PINK FLOYD "OBSCURED BY CLOUDS"
Pongo en el plato el "Obscured By Clouds" de Pink Floyd, dos, tres o puede que cinco años después de la última vez en que lo hice, y pienso en lo que he sido. Es tal la carga emocional que me acompaña al escuchar esta obra que, forzosamente, me siento empujado a rememorar algunos episodios de mi pasada existencia. Lo que soy ahora tiene que ver estrictamente con lo que me ha inspirado para hablar de este disco, aquí y en este preciso instante. Una introducción sobre una novela de Azorín, y un brevísimo verso de un poema del "Cancionero" de Petrarca, me han servido de inspiración para encontrar la palanca de arranque olvidada en una esquina del garaje. La exigua línea del humanista italiano decía: "¡Ay del que soy, y he sido!" ("Cancionero XXIII")..., la nota sobre el escritor levantino (en su obra "La voluntad") hablaba de las nubes como trasunto de la fugacidad del tiempo y de la vida. Ambas sensaciones me han llevado entonces a contemplar un panorama donde pasado y presente se dan la mano, ayudándome la imagen de las nubes como nexo de unión entre ambas realidades. Debo decir que la presencia de estos fenómenos aúreos, coincidiendo con el título del disco, no es casualidad.
[Es curioso constatar cómo la iluminación llega instantáneamente. Llevaba varios días recopilando información para hablar de una banda que nada tenía que ver con el grupo inglés. Ni su procedencia, ni su estilo, tampoco su historial ni su puesta en escena, llegaban a impresionarme lo suficiente para que me pronunciara sobre un disco que ya no merece la pena mencionar. Visitaba la página oficial de la supuesta banda, me sumergía en las opiniones de otros conocedores de su biografía y de sus obras, pasaba muchas horas visionando los vídeos de sus actuaciones, y no ocurría nada, me encontraba sin argumentos. ¿Por qué no aprovechar, entonces, esos ratos de reflexión mientras miraba la calle desde la ventana de mi habitación?. En ese vuela pluma una mujer mayor paseaba un perro por la calle, mientras, casi sin hacer ruido, un vehículo se deslizaba por el pavimento amarillo].
El he sido de "Obscured By Clouds" significa volver la vista atrás y plantarme ante el Cine Estudio California de la calle Andrés Mellado de Madrid. Allí acudía con la pandilla de amigos a ver las películas musicales que, de vez en vez, se proyectaban en una ciudad, y en un país, que vivían (sin aun saberlo) los últimos años de la dictadura. Por aquella pantalla pasaron los Festivales de Monterrey y de Woodstock (éste último en su versión reducida y con las pocas escenas de desnudos censuradas), también "More" y "La Vallée", ambas del director franco-suizo Barbet Schroeder. A Pink Floyd ya lo conocíamos por sus obras anteriores, básicamente por un "Atom Heart Mother" que circulaba de casa en casa, en préstamos de obligadísimo seguimiento y devolución que rara vez cumplía la fecha estipulada. Visionar esas películas nos hacía más libres, o por lo menos eso creíamos en aquellos momentos. Salíamos de la sala emulando con las manos los riffs de la guitarra de Gilmour, golpeando unas baquetas imaginarias en el aire ya tibio del comienzo de la noche. Mientras decidíamos donde ir después (siempre a algún bareto de los bajos de Aurerrá, donde nos aseguraríamos de seguir escuchando buena música), hurgábamos en nuestros bolsillos para hacer caja común ante lo que prometía ser una nueva jornada memorable.
El que soy ahora reflexiona sobre el "Obscured By Clouds" con la perspectiva que otorga el haber mojado tantas veces la magdalena en la taza de té caliente. Quizás el disco de la primera etapa de Pink Floyd menos alabado, no por ello digno del mejor de los elogios. Una de las primeras conclusiones a las que llego me permite asegurar el papel fundamental que Rick Wright ejerce a lo largo de todo el album, sus brillantes teclados funcionan como el pegamento que une y ensambla buena parte de los temas incluidos en él. Las guitarras de Gilmour destacan en todas aquellas piezas en las que el bucle armónico y espacial se hace necesario. Su estilo, ya inconfundible en el momento de la grabación de este "Obscured By Clouds" (que coincide con los primeros ensayos en estudio, ya en preparación, para su siguiente "Dark Side Of The Moon"), es reposado incluso en los momentos de mayor tensión. Sus exquisitas entradas y salidas entre los puentes de las canciones, más que sus breves o prolongados solos, sellan la marca de identidad de un Pink Floyd eterno. Waters se encumbra como lo que siempre fue, un gran compositor, el alma mater del genio de la banda post-Barrett. Mason, el miembro menos dotado musicalmente, sirve sin fisuras de apoyo y basamento.
