TUCKY BUZZARD "TUCKY BUZZARD"
Esta mañana he probado por primera vez una piel de patata para conocer a qué sabe el hambre. Antes he estado leyendo el Classic & Sports Car del mes de octubre y terminando el capítulo dedicado a Rafael Berrio en el libro de Luis Boullosa, "Santos y francotiradores". De la revista inglesa me ha interesado la mención sobre Xenia, una misteriosa dama de Birmingham ligada sentimentalmente al Bergermeister austríaco Hans Stuck, ganador de la célebre subida a la cima de Shelsley Walsh en 1930 con su maravilloso Austro-Daimler azul pálido y blanco. Del capítulo dedicado a Berrio merece la pena detenerse en la comparación que el autor hace sobre Pío Baroja y Louis-Ferdinand Celine, a los que alude como supuestos punks de la literatura, me imagino que a nadie importará que hable más extensamente de ello en otra ocasión. He caminado bajo la primera lluvia en cinco meses para comprar media barra de pan y el periódico y al pasar por el obrador no me he encontrado con la chica de ayer. De vuelta a casa estoy empapado. He cocido unos guisantes con patatas y les he hecho varias fotos mientras hervían entre una finísima espuma de punto de cruz. Desde la ventana del salón rojo se escuchaban los aviones en rasante sobre un cielo plomizo. Se celebraba el desfile del Día de la Hispanidad y en mi paseo por Majadahonda apenas he visto 4 ó 5 banderas españolas desplegadas en los balcones.
De esa conmemoración ha surgido la conexión que necesitaba para comenzar esta entrada. Grupos ingleses de los últimos años 60 que hicieron de nuestro país tierra de acogida y (cosa actualmente increíble) de trabajo. En esta semana he recibido desde Holanda cuatro Lps de la banda Tucky Buzzard y esta circunstancia me permitió, además de inundarme en su magnífica propuesta musical, profundizar en el conocimiento del grupo británico, en su rica y prolífica historia española en definitiva. Tuve que desdeñar una entrada anteriormente planeada sobre Rein Sanction, banda americana de los 90 muy ligada al sonido Dinosaur jr de entonces. La contraportada de su "Mariposa" (SubPop, 1992), en la que aparecen unas calaveras indias pintadas con signos que imagino chamánicos, me retrotrajo de nuevo hacia la imagen del Ingeniero Luis Barranco, y a tiempo me convencí de abandonar esa idea, igual se presentaba el personaje de marras para echarme en cara el lado oculto de la Conquista de América. (Comprueben, si así lo desean, los antecedentes en una de mis recientes entradas, "RESERVA INDIA")
[Archivista con código 35B172A, autorizado por la presente signatura a disponer de los siguientes ejemplares del fondo: "Introspection", The End, modulo D4 [default, entre "At The Ryman", Emmylou Harris and The Nash Ramblers y "La Vida Mata", Los Enemigos]. "Tucky Buzzard", del grupo homónimo, módulo N11 [default, entre "The Tubes", grupo homónimo y "Warm Slash" de los mencionados T.B.]. Le queda también autorizado el determinar qué otros fondos le puedan servir de apoyo, siempre con requerimiento de hacer mención de los mismos en la entrada a que de lugar].
Antes de acostarme he estado sin fumar fumando el tiempo que dura un cigarrillo encendido, mientras contemplaba caer la lluvia dulcemente.
[D4 Abro]
La banda inglesa The End, formada en 1965 de las cenizas de otra que respondía al nombre de The Innocents, es suficientemente conocida, además de por su excelente Lp de finales de 1969 "Introspection", por haber sido protectorado de Bill Wyman, bajista original de The Rolling Stones. Desde ese año 65 y gran parte del siguiente giran como teloneros de los de Bradford en numerosos conciertos que, para mayor honra de su corta historia, también comparten con bandas estelares como la Spencer Davis Group. Un contrato bien pagado (y la posibilidad de pasar una buena temporada al caloret del sol español) les sitúa a finales de 1966 por nuestras tierras. Se dan a conocer en los escenarios de un muy incipiente circuito de clubes de Madrid (en el que destacaban los legendarios Kings Club de la calle Mesonero Romanos y el Stone´s de la calle Pedro Muñoz Seca, casi esquina con la de Alcalá) mientras sus contactos anglo-hispanos les consiguen su participación en la banda sonora de la película "Un, dos, tres, al escondite inglés" de Iván Zulueta. Ante la perspectiva de volver a una competitiva Inglaterra o quedarse en un país que, en el secano tan propio del franquismo, les recibe como gran novedad (y les asegura consolidarse como los nuevos reyes del mambo inglés, algo muy de moda entonces en un ambiente adorador de la magia de Carnaby Street), deciden apostar por esta última opción.
