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23 jun 2015

EL DEDO EN LA LLAGA





JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS                           "MAÑANA SERÁ TARDE"
No estoy demasiado seguro de tener alguna referencia anterior del periodista José Antonio Zarzalejos aunque lo que si es cierto es que le vi no hace mucho tiempo en una entrevista en la que apareció en el programa "El Intermedio" de la Sexta. La duda razonable sobre el conocimiento previo del Sr. Zarzalejos radica, y  así lo consigno, en que su carrera periodística profesional se ha desarrollado básicamente en diarios de los que me siento ideológicamente muy alejado, ABC y El Correo Español-El Pueblo Vasco (como madrileño sobre todo contrario a la primera cabecera) y a los que no acudo ni tan siquiera como envoltorio de cualquier desecho material o basura orgánica. Con tales credenciales, además de su participación en el periódico digital El Confidencial, por lo que conozco publicación que se encuentra (o estuvo) muy cercana a los ámbitos político-económicos afines al Partido Popular, raro es que tuviera como referente al citado señor periodista.

El caso es que la entrevista de marras, y en un programa televisivo tan ajeno a los postulados políticos de la derecha española, me dio pie para considerar al Sr. Zarzalejos como un periodista digno de ser leído y, más aun con motivo de la publicación reciente de un libro suyo titulado "Mañana será tarde". Sus breves declaraciones durante la entrevista, resumiendo el contenido del libro en cuestión, me convencieron para adquirir un ejemplar del mismo, cosa que para los interesados hice pocos días después durante la primera jornada de la Feria del Libro de Madrid. Debo indicar, igualmente, que la repugnancia atroz que me produce la clase política de este país ha hecho que desde hace ya algún tiempo ni vea los informativos de televisión, ni los escuche en su versión radiofónica ni lea las noticias de los periódicos, manteniendo de esta forma una especie de aislamiento que me proteja de la ingente cantidad de basura político mediática a la que lamentablemente estamos sometidos los ciudadanos de este país.


Ante esa comentada lejanía, y el problema inmediato que suscita en tanto quedar definitivamente al margen de la información política que se produzca, nada mejor que acudir ocasionalmente a libros y trabajos editoriales de mayor enjundia, tanto por la calidad como por la cantidad de información que deparen. Es este el caso de la muy actual publicación de José Antonio Zarzalejos, actualidad que queda específicamente reseñada por la vigencia de los temas que trata y, más si cabe, por el brillante desarrollo documental de los hechos que presenta para un posterior análisis político de los mismos.

La estructura narrativa del trabajo de Zarzalejos abraza tanto la globalidad del concepto de corrupción, en sus distintas versiones de conductas privadas (tan imbricadas en la población española de siempre) como en las públicas de las administraciones territoriales y generales del Estado. Un segundo capítulo resume la trayectoria de la Corona, y muy específicamente del rey Juan Carlos, desde la transición política de 1978 hasta su abdicación en Junio de 2014. Los capítulos tercero y cuarto recorren la situación actual de Cataluña y Euskal Herria (sigo en esta terminología al Sr. Unamuno y no a los abertzales de EH Bildu) para terminar, en el sexto y último apartado, examinando la corrupción y adulteración sufridas por los medios periodísticos desde que la oligarquía político-financiera afianzó su influencia en el propio sistema "democrático". Un prólogo de Antonio Muñoz Molina anima desde el inicio al lector a  zambullirse por los ricos contenidos que presenta el libro de Zarzalejos.

José Antonio Zarzalejos, viene a resumir al final de cada capítulo las líneas básicas de información que ha barajado para emitir sus juicios y análisis políticos, facilitando al lector, de esta manera, la fijación de una serie de hechos y las consecuencias derivadas de los mismos, de tanta importancia política, social y económica dado el evidente interés de los temas tratados. Del mismo modo, a forma de ensayo sobre el asunto genérico a tratar, introduce en el inicio de cada capítulo unas pocas líneas que tratan de presentar al lector el escenario sobre el que se va a desarrollar su posterior argumentario. Toda una lección de cuidada exposición narrativa que, una vez introducido el lector en el libro, pone de manifiesto la excelencia del Sr. Zarzalejos como periodista de opinión (nada que ver con los periodistas-tertulianos al uso en los distintos programas de debate de televisión)