Lo que fui de "Obscured By Clouds" me encuentra entonces leyendo la revista "Vibraciones", concentrado especialmente en un artículo del malogrado Claudi Montanya. Hablaba como protagonista de un fantasmal paseo nocturno por las calles de Barcelona; en un momento preciso su mirada, llena de luz alcalina, se cruzaba con la de otros paseantes que sentían el mismo vértigo, la misma necesidad de liberación. Veo también nítidamente aquellas interminables conversaciones en los bares favoritos y en los pisos francos, en el campo en verano, en las buhardillas prestadas, en los tejados de madrugada sobre la primacía de Pink Floyd o de King Crimson, los partidarios de unos y otros alegando sus razones de medianoche, empapados de risas. Yes estaban bien, pero no tenían la llave de acceso, Genesis eran unos maravillosos advenedizos, E,L&P no nos hacían volar tan alto. Tan solo el "Ege Bamyasi" de CAN (todavía no habíamos descubierto el "Tago") y, sobre todo, el "Yeti" de Amon Düül II, tenían permiso para aplacar la controversia. Las mañanas del domingo en La Bobia del Rastro, las subidas al monte Abantos y encontrarse una vaca pastando. Ladeando perezosamente la cabeza nos miraba, dándonos una razón que solo nosotros entendíamos.
El que ahora habla de "Obscured By Clouds" ha intentado esta mañana encontrar en youtube la película íntegra de "La Vallée" y solo ha podido localizar la de "More". Ha comenzado a ver esta última y su atención tan solo ha durado una media hora escasa. Ha apretado el botón para verla más tarde, pero duda de que lo haga finalmente. Los trailers y las conversaciones que ha conseguido sacar de "La Vallée", alguna de ellas acompañadas con la banda sonora de Pink Floyd, le han parecido bastante anodinas. Las imágenes de la isla perdida en el Pacífico, a la que ha acudido Barbet Schroeder con su equipo a grabar la película, son, junto a la propia música de la banda inglesa, las verdaderas protagonistas. Ambas son también las ganadoras en una supuesta confrontación ideal, que no tiene porque ocurrir más que en la mente del que soy ahora. El mismo que ha optado por cliquear en "Festen" y ver un rato la película de Thomas Vinterberg.
El que fui ayer de "Obscured By The Clouds" leía las letras de algunos de los temas del disco y creía a pies juntillas en su significado. El "Momentos robados flotando lánguidamente en el aire / Nacidos sobre alas de fuego y alzándose hacia lo más alto" de "Burning Bridges" le emocionaba más intensamente que la indignación por la reventada revolución del Allende chileno. Aquel "Todo lo que tengo que hacer no es más que cerrar mis ojos / para ver las gaviotas girar sobre aquellos cielos distantes" de "The Gold It´s In The..." me enamoraba más que el Derecho Administrativo. Qué decir de "El cielo nos trajo la tierra prometida / y parece oportuno desde donde me encuentro / porque soy el hombre que mira desde dentro hacia fuera" de "Wot´s...Uh The Deal?".., ese texto, o algún otro parecido, me dio alas para hacerme el enrollado ante varias pretendientes de entonces, sin éxito evidente. La poesía del "El azul de la medianoche se quema en oro / una luna amarilla crece helada" del "Stay", me inspiraba al escribir versos oscuros en las últimas páginas del "Relato de los Mares del Sur" de Jack London. Nada sabía entonces de la muerte o, mejor dicho, siempre la imaginaba inesperada, casi siempre llegando después de un momento feliz, como si fuera a perpetuarlo. Del texto de "Free Four", compuesto por Waters como homenaje a su padre muerto en la Segunda Guerra Mundial, no cogía el significado trágico. El desconsuelo en la lírica de "Childhood´s End", "Habrá guerra, habrá paz / pero todo terminará algún día", no entraba en mis planes inmediatos. Los instrumentales "Obscured By Clouds" y "Mudmen" sonaban cada mañana como amables despertadores.
El que soy ahora en "Obscured By Clouds" sigue enamorado de las nubes y recuerda como, hace poco más de un año, abandonó forzado aquella plataforma feliz desde donde las contemplaba extasiado. Las nubes eran como el mar para el que no tenía el mar cercano, Ví en ellas, cuando vivía en el "Obscured By Clouds", los mejores satoris de mi generación. Ahora, el que soy en "Obscured By The Clouds", medita sobre el tiempo pasado y sin ninguna sorpresa, lo encuentra mejor que el presente.
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