PATTO "ROLL ´EM SMOKE ´EM PUT ANOTHER LINE OUT"
Llevo varias semanas rumiando el sueño del buey dorado, escuchando en profundidades subcutáneas, relajado y demasiado olvidadizo otras, pero escuchando en definitiva, la música etérea generada por uno de los mejores dioses instrumentistas ingleses de todos los tiempos. Y aunque Ollie Halsall es más bien conocido como hombre de música (graetia plena, Juan de Pablos) por su aportación al género como un extraordinario guitarrista, los teclados también fueron en gran medida un instrumento amplia y brillantemente usados por parte de mi amigo y cliente de mi peluquería. Y digo rumiando porque la idea de escribir algo sobre el elegido para esta nueva entrada de nuestra galería HALL OF FAME, me viene persiguiendo sin tregua desde hace meses, me tuvo también parcialmente obseso durante esas horas muertas de la tarde en las que aparentemente no pasa nada. La necesidad de contar mi versión sobre un músico amigo se me antojó obligatoria por múltiples razones. Veamos cuales.
Podría empezar hablando convencionalmente de Ollie y su amplísima historia musical (y también algo corta debido a su prematura desaparición). De sus méritos como instrumentista de guitarra y teclados, vibráfono (su primer introductor en la escena del rock) y batería, bajo y compositor y autor de letras además de productor, también celebrado músico de estudio y por ello muy solicitado. Miembro de bandas conocidas como Timebox, Patto, Boxer, Tempest o The Soporifics con Kevin Ayers. En su estancia española con Ramoncín o Radio Futura, supliendo la baja de Enrique Sierra. También participante en otras experiencias más arriesgadas, en el Centipede de Robert Fripp o colaborando con Morgan Fisher en su "Miniatures" (una de las primeras experiencias de la globalización musical) ). Invitado de honor en juergas genuinamente británicas con John Otway o The Rutles (la cara oculta y desbarrada de The Beatles). Pero no voy a hacerlo extensamente, sería demasiado cansino (y largo) caer en una presentación al uso.
Prefiero de momento (a menos que improbablemente cambie de opinión) acercarme a su personalidad más próxima, más de cotilleo, para así facilitar a los numerosos lectores (y lectoras) del semanario "Hola", todos buenos clientes de mi peluquería, el conocimiento de un artista de andar por el pasillo de casa, tan majo él. Quedamos entonces que Ollie Halsall nace y muere como todo el mundo. Lo hace en Inglaterra, en una ciudad equivocada, un Southport cuyo nombre se desmiente al estar localizada bastante al norte de las islas pero que, afortunadamente, soporta la incongruencia al ser regada por la cercanía de los aromas musicales del Merseyside. Muere en Madrid, en la calle Amargura (cuyo nombre afortunadamente fue cambiado), en un barrio roquero (Carabanchel) y por la tontería de la droga. El caso es que estaba sustituyendo a Enrique Sierra durante gran parte de la grabación y gira posterior del "Veneno en la piel" de Radio Futura. Y picó el anzuelo como un pardillo. Gran parte de la no despreciable suma de dinero que ganó en sus últimos años de vida la malgastó en la tontería de la heroína. ¡Fíjate tú! Otros males de amores propiciaron un bajón que pensó olvidar con la ayuda de la aguja. Ollie murío entonces sin necesidad e inesperadamente, casi ninguno de sus amigos y conocidos se creyó en principio la causa de la muerte de nuestro protagonista.
Digamos que Ollie fue un hombre que prefirió vivir la música como algo lúdico y romántico, de clase social gamberra e impetuosa, se dejó llevar la mayoría de las veces por la inspiración más instantánea, la vivió también como una profesión profundamente seria. Véase por ejemplo cuando recomienda a los miembros de Pa Amb Oli Band (¿lo pillas, lectora ?), el primer grupo mallorquín con quien colaboró, la imperiosa necesidad de llegar sobrios y en perfectas condiciones a los conciertos, cuando él mismo Ollie en más de una ocasión llegaba bastante puesto al evento (sin por ello dejar de cumplir con sus compromisos). Un trabajador autónomo el Ollie (para entendernos con la señá Teresa, que acaba de entrar para pedir hora), donde al reclamo orgánico de la diversión (compañero en muchas de sus bandas de colegas también con antecedentes tabernarios), su estricta profesionalidad británica le conminaba además a progresar hacia la mayor perfección técnica y compositiva posible. Hago mías las palabras que hace muchos años dijera John Halsey, amigo y bateria en Patto y The Rutles: "Puede que Ollie no fuese el mejor guitarrista del mundo, pero ciertamente estaba entre los dos mejores".