Por ponerle un pero al libro "Mañana será tarde", y puede que la versión del Sr. Zarzalejos venga dada por su prolongada trayectoria profesional en periódicos como ABC, donde se gestó y desarrolló en el tiempo la prolongada tesis de considerar a José Luis Rodríguez Zapatero como el peor (y más tonto) presidente del Gobierno que España jamás haya tenido, consignar mi desacuerdo total con la tesis del periodista en la que carga contra el político socialista acusándole, nada menos, que ser el principal causante de la ruptura del pacto antiterrorista. Por lo demás, en cuanto a los temas tratados y en sus conclusiones, afirmar que se trata de un libro de análisis político, visto desde la perspectiva de un periodista de prestigio reconocido (véase su curriculum en la solapa), de gran interés. La profusa y contrastada información que baraja, hechos que analiza y opiniones que plantea, además de una prosa y estilo ágil y ameno, hacen de esta publicación una referencia obligada para todos aquellos lectores atraídos por la más reciente actualidad de nuestro país.


16 jun 2015

EL ETERNO FEMENINO






LAURA NYRO                       "NEW YORK TENDABERRY"
Conocí a Laura Nyro algunos años después de que lo hiciera Jackson Browne, aunque he de reconocer que el alcance de mi conocimiento ha sido definitivamente mucho más virtual que el del artista norteamericano. Según consta en los anales de la historia de la música contemporánea, yo lo hice en el verano de 1970 gracias a la legendaria compilación del sello CBS "Llena Tu Cabeza de Rock" del mismo año, mientras que Jackson tuvo la suerte de hacerlo cuatro años antes cuando, después de graduarse en 1966, viajó con un grupo de amigos desde Los Ángeles hasta la ciudad de New York con la intención de hacerse un hueco en la escena musical del Greenwich Village. Tuvo entonces la oportunidad de ser contratado como músico de acompañamiento de Nico, a la sazón cantante y musa de The Velvet Underground. Esos anales históricos antes mencionados refieren además las aventuras amorosas de Jackson con la misma Laura Nyro y con Nico también. Parece ser que ninguna mujer se le escapaba al agraciado joven Browne, quien seguramente hiciera causa común de la coincidencia de país de nacimiento (Browne nació en la ciudad alemana de Heidelberg) con Nico para conseguir que su relación con la artista germana llegara al puerto deseado.




Doy por sentado, pues, que el conocimiento anterior y más íntimo de Jackson sobre Laura le hace ganar en este caso muchos más enteros, sobre todo cuando alguien interesado pretendiera conocer por él mismo las interioridades y experiencias de esa relación. Debo confesar no obstante que (mi atrevimiento no tiene límites) tal situación no desmerece para nada la visión que tengo de la jugada. Sepan Ustedes entonces que en el verano de 1970, con apenas 17 años cumplidos, después de escuchar a Laura Nyro por primera vez en su tema "Gibsom Street" (incluido en la recopilación de CBS mencionada anteriormente) me enamoré perdidamente de la cantante del Bronx. No hace falta decir (los románticos de cuna lo entenderán a la primera) que no hay nada más poderoso que un amor romántico al final de la adolescencia, y que tal sensación de culminación total de la existencia resulta mucho más poderosa que cualquier otro efecto de apogeo nervioso, aunque sea el puramente sexual (tan escaso, por no decir imposible, en aquellas épocas). 

Caí absolutamente prendido por la voz de Laura Nyro en ese tema de "Gibsom Street", y no solo por la profunda tonalidad de su voz, un portentoso edificio lleno de aves migratorias, también por la propia orquestación de la canción, el piano como único instrumento, otorgando un prodigioso eco interior a sus palabras. Tal así fue que hasta 1978, fecha en que me regalaron su obra en directo "Season Of Lights", Laura para mí era exclusivamente "Gibsom Street" y, no creo que sea extraño cuando alguien se encuentra en estado de arrobamiento sentimental, nada necesitaba más de la artista neoyorquina, solo esa canción, tal era la fortísima impresión que me produjera desde aquella ya primera y lejana escucha. Siete largos años en los que (ahora recuerdo), cuando cruzaba mi mirada con alguna mujer deseada (y la mirada se prolongaba aunque solo fuera en unos pocos segundos de hermosa intensidad), hubiera querido que la voz de Laura y la melodía del tema salieran de mi mente para llegar a la de la desconocida, así alcanzando un estado donde un muelle de nubes nos llevara de la mano hasta las alturas del valle perfecto.

