SONIC YOUTH "CONFUSION IS SEX"
Ignoro de plano cual sea la edad media de los lectores de esta entrada, aunque no creo que ocurra así con su procedencia, conociendo (según los datos estadísticos que recoge el servidor de este blog), como casi una tercera parte de los mismos son ciudadanos originarios y/o residentes en los Estados Unidos de América. No sería demasiado aventurado pensar, por lo tanto, que alguno de esos hipotéticos lectores haya entrado en la ciudad de Nueva York desde la West Side Highway, una vez circunvalado la intersección de las estatales 80 y 95 Express y cruzado el Washington Bridge por el río Hudson. Lo de la edad media haría referencia al momento y a la época de la supuesta llegada a la ciudad de nuestro querido lector imaginario. Hablamos, para fijarnos un espacio temporal, de los primeros meses de 1980 cuando Kim Gordon, acompañada por Mike Kelley (artista autor de los muñecos de lana coloreados de la cubierta del "Dirty", Sonic Youth, Geffen 1992), atraviesa el país desde la soleada California hasta la que ya estaba considerada como la capital del mundo. Su afán de iniciar una carrera artística, que en su residencia de entonces en Los Ángeles no acababa de despegar, la lleva a emular el viaje que, catorce años antes, ya realizara Jackson Browne, buen amigo de esta casa.
La entrada en Nueva York por la West Side Highway, en su dirección sur desde el Henry Hudson Parkway, termina en una estrecha curva de herradura en su parte más baja desde Battery Park para ensancharse, antes de subir rumbo norte por la FDR Drive, hasta el East Village. Según nos relata la misma Kim Gordon en su reciente libro "La Chica del Grupo" (Edit. Contra, Barcelona, 2015): "La primera vez que bajé en coche por la Hudson Parkway estaba llena de baches y fue angustioso, como si las paletas de una máquina de pinball lanzaran tu coche pendiente abajo hasta un bosque escarpado". La autopista..."discurría junto a los muelles, en otro tiempo siniestros..., donde antes se reunían en la oscuridad los homosexuales, en sus citas, en sus encuentros, y las putas, con sus abrigos de visón y sus botas altas, trabajaban toda la noche hasta la salida del sol...". Habían pasado tan solo cuatro años de la lección del "Taxi Driver" (Martin Scorsese, 1976) y tres desde el famoso apagón de 1977. Nueva York seguía sumida en la corrupción política y en una bancarrota rampante, mientras muchas de las calles del downtown estaban consideradas como altamente peligrosas y grandes carteles aconsejaban a los paseantes evitar internarse en Central Park a partir de la puesta del sol. Nada extraño que, a finales de ese mismo 1980, John Lennon se convirtiese en el mártir más famoso de una ciudad francamente desquiciada.
[Tracemos rápidamente unos rasgos de los personajes antes de volver de nuevo al escenario de la ciudad de Nueva York]
Las damas primero, Kim Gordon. Colores amarillos sobre contornos anaranjados. El rubio sol de California ha cambiado el color de su pelo hacia una escala oxidada y rojiza (que ella se niega a cambiar). Los perfiles de su cara son ángulos siempre en movimiento descendente. Apenas sonríe. Su cuerpo, ni demasiado esbelto ni poco estilizado, aparece recortado entre esquinas y muelles de carga, abandonado como un saco repleto de cables de cobre. Thurston Moore. Verde parka inglés ribeteado por fuertes pinceladas de blanco y negro. Su excesiva altura le condena a ser el faro del grupo. Propone bajarse de la escalera a trompicones para así romperse en mil pedazos, y todos los que le conocen saben que su hermosa cabellera no es postiza. A veces extiende los brazos como un gigantesco espantapájaros. Lee Ranaldo. Rojo y blanco meridionales que terminan inyectando líneas de diminutas larvas en la pupila oliva de sus ojos. Emite ondas con el convencimiento de ser un ente tridimensional. Alguno de los movimiento de su cuerpo evocan, por ejemplo, el campanario del pueblo natal de sus abuelos sicilianos. Jim Sclavunos y Bob Bert, apenas tienen colores identificados y los trazos de sus dibujos poseen el nervio intrépido de un niño de pocos años. Están sin estar en el retrato del grupo, y cuando se muestran sus rasgos son como los del marco necesario para sostener el cuadro]
En el primer corte de la cara A, de este su "Confusion Is Sex" de 1982, "(She ´s in A) Bad Moon" las influencias de las lecciones de Glenn Branca en varios de los miembros de la banda se encuentran bien patentes. Las capas de guitarras anteceden un breve recitado de Kim Gordon, monólogo vocal que va extendiendo su tono hasta coincidir con los acantilados de disonancia que Thurston y Lee procuran con sus guitarras. La base rítmica de Kim y Bob es primitiva de tan simple. En "Protect Me You" sigue la misma idea interpretativa. Un mantra fonético de Kim, repetitivo hasta el paroxismo, acompañado por unos Thurston y Lee que hacen chirriar otra vez sus guitarras hasta alcanzar cotas de bellísimo sonido post-Velvet y Suicide. En "Freezer Burn/I Wanna Be Your Dog" los músicos intentan interpretar una armonía sacada de un congelador industrial para, de forma insospechada, arrancarse con el cover de The Stooges en un ejercicio de furia propia del punk más visceral. "Shaking Hell" camina por un sendero bifurcado que la no-wave había propuesto años atrás, pero su estilo se radicaliza por una voz de Kim que contiene tintes chamánicos. "Inhuman" parte de un escenario de tierra de nadie (envuelto por un hermoso ambiente de indefinición armónica), hasta llegar a un posterior estruendo claramente hardcore.
