javier.

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