Fue ya en 2005 cuando adquirí este tercer trabajo de Nyro, "New York Tendaberry", y lo valoré de inmediato como un objeto sacrosanto, una joya de probada hondura sentimental y que venía por fin (el disco me costó conseguirlo bastante tiempo) a justificar mi admirada devoción por la cantante. Tengo también la impresión que, desde entonces, la convicción de mi preferencia por las mujeres morenas, de ojos castaños y cabellera ligeramente ondulada, tomó definitiva carta de naturaleza. Laura me demostró que la imagen de la belleza ideal podía ser real, y que el atractivo femenino tenía mucho que ver, entre otras cosas, con la armonía de la voz, con el lento descenso de los párpados y el pálpito de los lunares secretos. La portada del disco, esa maravillosa fotografía de David Gohr mostrando a una Nyro próxima al trance, cerrados los ojos y unos labios dispuestos ya a besar el aire nuevo de la madrugada, su melena enmarañada por la gorgona de una tempestad ensoñadora, anuncian cómo la noche pasada fue de diamantes y de suspiros, de silencio arañado por el nácar.

"New York Tendaberry" es la música de la vida hecha en sigilo, en perfecta cadencia de reserva y sosiego, el espejo del eterno misterio femenino. No solamente se cuestiona el hecho de que la prodigiosa voz de soprano y alto de Laura Nyro se extienda hacia cimas y ecos de inmensa belleza (en la intensidad que poquísimos artistas han logrado igualar), sino que lo que se oye definitivamente es parecido al pujante latido de las entrañas del mundo, una suerte de ondas y mareas que no logran alejarnos del vientre materno. Madre, mujer, amante, ¡cómo no quedar atado entre tus lianas!; hechicera, hembra mística, sirena, ¿cómo entonces permanecer anudado en tus redes cuando también tu me invitas a lo enmascarado?. Esa dualidad propia tan femenina, la superior al hombre que Laura representa en la brillante imagen de su voz sobrenatural, la inferior simbolizada por el oscuro silencio entre tema y tema, dando quizás al oyente un tiempo suficiente para buscar solamente la relación sensual, olvidando la pretendida espiritualidad de la relación.

He pasado numerosos días recientes escuchando "New York Tendaberry", decenas de veces, imbuido por una necesidad de revitalizar mi pureza interior. Tomando notas sobre la vida de Laura Nyro (intensa y llena de experiencias) he viajado al fondo de los días grises para intentar derrotarlos. He visto luminosas llanuras de lluvia verde mientras recordaba el texto de "Gibsom Street" ("Don´t Go To Gibsom Cross The River / If You´re Soft Then You Will Shiver..."); he saludado a la madrugada celeste cuando Laura se lamentaba, ("I Will Go / I Will Stay / In The Hours Of My Crying Day") en su "You Don´t Love Me When I Cry", y al acostarme, cualquier noche, pensando en las siguientes pesadas horas de piedra, me he salvado rogando, "Never, Never / Never I Will Roam / Cause He´s The Man / Who Sends Me Home" ("The Man Who Sends Me Home"). He escrito un sinnúmero de palabras pertenecientes a las canciones incluidas en el disco, intentando contagiarme del espíritu góspel que emana por cada poro de la grabación, queriendo con ella encomendarme a una divinidad que se nos escapaba.

Los títulos de los temas restantes, "Captain For Dark Mornings", "Tom Cat Goodby", "Mercy On Broadway", "Save The Country" (hay una magnífica versión de The 5th Dimension para este título, al igual que otros artistas hicieron numerosas versiones con composiciones de Laura), "Time And Love" (un prolongado silencio de hermosísimo sepulcro gótico lo enlaza con la siguiente canción) , "Sweet Lovin Baby", "Captain Saint Lucifer" (hay un precioso juego lascivo en el tono de Laura cuando canta "Meet Me Captain Saint Lucifer / Darling I´ll Be There / Don´t You Know / ...Now Don´t You Know I Love You?") y el mismo "New York Tendaberry" conforman el vértice de una cascada de poemas que caen sobre la superficie callada del oyente. Las influencias musicales de Laura, góspel y blue-eyed soul, jazz y rythm& blues, pop neoyorquino a la Brill Building; su profunda educación librepensadora (en el mejor contexto y tradición demócrata neoyorquina), su continuado afán por encontrar su verdadera voz  como mujer y expresar, de esa manera, una elección sexual y maternal liberada de ataduras convencionales (algo que conseguirá pocos años después de la grabación de este disco) transitan por los incorpóreos surcos de este "New York Tendaberry".