Pasa el año 1967 y gran parte de la primera mitad del 68 y aparece en escena The Mode, otra banda inglesa con contrato por tres meses para girar por España, coincidiendo en Madrid con Bill Wyman y el afamado productor e ingeniero Glyn Johns. La ya famosa pareja se encuentra en la ciudad asesorando al hispano-argentino Waldo de los Ríos en su apuesta por encontrar nuevas vías de conexión entre el pop y la música clásica. Esa es además la excusa perfecta para que un Wyman & Johns Ltd encuentren lo que realmente buscan, ligarse a cuantas jovencitas españolas se pusieran a tiro. (Miguel Ríos, presente en todos los fregados de la época, testificó años después un clamoroso fracaso en dicho intento). Terry Taylor es el guitarra de The Mode y entabla rápidamente amistad con un Wyman que, también, ha aprovechado para (re)encontrarse con sus protegidos de The End que, todavía subidos en una nube de tortilla de pesetas y algo de kiff de las cigarreras de la plaza de Callao, prosiguen en su andadura madrileña (Han grabado además, con el nombre de Polos Opuestos, un single que es actualmente objeto codiciado de coleccionistas). Wyman, gratamente impresionado por el virtuosismo y la contundencia instrumental de Taylor, le propone volver a Londres para grabar, a finales de ese 1968, el que sería el único y magistral album "Introspection" de The End, del que sería productor el propio Wyman.
Los problemas contractuales de Allen Klein con The Rolling Stones retrasan la edición de un "Introspection" que está ya listo en la navidad del 68. Su publicación definitiva se dilata hasta finales de 1969 y el estilo musical de The End, profundamente inmerso en el ambiente "Their Satanic Majesties Request" de un año antes ("Introspection" se grabó en el sello Decca y en el mismo Olimpic Studios en el que lo hicieran para ese album Jagger, Richards y compañia), no encuentra eco en una escena que ya apuesta claramente por el hard-rock y la naciente variante progresiva. Lástima porque este primer y único trabajo de la banda (que además de incorporar al mencionado Terry Taylor lo hace con figuras de la talla del también Taylor, Mick, Nicky Hopkins a los teclados y Charlie Watts en la tabla) es un ejemplo fulgurante del mejor pop psicodélico inglés de los últimos años 60 (a la altura de un "Odessey And Oracle" de The Zombies con toques cockney del "Ogdens ´ Nut Gone" de Small Faces). The End giran con The Rolling Stones en Inglaterra y Estados Unidos en los conciertos mundiales que presentan el "Their Satanic Majesties Request" a lo largo de todo el año 1969 e inicios de 1970 pero, escamados ante la situación del retraso en la publicación del disco por Decca (y de la posterior poca repercusión y escasas ventas del mismo) deciden disolver el grupo, crear uno nuevo al que bautizan con el más contemporáneo nombre de Tucky Buzzard y, la opción más sabia (!),... volver a España.
De nuevo en Madrid Tucky Buzzard reinician sus antiguos contactos en la capital del imperio (recuerden..., donde nunca se ponía el sol). Fruto de ello son las grabaciones de varios singles en los sellos Moviplay e Hispavox que hoy día se cotizan cercanos a los 180,-€ y, lo que es más importante para la banda, logran un acuerdo con el último sello para grabar su Lp "español" en 1971, el "Coming On Again" que no se publicaría en Inglaterra hasta el año 2002 y en CD (Sería delito el comentarles el precio que se pide por una copia original de este album, les produciría seguramente un insano malestar). Participa en el mismo un Waldo de los Ríos, dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Madrid, y la producción corre a cargo de Rafael Trabucchelli, siendo el ambiente del disco mucho más progresivo que en sus grabaciones posteriores, donde predomina sobre todo el estilo hard-rock de la época. Los entonces miembros de la formación (recordemos en su gran parte provenientes de The End), David Brown (bajo), Paul Francis (batería), Nick Graham (teclados), Jimmy Henderson (voz) y nuestro ya presentado Terry Taylor (guitarra) siempre compartieron sus buenas impresiones sobre este "Coming On Again" que, alejado de la influencia dominante por entonces en las Islas Británicas, les permitió desplegar sus alas hacia composiciones más alineadas con lo etéreo y lo barroco. Su estancia española en ese año 1971 les facilita su participación en el Festival de Música Progresiva de Granollers acompañando, como cabeza de cartel, a grupos como Family, Fussion, Sisa y Smash.
Un año antes, en 1970, el padrino Bill Wyman les facilita un contrato con el sello Capitol que les permite grabar su primer Lp inglés, el homónimo "Tucky Buzzard" que nos ocupa hoy. De los miembros originales se ha despedido un Paul Francis que ha recalado en una no menos interesante banda de entonces, Fuzzy Duck. Su labor a la batería queda ahora en manos de Chris Johnston, un musculoso golpeador que Bill Wyman había conocido durante su estancia en España. Jimmy Henderson sigue voceando con un estilo que muchas veces más parece americano que inglés, Terry Taylor se distingue de inmediato con una expléndida guitarra que mezcla riffs de fuzz anguloso y limpios fraseos pop, mientras que Nicky Graham en los teclados armoniza con sus bucles en una onda que alcanza en algunos momentos ese espíritu jugetón y psicodélico del anteriormente comentado "Introspection". Dave Brown, con su bajo, apostilla ese esqueleto hard-rock que la banda pretendía consolidar, y que no queda definitivamente afianzado hasta su siguiente grabación "Warm Slash" (Capitol, 1971). Bill Wyman como productor y Glyn Johns como Ingeniero de Sonido apuntalan un sonido fuerte y rico en matices, una combinación del mejor hard-rock junto a los últimos jadeos de una psicodelia todavía presente en el espíritu de todos los miembros de la grabación. Bobby Keys y Jim Price, acólitos entonces de la gran familia stoniana, le dan además al album un último y excepcional empuje de vientos metálicos, un lujo con el que muy pocas bandas de entonces podían contar.
