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27 mar 2016

HALL OF FAME VOL II : NIKKI & EPIC





SWELL MAPS                   "A TRIP TO MARINEVILLE"
No he tomado aun la decisión de hacer de este blog lo más caótico que pueda imaginarse, quizás me decida a ello en alguna de estas noches intoxicadas.. Nada que ver con la realidad irreal de las últimas noticias entonces, tampoco con un nuevo movimiento fauve, avant la lettre. El caso es que tenía pensado desde hace tiempo presentarles a uno de mis grupos favoritos, Swell Maps. También, de paso, decidí recrearme en una especie de homenaje a sus dos más conocidos integrantes, Nikki Sudden y Epic Soundtrack. Sería demasiado fácil introducirles simplemente como dos hermanos gemelos (lo eran en la realidad real, aunque no nacieran ni el mismo día ni el mismo año), y además incluirles por méritos propios en el segundo capítulo de HALL OF FAME (El primero dedicado a Jeff Dahl). Dos hermanos unidos por su amor por la música, entendida como espejo de sus propias vidas; música por supuesto firmemente alejada de la vertiente comercial al uso. (Para su información: sigue en la brecha el bajista original de Swell Maps, Jowe Head, quien recientemente actuó en la sala Juglar de Lavapiés. Merece la pena prestarle toda la atención posible). Música entonces percibida como bálsamo y herida al mismo tiempo. Empecé entonces a dudar de que algo tan serio como la música que me gusta pudiera servirme de argumento válido frente a la pretendida intención de convertir el blog en anarquía de salón. Dejaré la idea para otra ocasión.


Así que, para combatir cualquier intención desvirtuadora de la seriedad debida al blog y a su dueño, imaginé proyectar otra entrada sobre los primeros arcos-voltaicos de luz nocturna que observé en mi nuevo piso. Un re-make de "Reflejos sobre un ojo dorado", actualizado con banda sonora proveniente del inmenso arcoiris musical que ha creado mi cabeza estas últimas semanas. Fue el primer momento en la nueva estancia en el que recuperé un cierto grado de juventud perdida, una libertad que ni siquiera suponía estaba aun latente. Como un flechazo entre Roy Rogers cantando y Dean Martin sorbiendo su penúltimo scotch; parecido a un guiño imposible entre Rajoy y Zappa cuando observan, asombrados, la verdadera razón del crimen en las secuencias iniciales de "Blow Up". Me encontraba sobrepasado.

Y los arcos-voltaicos me transportaron en un paréntesis hasta que llegué a "...I got a full moon...",  estribillo-guía-variable-moderno-post-68 que ahondaba en excéntricos lugares. Se dirigía a aquellos en donde puede que se apreciara mejor esa extraña visión de la luna que Swell Maps pretendía mostrar.  Pertenece a uno de los temas ("Full Moon In My Pocket") de su album "A Trip To Marineville", grabado por el sello Secretly Canadian en 1979 y reeditado por Mute Rcds. en 2012. "...a full moon in my tail light / ...a full moon in my port sight"..., delicioso, ¿verdad?. No lo es menos (cogido al azar, se lo prometo...) ese "There´s gunboats in the estuary to cut you and protect / Gunboats float like cemetries inside your guitar" que entonan en el tema "Gunboats"; pero parece que en este caso la imagen que aportan se mueve más en la línea política. ¿Swell Maps una banda antisistema a finales de la década de los 70?. La grabaciones de "A Trip To Marineville" corresponden a los años inmediatamente anteriores de la fecha de grabación, cuando el grupo intentaba asentarse como una banda de rock con proyección futura, sin vuelta atrás.