Comprendo gracias a artistas como Laura Nyro (y a trabajos como este "NYT", tan tristes como bellos), que la razón de ser consciente viene a consistir en ser uno con los demás, encontrándose con el otro para totalmente construirme. Laura sublima el valor de las palabras como símbolo más auténtico y cercano a la persona humana; su voz, tan próxima al poema sinfónico, eleva el significado de las palabras hasta su verdadera dimensión, consigue la extensión prolífica de los sentimientos más puros. Su música, compuesta para bailar a la luz de las puestas de sol, convierte el sudor en perlas, impulsa el dificilísimo círculo de las nubes hasta convertirlo en hogar materno. Siento, mientras termino este breve texto, que en cierta medida mi experiencia con Laura Nyro ha sido más profunda, y se prolongará más intensamente, que la de nuestro querido Jackson Browne. A ciertas edades me están permitidas algunas licencias. 





Nota: Entrada dedicada a mi querido hermano José María.








8 jun 2015

APUESTA GANADORA





KARATE PRESS                                "LA VERDAD ESTÁ BAJO TIERRA"
Grata, muy grata experiencia la de descubrir una nueva publicación musical y más aun si lo es desde su primer número, aquel que aparece con el signo arábigo 0 (y que por razones desconocidas muchas veces nos negamos a considerar como numeración válida). Acostumbrado como estoy a leer (más bien debería decir devorar) desde tiempo inmemorial la prensa musical nacional e internacional, desde la mítica "Disco Express" pamplonica de mi bien recordado Jordi Serra i Fabra, el añorado "Vibraciones" y posterior "Rock Especial" (pre "Rock De Luxe") y "Popular 1" (esta publicación me pareció siempre más metalera y algo ajena a mis gustos), hasta el "Ruta 66" (a la que, salvo muy breves períodos, permanezco fiel desde el inicio de su publicación), y contando también con revistas extranjeras como las conocidísimas y ya desaparecidas "Melody Maker" (nunca fui muy de "New Musical Express",... ni de "Rolling Stone" tampoco), "Best" (magnífica revista francesa de los 70), "Record Collector" y ya las más modernas "Uncut", "Mojo", "Q", "Shindig!" y "Flashback", la aparición de una nueva edición musical siempre acarrea mi atención de curioso innato.


Y lo hace mucho más si la nueva publicación contiene un tanto de novedad, alejada del corriente uso y disfrute de las revistas ya consolidadas. Es este el caso de "Karate Press" ("La verdad está bajo tierra", corta frase que siguiendo al nombre de la cabecera viene a resumir el posible ideario de la revista), publicación nacida en el pasado mes de Mayo y de la que me hice allá donde uno debe conseguir este tipo de artefactos, en la tienda de discos favorita de este irremediable consumidor musical que les atormenta. Novedad que se manifiesta espléndidamente en una portada de un estilo que me atrevería a calificar como "porno-punk" arrebatador; una suerte de díptico de erótica, peluda y abundante carne rubensiana fabricada por el conocido dibujante Don Rogelio J., y que prepara adecuadamente al lector para enfrentarse, sin previa idea fija de su contenido, a un editorial que viene a expresarse de la siguiente manera: "Karate Press es una revista de rock&roll. Entendamos rock&roll como una idea de disidencia, de libertad y de apertura mental, no como una secuencia de acordes petrificados, cortes de pelo o etiquetas. Entendamos un rock&roll que empieza con el primer "no" humano, y recorre todas las posibilidades de convertirlo en un "sí" a través del grito, la acción y la palabra". Buen comienzo, no me cabe duda.

Editorial que también supone toda una presentación de la publicación en esta extraña sociedad en la que vivimos (no quiero pecar de pesimismo a ultranza, la música me redime...), tanto en el contenido de los grupos y estilos musicales de los que va a hablar, como en su necesidad de explicar la razón que tácitamente les obliga a hacer acto de presencia; un aliento inconformista que pretende construir "una nueva crítica desde la trinchera que existe entre los zines locales y las revistas especializadas" (sic). Una suerte, entonces, de revista musical y magazine de cierta vanguardia artística, de panfleto ilustrado por lo que muestra de poco conocido (sea o no nuevo), una publicación de barricada que apuesta mayoritariamente por la lucha que significa el romper moldes y enseñar al lector su propio otro espejo como oyente y consumidor de música, aquel que no se refleja en su mente habitualmente, los ruidos de la calle y el silencio del insomnio cuando se convierten en mejor arte entran en el escenario.