"¡Ay Terelu, guapa..., no voy a tener hora hasta mañana, a eso de las 12 del mediodía, pásate entonces, ¿vale cariño?...", bueno a lo que íbamos, decía que si algún músico de entonces pretendiera provocar en la audiencia una sensación de confusión con sus letras (como a menudo sucedía), debería haberse puesto en contacto con Mike Patto, la otra mitad conocida de Ollie Halsall, su hermano gemelo sin serlo. Mike Patto, un cantante con una incomparable voz, semejante a la de un Chris Farlowe, un Chappo Chapman o un Ian Hunter (afilando la navaja antes de afeitar a don Manuel), autor él de numerosas canciones en los que sus mejores versos representaban fielmente a una clase media inglesa que no pasaba más allá del pub, para contrastarlo con las experiencias vividas durante sus largas jornadas en la carretera, de concierto en concierto, por Inglaterra, de país en país, de continente en continente. La coincidencia de Ollie y Mike Patto en los mencionados grupos Timebox, Patto y Boxer, todos ellos sinónimos del mejor rock inglés de la primera mitad de los 70, hace de su mutua experiencia musical algo parecido a lo que poco tiempo antes habían logrado Elton John y Bernie Taupin. Una maldita leucemia se encargaría de cortar por lo insano la prometedora carrera de un Boxer que aspiraba entonces a un cetro más que merecido. Mike Patto moría sin solución de inmortalidad en 1979..., "sin llegar a los cuarenta, pa chasco doña Felisa, ya vé usté..., tan joven" (Me temo que la Felisa no acaba de cogerle el hilo al asunto que nos traemos hoy entre manos). Nace, sin que nadie se percatara entonces, una maldición que persiguió a todos y cada uno de los miembros de Patto. Mike, Ollie, John Halsey y Clive Griffiths (bajista); mueren pronto los primeros y la mala suerte de un gravísimo accidente de tráfico se ceba al poco tiempo con John y Clive.
Y si algún lector o lectora quisiera conocer el lado más glamuroso de Ollie (que también lo tuvo y espero que estos datos que siguen a continuación sirvan para elevar la trempera de las clientas), tendríamos que hablar de su relación con el último aristócrata inglés del rock, su contemporáneo Kevin Ayers. La primera colaboración conocida tuvo lugar en el célebre "June 1, 1974", del mismo Ayers, John Cale, Eno y Nico, un album fundamental en el que Ollie participa en su cara B exclusivamente, y del que me hago pestes por no poseerlo todavía. Un Kevin procedente de unos The Wilde Flowers y Soft Machine (¿acaso existe una genética más exquisita en la música moderna inglesa?), y que recala a finales de los 70 en un Deiá mallorquín, cálido auto-exilio de un artista en explosión creativa, asentado en un típico ambiente de bohemia inglesa, té a las cinco, ginebra y sustancias estimulantes a discreción, el mar Mediterráneo por todas partes, lo contrario de lo que ocurre en la lejana metrópoli, no hay más que ver las fotos playeras del "Quadrophenia" o del "Setting Sons".