[Nikki Sudden, alineado entonces en la instrumentación eléctrico-guitarra-ballad-rock, su hermano Epic Soundtrack más percusionista de batería y piano-eléctrico, aparecen repentinamente en una escena que rompe todo el guión establecido para dar cabida a la segunda opción, recuerden la de los arcos-voltaicos. Intentan hacerse con el poder del post de manera sutil y extravagante. Vestidos con decadentes chales y cazadoras blancas, arquedas por tantos años de rasgar la guitarra y rascarse el bolsillo, miran con saña al escritor y lanzan su definitivo pulso. Persiguen con eso borrar de mi memoria otros acontecimientos que tuvieron su momento de gloria durante las últimas fechas de la reciente mudanza] 

La grata mezcla de aromas afganos, té birmano y hebras secas de patchouli me devuelven a aquel instante impreciso en que pretendía hablar de los dos hermanos, mejor sin destacar a ninguno de los dos en concreto, ambos personajes de un argumento musical genuinamente liberador. No podía hablar de Nikki sin hablar de Epic, parecía como si me inundara una sensación de testimonio falsificado, de aficionado que debe tanto a los dos como para no dividir su percepción, lunificándola forzosamente. Hasta llegué a pensar que ellos eran realmente los auténticos "glitter twins".

¡Que feliz acontecimiento! Dedicar ese tiempo (que nunca pretendo de descuento) para pensar en esas supuestas y brillantes venalidades. Banalidad de intentar recordar los momentos que por su intensidad imaginativa tuvieron mayor repercusión en estos días tan ausentes de arcanos y rosas. Epic Soundtrack se atreve a tocar la campanilla de las once de la noche en el Pub Babylemonade (también Syd Barrett tuvo su oportunidad) y dice "...let me alone to rest my head", quizá como anticipo de una muerte gemela a la de su hermano Nikki. En esa penúltima hora todos los congregados alrededor de la barra apuran su última pinta y anticipan sus primeras caladas de Holborn. Estamos en el club Kino de la tristemente célebre ciudad austriaca de Ebensee. Allí actúa Epic en octubre de 1995 con su banda e interpreta varios temas que quedan recogidos en la cara B, dedicada en buena parte al concierto mencionado, en su Lp "Everything Is Temporary", grabado en 1999 gracias a los esfuerzos del mismo Nikki. (Reeditado hace algunos años por los italianos del sello Abraxas). En "Everybody else is wrong" se decanta por la resistencia somnolienta ante las opiniones de los demás, falsas tantas veces. El ambiente obsesivo y dulce de un cuarteto de cuerda que ha sobrepasado repentinamente la velocidad del propio sonido. Los rasgueos de guitarra en "Wild Situation" suenan a operación quirúrgica sin anestesia en las trincheras franco-belgas del 14.

Y por propio criterio es Nikki en su "Dead Men Tell No Tales" de 1986, editada también por el sello Secretly Canadian, el que aparece en escena, ..."...when I cross the line / I´ll be in your arms / Just like I was / when we were young"...("When I Cross The Line"); también el que sorprende con su bouzuki en "Girl With The Wooden Leg", combando hacia un cielo estrellado una melodía de última luz en las celdas de las prisiones, o el que, empleando el dulcimer en los 0:32 minutos de "Dog Rose", anticipa en cámara lenta del beso de Ariadna el último aliento. Sus pulsaciones en la guitarra representan otro homenaje a Alex Chilton, cada caída de muñeca no solo hiere las cuerdas del instrumento, imprime en ellas una ensoñación que adelanta el perfume del sonido, queda expuesta al núcleo de una mano tan lívida como la del Greco. De la boca de la guitarra en "Kiss At Dawn" cuelgan aun los últimos filamentos del verso..."...I watch you as you float away / And I´m still crying day after day", cuando se cierra repentinamente la puerta y entra en el cuadro la necesidad imperiosa de ver el campo mojado por la reciente lluvia. Su voz en "Vertical Slum" reverbera todavía a un Marc Bolan,  héroe de juventud en los primeros años de la década de los 70 .

Asombra pensar que a estas alturas del texto no haya habido (por parte del autor) todavía una referencia más explícita y centrada sobre este primer disco de Swell Maps, "A Trip To Marineville". Obra que pareciera reclamar sin mayor conocimiento (o con una audiencia mediocre del disco por parte del oyente despistado) el carácter aparentemente caótico del grupo. Nada más lejano a la realidad. Este album está sometido a una muy premeditada propuesta rayana en el rock experimental (tan destacada en gran parte de sus surcos, y que muy pocos grupos se atrevían entonces a hacer). Mezcla importantes cuotas del glam de T.Rex, Mott The Hoople y Faces con los acordes extremos y minimalistas del kraut de Can, acaso lo único imprescindible junto a la filosofía del DIY emanada del punk para que una banda se pusiera en marcha. Las repetitivas secuencias ardientes de guitarra (en la escuela de Glen Branca) serán otras de las características del grupo y conformarán, para los posteriores seguidores de la banda de Solihull, una seña de identidad que algunos miembros de Sonic Youth o de Pavement (apenas diez años después de la edición del disco en 1979) revelarían como influencia destacadísima en la creación del sonido de ambos grupos. Nada por lo tanto de desorganizada anarquía y mucho que ver en ordenar el ruido propio de las entrañas transtornadas del rock.