Me resisto a creer (como algunos críticos sugieren) que entonces existía una falta de base técnica como pretendida habilidad musical y seña de identidad del grupo. Su conocida filosofía de aupar al noise como alternativa al rock post-new y no-wave es ya evidente en este "Confusion Is Sex". No solo la participación de Thurston Moore y (sobre todo) de Lee Ranaldo en los conciertos y grabaciones de Glenn Branca (escuchen la suite "Bad Smells" en su "Lesson No. 1" de 1979) convierte la propuesta de los primeros Sonic Youth en algo creíble, también la experiencia del grupo en el Noise Fest de Junio de 1981 les sirve como esqueleto y estructura instrumental para transformar musicalmente sus múltiples inquietudes artísticas. El naciente hardcore de la escena califoriniana y de Washington DC está en candelero en ese mismo momento y posibilita, por primera vez, la existencia de una red más menos estable de locales dispuestos a dar a conocer nuevos grupos y distintas opciones musicales. Y aunque ese no sea propiamente su estilo, Sonic Youth aprovecha el ímpetu de su estreno para, junto a unos The Swans dirigidos por el siempre inquieto Mike Gira, girar por muchas ciudades de los estados limítrofes a Nueva York, Washington DC, Virginia y Carolina del Norte (Savage Blunder y Speed Trial Tours). Financiados por una pareja amiga de Nueva York (Bachmann y Ceresole), cruzan el charco hasta Suiza junto a Glenn Branca en su primera actuación europea. La respuesta de las audiencias de entonces es claramente negativa y los miembros de la banda recordarán, en posteriores declaraciones a los medios interesados, aquellos conciertos como caóticos y también en algunos momentos sublimes (Lausana).
Pero no todo son malas noticias en ese Nueva York de los primeros 80. La quiebra económica que sufre la megalópolis, y el escaso control municipal que acompaña esa situación que parece endémica, posibilita la consolidación de varios movimientos alternativos que ya habían surgido a finales de la década de los 60. Uno de los más interesantes es el que patrocinó el emigrante lituano George Maciunas con su grupo Fluxus desde el SoHo. Aprovechándose del abandono de múltiples edificios de oficinas, naves industriales desocupadas y almacenes deshabitados (muchos de ellos con un valor arquitectónico incuestionable), inicia desde 1967 la compra de varios edificios amparándose en unos precios bajos y un propósito de uso inicialmente no residencial. Cuando el Fiscal General del Distrito se quiere dar por enterado, muchos de esos inmuebles se encuentran ya ocupados por una muchedumbre de artistas que se establecen allí ejerciendo, al mismo tiempo, sus actividades profesionales. Se fortalece entonces el concepto del loft, como habitat de extensa zona diáfana, donde residir y organizar happenings y encuentros de todo tipo. Proliferan en esos espacios liberados, además de viviendas privadas o comunitarias, las galerías de arte, los clubes de música y, lo que más nos interesa, los lugares de ensayo y actuación de numerosas bandas de rock de vanguardia que huyen de una escena neoyorquina que ha pasado, en apenas diez/doce años, del fragor del disco de Studio 54 hasta un CBGB que, aunque mantiene todavía alzado el mástil de su reciente historia, parece encontrarse en horas bajas.
[Es en este escenario de gran exposición artística cuando Sonic Youth decide grabar a finales de 1982 este su segundo álbum "Confusion Is Sex", y lo hacen bajo el mismo sello independiente Neutral Records, creado por su inseparable Glenn Branca. El sótano de un edificio, del que su amigo Wharton Thiers es conserje, les sirve de estudio de grabación]
La tonalidad hermosamente chirriante continúa en una cara B que comienza con un magnífico "The World Looks Red". La urgencia de unas guitarras que parecen dispararse en fuego cruzado se mezclan con un texto que Kim Gordon recita con furia contenida. En "Confusion Is Next" la inicial línea de bajo, agobiante como un yunque al rojo vivo, da entrada a unas ondas ácidas y disonantes. Las capas sucesivas de guitarras consiguen finalmente equilibrarse cuando ya han superado un grado máximo de fusión. "Making The Nature Scene" aplica el mismo teorema cuando inicia la canción con un obsesivo ritmo básico para construir, desde un recubrimiento de guitarras alocadas, una entonación textual hiriente (que elogia aquellas pequeñas zonas-no-existentes entre edificios). El sonido de unos cables de acero, expuestos al vaivén de un viento helado, conforma la atmósfera sugerida en "Lee Is Free", tema que cierra el disco. No hay texto, solo una breve pulsación de cuerdas que recuerda el eco agónico del desastre nuclear de Three Mile Island, tres años atrás.
En el 84 de Eldridge Street es donde Kim y Thurston se instalan después de que la bajista del grupo haya cobrado una indemnización del seguro por un accidente de coche sufrido años atrás en Los Ángeles. Es un "piso ferrocarril" (por el que pagan de alquiler 150 dólares al mes), término que entonces se empleaba para definir un espacio habitable, carente de pasillo o corredor que lo organizase. Las habitaciones se extendían, una tras otra, sin posibilidad de evitar pasar por una de ellas hasta llegar al otro extremo de la casa. Muy cerca de su primer domicilio se encontraba la gran explanada de Grand Street, donde las prostitutas huían del frío del invierno agrupándose alrededor de uno o varios bidones incendiados. Las sombras del fuego chocaban por la noche contra las paredes de los edificios circundantes y creaban, junto a las luces de los automóviles, un escenario urbano de destellos a la vez oscuros y brillantes. La alargada sombra del taxi Checker amarillo de Travis Bickle se seguía moviendo por el barrio seis años después.