Desde la isla de Mallorca vemos a Ollie, (como miembro fijo de The Soporifics, banda entonces estable de Kevin Ayers con el que colabora en muchas de sus obras, desde "The Confessions Of Dc. Dream And Other Stories" de 1974 hasta el "That´s What You Get Babe" de 1980), conectando por primera vez con la escena musical isleña. Las obligaciones con la banda de Kevin le dejan el tiempo suficiente para realizar labores de producción y ser protagonista como multi-instrumentista en numerosas grabaciones de grupos como Pa Amb Oli Band, ...(...en este momento hay más lectoras en la peluquería que prefieren hablar de la última fiesta de Porcelanosa en el castillo de Windsor), The Outer Tunes (banda de existencia paralela a la primera), The Sex Beatles (¿recuerdan las ganas de diversión a la que aludíamos al principio del texto?) o incluso Mainstream Machine, una formación de jazz en la que participa muy ocasionalmente Ollie y que, como guinda de este párrafo, me retrotrae a los comentarios que leí en alguna ocasión del saxofonista Dave Brooks (esporádico participante en algunas grabaciones de Patto), sobre nuestro protagonista. "Ollie toca la guitarra como John Coltrane el saxo, como anticipándose en muchas de las notas que interpreta, dejándolas abiertas, sin culminar, para así lograr un sonido que nunca antes se había escuchado".
La década desde 1981 hasta la muerte de Ollie en 1992 es el tiempo entonces en que nuestro personaje vive y trabaja prácticamente en exclusiva en España, salvo breves y obligadas estancias en varios estudios londinenses o neoyorquinos para grabaciones puntualmente contratadas. Ollie vivé a cuerpo de rey en Deiá, aprovecha para ampliar su abanico artístico comenzando a pintar, la inspiración del ambiente mediterráneo le cambia el color de la piel a un bronceado permanente, también le altera eventualmente el carácter, de una persona suave en el escenario a un entrenador yugoslavo de baloncesto cuando se trata de gestionar sus participaciones en distintos proyectos locales. Seriedad en cualquier colaboración y transferencia de experiencia de los primeros 70 británicos hasta la península ibérica, porque Ollie recala en un país sediento de aprender. Viaja a Madrid ya a principios de la década de los 80. Ramoncin reclama el honor de haber sido el primer mesetario que llama al guitarrista para colaborar en sus albumes "Corta" (1982) y "Ramoncinco " (1984). Radio Futura se sirve de su presencia en "Veneno en la piel" cinco años más tarde. Entre esos finales años de los 80 grupos como Rey Lui, Corcobado y sus Chatarreros, Hombres G, Varsovia, cantantes como Antonio Flores o Tino Casal se benefician de sus proyectos conjuntos con Ollie. Se permite también hacer alguna tontería para el cine, "Sal Gorda" (Fernando Trueba, 1983) y alguna canción suelta para programas de TVE.
El proyecto más emotivo para Ollie en aquella época fue su participación en CinemasPop, una mezcla de electrónica y pop glam que le permitió demostrar que seguía en plena forma como multi instrumentista. Gana suficiente dinero para permitirse dispendios de todo tipo. Sus parejas se suceden con tanta promiscuidad que, al igual que sus proveedores, no duran lo suficiente para conocerle bien. Y es que Ollie está maquinando algo. La pérdida de su última novia le lleva al límite de la típica depresión, de la que nunca fue causa suficiente el salir como se salió. Sus cenizas están enterradas en Deiá, ignoro si conjuntamente con las de su colega Kevin Ayers, lo que sí recuerdo es la existencia de un par de placas en el cementerio de la localidad. La de Ollie, obra del escultor Michael Kane, se cayó estrepitosamente al poco de instalarla y permanece tal y como quedó, con una gran grieta que la divide y afea. Poco después de su entierro, sus amigos ingleses y mallorquines celebran un concierto homenaje en el pueblo, en el ya famoso Café Sa Fonda. El amigo Ollie ya faena en un mar que no es el suyo de origen, el de Southport recuerden, aquella ciudad equivocada donde nació en 1949 (mojada por los fluidos del Merseyside)
Entre los clientes de la peluquería solo existe uno (y hoy no ha aparecido de momento) que conoce la clásica opinión de los muy seguidores del grupo Patto. No podremos entonces contrastar la opinión que sigue a continuación pero apuesto sin dudar por el "Hold Your Fire" (Vértigo, 1971) si queremos elegir al mejor Ollie guitarrista. Si por el contrario preferimos el Ollie pianista (su instrumento más importante, junto a la guitarra), "Roll ´em, Smoke ´em, Put Another Line Out" (Island, 1972) es la obra aconsejada. Muff Winwood (el hermano feo de Steve) así lo afirmaba entonces. El ex bajista de Spencer Davis Group produce ambos discos y ayuda a introducir a la banda en Island Records, no era para menos siendo entonces un alto ejecutivo del sello londinense. Muff les falla más tarde cuando impide la edición de su último trabajo "Monkey´s Bum" grabado en 1973. El final del rock progresivo es un hecho en esos años donde ya priman Roxy Music y el glam de Bolan y Bowie. Muff decide en consecuencia impedir la progresión natural de la banda, considerando que su estilo no tenía cabida en las nuevas modas musicales. Idiota.