Y es que le ocurre al autor el devastador efecto de quedar muy limitado a la hora de expresar dignamente la impresionante riqueza del primer trabajo de Swell Maps, tal son las variables que ofrece y los caminos a explorar en su fascinante mundo musical y óptico. Una abundancia de referencias líricas a las que no se les daba demasiada importancia hasta entonces. Frases y sentencias con un significado real para el oyente y que se alejaban explícitamente de la moda del decir-lo-que-no-tiene-significado-aparente-para-que-quede-muy-interesante. (Bob Dylan, otra primera influencia para la banda inglesa tuvo su parte de culpa en esa corriente pseudo-poética). Imágenes realistas que nos hablan de aeroplanos, submarinos, armamento, programas infantiles (el mismo título "A Trip To Marineville" proviene de uno de estos últimos, emitido por la TV inglesa durante la segunda mitad de los 70), comics, arte, coches o peluches. Tanto en las líneas de voces y coros principales como en aquellas que se emiten con una fingida desgana (característica muy inglesa la falta premeditada de entonación para asimilar parte de las canciones al efecto del spoken-word), se nos muestra Nikki Sudden como vocalista distinguido, una suerte de chanteur que arrostraría ya desde entonces su posterior imagen de músico dandy de culto.

La saturación de guitarras, propiciada en muchos de los temas de "A Trip To Marineville" por la confluencia histérica de los acordes básicos de Nikki (muy en la honda del mejor Johnny Thunders en "Midget Submarines"), el apoyo sangrante de Biggles (alias de Richard Earl, otro miembro que constituyó con David Barrington y John Cockrill el sexteto inicial de la banda en 1972) y el bajo tan preciso como desnudo de Jowe Head, facilitan a que extienda su hermano Epic lo más granado de su percusión a lo largo de toda la grabación. El piano de Epic Soundtrack (que felinamente rechazó la demanda que el sello americano Epic le interpuso por usar la misma denominación comercial que su división cinematográfica) en "Don´t Throw Ashtrays At Me" (maravilloso título), anticipa el embrujo melódico del que hará gala Epic en sus posteriores grabaciones en solitario. En otros temas como "Adventuring Into Bakestry" brujulea por caminos de mayor experimentación, cayendo las teclas hacia abismos de final inesperado. En todo caso su aportación instrumental es fundamental para crear una bella obra excéntrica, como esta de "A Trip To Marineville", en su mejor similitud de extravagante experimento musical.


Swell Maps fueron quizás la más importante banda underground de la escena inglesa de los últimos años 70. Con apenas ocho años de existencia (1972-1980), y tres desde que grabaron su primer single en su propio sello Rather Records (distribuido por Rough Trade, imprescindible referencia de la escena británica de entonces) hasta que se disolvieron, dieron buena prueba de tan justo calificativo (el apoyo de John Peel también jugo a su favor en ese aspecto). De hecho sus dos únicos Lps, este comentado "A Trip To Marineville" y el siguiente de 1980, ...in "Jane From Occupied Europe" (éste último más orientado a la experimentación instrumental si cabe), ocuparon los primeros puestos en las listas calificadas como underground de la época. Su escaso éxito comercial en el circuito mainstream de entonces se vio, tan solo en cierta medida, reconocido durante la prolífica labor posterior que tanto Nikki como Epic realizaron en Jacobites (ambos) o en Crime City Solution y These Inmortal Souls (en el caso de Epic, estas dos últimas bandas). La indudable originalidad y calidad de sus grabaciones en solitario, que se extendieron hasta los mismos años en que se suceden los fallecimientos de ambos artistas (1997 Epic y en 2006 Nikki) contribuyeron a hacer leyenda la vida y la obra de estos dos músicos inimitables. Su inclusión en este HALL OF FAME, a partes iguales, lo hacen ambos con todo merecimiento.