De esta guisa aparecen entonces artistas conocidos como Franco Battiato o el Howe Gelb de Giant Sand y la pareja Hagert/Herrema de Royal Trux y su paseo por la pasarela no es nunca para hablar y decir lo que la mayoría de las revistas musicales generalistas pudieran contar de ellos, si no para mostrar al lector lo que éstas siempre callarían, el aspecto más remoto de lo puramente más comercial en los artistas, su deriva de búsqueda y experimentación y, mejor aún, la impresión emocional y sensitiva que su música crea en el escritor-oyente, el nivel subconsciente elevado a la categoría de primera narración, toda una experiencia lectora para nada usual en las publicaciones del género. Y si es esta la derrota por la que navegan los escritores (son algo más que articulistas en este Karate Press, créanme) cuando hablan de los artistas más famosos, no se desvía un ápice la senda y la intención en las ocasiones en las que nos presentan a aquellos poco o totalmente desconocidos.

Es precisamente aquí, en el apartado dedicado a glosar la vida y milagros de los menos agraciados por la fama y fortuna cuando Karate Press explosiona como un volcán largo tiempo dormido. Músicos, pintores e ilustradores, cineastas y dibujantes de cómics se arrastran entre la más cegadora lava, consiguiendo la visión fascinante del descubrimiento para el profano, cual es mi caso. No señores, yo no tenía ni idea de gente como el Niño de Elche, Blooming Látigo, Black Monolith, Nerve City, Fabuloso Combo Espectro (estos ya me sonaban algo...), Human Bodies, Dick Diver (aquí recuerdo un estupendo artículo de un escritor insigne, Johnny J.J., pinchen el nombre de esta banda en su magnífico blog ESPACIO WOODY/JAGGER), Juventud Infinita, Rafael Berrio (¡qué gran error!) o Black Dice. Tampoco del black metal noruego (aun reconociendo que nunca el black metal ha sido un género musical especialmente querido por mí), ni la maravillosa y trágica historia de los compositores judíos en el campo nazi de Theresienstadt, ni de la serie Z y el cine underground neoyorquino de los 70, ni mucho menos de los primeros dibujantes de cómics americanos de la década de los años 20 (aun siendo aficionado a este género artístico desde casi un crío), tampoco los disturbios vecinales en el Tompkins Square Park de Nueva York en 1988.

Esta múltiple ignorancia me dio pie, según leía los distintos artículos de la revista, para interesarme por multitud de facetas y hechos históricos y culturales de los que se da cumplida cuenta a lo largo de las páginas de este primer número de Karate Press. Las mismas y muy frecuentes referencias a las que hacen mención los articulistas en cada uno de sus trabajos me llevaron hacia una feliz y febril búsqueda de asuntos relacionados con la Escuela del Cuarto Camino, la Sociedad Antroposófica, la quema de iglesias protestantes por los blackers noruegos, la aparición del jabalí blanco en el escudo de armas de Ricardo III de Inglaterra, la existencia de la "Bandera Blanca" como emblema de los apáticos y de los desencantados con el mundo, a conocer del "Centro de Gravedad Permanente" (y de la barrera biológica infinitesimal que nos aleja del centro, de la esencia); un sinfín de enlaces a materias de todo tipo cuyo vínculo con las distintas expresiones artísticas mencionadas ignoraba o, en el mejor de los casos, había ya olvidado. Todo un festín para el curioso, un excelso convite que vino a reafirmar, una vez más, lo grande de mi incultura.


Confieso entonces que estas últimas semanas, desde mi vuelta de las tierras de Estella (quizá también influido por la magia de su paisaje) he estado inmerso en los descubrimientos más curiosos, algunos de ellos relacionados con el esoterismo y la vuelta del misticismo. Muchos momentos relacionados con la escucha de los grupos y artistas desconocidos, apuntando reseñas de muchos escritores de todo corte y sus más significativas obras, ordenando también la próxima actividad en una agenda que me llevará ineludiblemente a investigar el significado y el simbolismo de las estatuas del parque de El Retiro. Todo ello gracias a una nueva revista musical, Karate Press, a la que agradezco vivamente los tan enriquecedores momentos que me ha hecho pasar durante estas últimas fechas. Desearle larga vida a la publicación y a ustedes, pacientes lectores, su adquisición. Yo desde luego seguiré su mismo camino.