Todos los temas incluidos en este "Roll ´ em, Smoke ´em, Put Another Line Out" son realmente un prodigio de sentimiento roquero y altísima técnica instrumental, incluso la canción que concluye con el disco, una vomitiva "Cap´n ´P´ and The Atto´s (Sea Biscuits parts 1 & 2)", tiene su guasa y razón de ser. Y es que la banda Patto refrendaba su derecho a la libertad compositiva con una boutade típicamente marítima y británica. La guitarra de Ollie en "Loud Green Sound" está considerada por una mayoría de entendidos del género como anticipo y base melódica a seguir en el próximo nacimiento del punk. El piano introductorio en "Flat Footed Woman" ya sirve a Ollie para avisar a los oyentes de lo que les espera, un album donde los teclados van a prevalecer sobre la guitarra, una especie de revancha del autor ante su imagen mayoritaria de casi exclusivo instrumentista de las seis cuerdas en su querida Gibson SG Standard. También ocasión para afianzarse como partenaire imprescindible de un Mike Patto que compagina con Ollie la composición de la gran mayoría de los temas que forman parte del album. Canciones que hablan con ironía y humor malteado de las experiencias de un personaje real, protagonista de un ambiente que empieza a rechazar el tafetán hippie para cambiarlo por las brillantes lentejuelas del glam; y no a todos les ha servido la prometida libertad sexual de la época, tampoco a nosotros. En la edición española del sello Ariola la censura elimina "Mummy", un tema que nos habla de una madre ataviada exclusivamente con su ropa íntima, y esto aquí no se puede tolerar, faltaría más.
Bandas como Patto y Boxer giran entonces con cierto éxito por USA como teloneros de Joe Cocker y por toda Europa. Alvin Lee de Ten Years After confirmó en Suecia que no había visto una formación mejor en su vida y realiza algunas grabaciones de los conciertos en los que coinciden. Tanto en Tempest, siguiente apuesta de Ollie al salir de Patto, como en Boxer, el Peter John Ollie Halsall de Southport (la ciudad equivocada) está buscando ya una peluquería que no es la suya, la de toda la vida. El contrato con Kevin Ayers y su incorporación a la banda The Soporifics me permite verles en una actuación en directo en el Teatro Monumental de Madrid en la primavera de 1975. A Ollie ya se le empieza a caer el pelo (tenemos tratamiento de espuma cutánea contra la alopecia en nuestra peluquería...) y la forma de su cara se va paulatinamente tornando en un perfil mediterráneo, desnudo, redondo, casi ojival. Un británico tan amante del té y el criket que se quedó para siempre vivo y muerto entre nosotros. La carátula de su último disco en solitario, "Caves", es su postrera aportación conocida a la pintura y a la música.
Interesante historia de este músico desconocido para mi y que me ha despertado el interés por escuchar algo de el.
ResponderEliminarGracias socio
Gracias Mariano. Aquí hay mucho material para investigar si te interesara. Ollie fue un gran guitarrista y un tipo muy peculiar, también muy ligado a nuestro país.
EliminarSaludos,
Javier.
glorioso tratado de un musico que yo no diria sin suerte por tener la oportunidad de vivir una era y con las compañias que tuvo Si es cierto que merecería un mayor reconocimiento pero el mismo lo malogró para nuestra desgracia. Gigantescoi post
ResponderEliminarDe acuerdo en lo de necesitar mucho mayor reconocimiento del que tuvo. Su pronta desaparición fue un hecho totalmente inesperado, nadie lo creía metido en esas historias. Tengo algunas referencias personales de los últimos meses de Ollie que he preferido dejar fuera del post.
EliminarGracias y saludos,
Javier.