20 mar 2016

MUDANZA Y OTRAS HISTORIAS.



Se sufre una mudanza con el ánimo medio apocado, fruto de la falta de preparación. Es tan alto el alcance de material acumulado en la casa que se deja. Y cuando se va embalando, lo recuerdas. Ese momento que refleja la copia original de un concierto en Rock-Ola, años 80, qué más da el año exacto. Una piedra del camino hacia un paisaje de montañas románticas. Suena hora el "Gunga Ding" de The Byrds y todo parece encajar con los hilachos de Penélope. Cualquier variación sufrida en estos últimos días ha tenido más que ver con la geografía de los pequeños objetos. No quiero ya ninguna representación que no sea un polvo desmesurado. Ni siquiera volando cuando los Skin Alley soplen el saxo tenor de forma tan contundente en "Living In Sin", ni siquiera entonces.

Me gustaría representar el papel de Laura Nyro. El de una mujer que se sintiera como yo ahora, una sacramental inmundicia. Las trompetas de Jericó derribaron ciertamente las murallas, solo con aplicar la tecla trás tecla se llega a Salinas, aquel pueblo al lado de la costa asturiana, con ese restaurante a pie de carretera, donde desde la plenitud de la ventana inmensa me bebí un glorioso gin-tonic, y eran solo las 3 y media de la tarde. En aquellos años conducir coches no estaba todavía prohibido. Más que nada por la radio, Radio 3 emitía entonces un programa de una a dos del mediodía. Fue entonces cuando me enamoré de aquella reina misteriosa, la que canta Barbara Hudson en "(Ballad of the) HIP DEATH GODDESS", bajando desde San Sadumiño hasta Vilalba.

Ella fue la que me condenó a la soltería del casado desde hace 30 y muchos años. Te atrapa su vagina celestial. Convertida en voces inexpugnables, su eco te ha perseguido durante toda tu vida. Desde aquel momento en que mi hermano con un perrito de mostaza que aseguró que Dios es una mujer me convenció. Le miraste callado. Había todavía un tufo agradable a especias comerciales, aquellas de cafetería acoplada como negocio lapado a una discoteca de moda. Aseguro que la distancia que nos separaba entre la salida de la mudanza y la terminación era simplemente la música, era un auténtico tormento perder una o dos semanas sin escuchar apenas nada. Ese fue mi mayor sufrimiento. Ver como mis dedos tomaban protagonismo y se hacían cada vez más nervudos.

Cuentan que desde una cierta distancia Janis olía bien. Las manos se me abrían hacia las escaleras de Odesa cuando Eisenstein rodaba la patética escena, no la de las gallina de la granja de Lousiana, aquella parecida al paisaje de "¡Absalón, Absalón!". Allí no tenía apenas nada que hacer, solo regodearme en el olor del pétalo sumiso. Una especie de güano maravilloso concentrado en las serranía de Valsaín, aspirando hacia el cielo su aire de metano iconoclástico, perpetua segismunda apocada en una habitación de ávila, lejos de las murallas, si con minúscula. Se acumulan los recuerdos durante las mudanzas, todo tipo de ecos caen rodando o ascienden repentinamente. Se pareciera a una banda de percusionistas afroamericanos, con la piel de centeno viejo esperando callada en sus ojos.

Que buenos esos momentos de la mudanza, yeah. Esas nuevas esquinas que solo saber hacer los libros juntos entre sí, apilados sin un orden previsible,  dice de una forma poco académica José Auraçao natural de Minas Gerais, uno de los armarios humanos participantes en el traslado  del más pesado mobiliario. Otros presentan una máquina de sudor de cumbia colombiana, unos tonos de piel de naranjero pasado y ojos de venta de Sierra Madre, de Juan Rulfo. Efervescencia que sobrepasa el concepto escrito de una jornada desagradablemente preparada por el destino cruel de trabajar todo el día además a destajo. Se te aparece como si la vida fuera así de tontamente sencilla , recoger velas para volverlas a izar, me imagino que esa sería la opinión de algún vasco que otro..

La conquista de la nueva casa debe hacerse de sopetón sin nada de mosqueos ni malas posturas hacia las nuevas paredes que pueden incluso sorprender con sombras y nuevos colores. Las cajas se apilan de manera ordenada para cambiar de una habitación a otra sin motivo lógico aparentemente. No se siente todavía nada en los primeros momentos, quiero decir ningún apego sentimental, solo intentas no molestar demasiado a los vecinos si es que existen porque ninguno ha asomado la nariz desde que apareció el camión de mudanzas. Es cuando llegas a la cama cuando realmente no llegas a alcanzar  ningún sitio, mientras el bajo de Richard Nese de Ultimate Spinach se empeña inaudito en seguir trepanando tus tímpanos pasadas las dos de la mañana, casi nueve días después. Pero los ecos persisten, en cada paso a paso de los tés y mermeladas en la nueva cocina que ha quedado muy bien.

No hay suficiente música que abarque todo lo que el aislado comediógrafo de estraperlo pueda pretender, lo digo por uno de los sueños imposibles que pude tener estas noches y no he tenido. Si recuerdo uno que consistía en comer muchas plantas y palabras, más que comerlas quedaban cortadas por unas extrañas tijeras y casi todas las palabras eran de color naranja. Todo el tiempo esperando que llegara este momento de la primera sesión irreverente y nocturna, de música extrema hasta que los invitados de mañana, creo que es cierto, aparezcan por la puerta y no quisiera apenas asomarme por corte a que vean mis ojos atormentados. Es tanta la ausencia del olor del vinilo y de los cartonajes de esquinas de fábricas en las que trabajaba gente con el pelo largo, allá a mitad de los 70,  cuando el equipo de rugby de Gales tenía de zaguero a Williams y de medio melé a Edwards, que no añoro aun el sonido del grillo en mi antiguo jardín.


Quisiera acabar en la casa,  nada de muebles inútiles y de adornos y vivir en un recinto vacío con un único eco que recogiera solamente la lluvia de la ducha por la mañana. Nadie  alrededor de mí y sin sentir cosas raras,  ni demasiada hambre, aunque alguna gana de salir a pasear eso si. Descubrir la razón del que quiere leer otra cosa tan distinta a lo que escribo ahora, el que apenas leyó el primer párrafo y pasó blog. El ser otra casa es ser otro y quizás mejor, voy a luchar por ello. Vivo en aquellos días en que previsiblemente no se encuentre más destino que seguir en la mudanza perpetua, desde la nueva ventana viendo un nuevo cielo y un nuevo pino gigantesco, nubes de un cielo que rosea mi ventana continuamente. Hacer de cada día una sorpresa de identidades y espejos a los que no deseo lo mejor, ahora cuando ya la edad empieza a llamar a una puerta extraña.

El polvo ya está asentado en el suelo de madera de una forma habitable, es como parte de la casa. Los discos de las estanterías parecen sufrir una suerte de congestión, como que dan cierta pena, tan apretados. Pero a la mañana flota en la nueva casa un aire que nadie ha respirado antes, las paredes neófitas tienen tantos días por delante que se niegan a ser espejos ni sombra de nadie que haya pasado por allí, nadie ha transitado hasta ahora por ese adverbio. Todo es tan espontáneo como imprevisible, aun no se han establecido límites tampoco se han roto vajillas. Las cosas nunca han dejado de manifestarse tan cosas, y con esa sensación de voces escondidas en esos solos de guitarra de Jorma Kaukonen en su "Funky Nº7", me asaltan a cada trecho aquellos momentos que ya viví en el caparazón de un tipo parecido a mí.


Es por eso porqué la primera ruta de la mudanza es la interior, la de intentar librarte de la abrumadora rutina pasada de materiales de desecho, y encontrar un hueco para deambular desnudo por la casa, sin  buenas costumbres ni intenciones,  ni principios generales del derecho. Es por lo que escribo estas líneas. 






3 mar 2016

ÚLTIMA RUTA




Como dicen nuestros primos italianos "Andiamo per un nuovo indirizzo". Este blog quedará por lo tanto en estado latente hasta que que me recupere del desorden propio de la mudanza.

Salud para todos.