Todos los temas de este "Tucky Buzzard" (los mencionamos a continuación para resaltar la categoría de unas composiciones que se siguen escuchando, a día de hoy, como clásicas del mejor rock inglés de los primeros años 70), son propias de los miembros del grupo. "Time Will Be Your Doctor" (canción que Paul Francis llevaría consigo al único Lp homónimo de Fuzzy Duck) y que posee un lejano olor a los urinarios del Ronnie Scot´s Club de Londres, "Stainless Steel Lady", con sus melodías vocales y un órgano que me recuerda al mejor Ken Hensley de Uriah Heep, "Sally Shotgun", toque lisérgico y una prodigiosa slide de Terry Taylor, "Gu Gu Gu", de nuevo distinguiéndose Taylor con un fuzz extremado que se resuelve al final en unos arreglos barrocos, "My Friend", en un tono inicial de gospel (cuya melodía recuerda a algunas de las composiciones de The Association) además de contar con la participación de Mick Taylor, "She´s Meat", magnífica cabalgada boogie, "Ace The Face", base blues que anticiparía los posteriores trabajos de la banda, "Whiskey Eyes", aquí Terry Taylor emulando a la guitarra el sonido característico de Stephen Stills y "Rolling Cloud", con Keys & Price a los vientos, sensacionales. "Pisces Apple Lady", compuesta por Leon Russell, es el único tema del que Tucky Buzzard hace una versión en este Lp y lo elevan a la categoría de un honky-tonk del que el músico americano se podría sentir orgulloso.
Tucky Buzzard fue un grupo que tuvo durante su corta vida más éxito en Estados Unidos que en Inglaterra. En su segunda y última etapa (""Allright On The Night" de 1973 y "Buzzard!", también del 73) se movieron más cercanos a la onda de Deep Purple (no tanto en estilo como en el hecho de grabar estos sus dos últimos Lps en el mismo sello Purple) y acompañar a la super-banda en numerosos conciertos en Norteamérica. Su disolución en 1974 dejó tan solo algunas rescoldos que el mismo Terry Taylor se encargó de mantener vivos al incorporarse a los Rhythm Kings de Bill Wyman. Aquí, en España, tan solo les recordarán unos pocos aficionados. Pena.
[N11 a D4:
-Parece que este pelmazo Archivista 35B172A ha terminado por hoy.
- Si, ya iba siendo hora.
-Por cierto, ¿te has enterado de lo de Bob Dylan?..., ¿lo del Premio Nobel de Literatura?
- Si N11, ¡qué gran noticia!
-Ya lo creo. Esta noche nos haremos una sesión homenajeando al de Duluth.
- Vale. Entonces..., ni Corto ni Cierro...
- Ni se te ocurra D4]
MAGNIFICO. MAGNIFICO MAGNIFICO INTERESANTISIMO y me pongo a buscar eoso discos
ResponderEliminarGracias Bernardo. Tirando del hilo salen cosas que merece que se conozcan, aunque sea a nivel tan mínimo como este.
EliminarSaludos,
JdG
Esta es una entrada vitamínica, de las que tienen sustancia. Desde su arranque con ese prefacio entre patatas, literaturas e hispanidades da gusto, por bien hecha y por el asunto, ya que la historia de los End (o los primeros Tucky Buzzard) en su época madrileña no suele estar bien documentada: ya sabes, todo lo que no haya ocurrido en los States o en la Isla no cuenta.
ResponderEliminarNo estoy muy seguro de si la “ayuda” de Bill Wyman ayudó realmente o hundió a los End, ya que una joya como “Introspection” podría haber tenido otro destino si se hubiese publicado a su hora (sabiendo que los planes de Klein eran ante todo sanear las finanzas de los Stones -en su propio beneficio, claro-, con su influencia podía haberles buscado otro sello, como hizo luego). Luego esa grabación en Hispavox ya con otro nombre es una transición muy bien desarrollada entre psicodelia y progresivo, pero cae en tierra de nadie y finalmente Wyman los recupera para convertirlos en una banda de hard rock al gusto yanqui. Es algo que, en mi humilde opinión, no les hace ningún favor, ya que bandas con ese estilo ya había unas cuantas. Posiblemente la talla creativa de estos músicos no daba para más, pero vuelvo al principio: su época madrileña es para mí la más brillante, y me he llevado una alegría al leer esta entrada.
Muy de acuerdo con tu punto de vista. De todas maneras, pocos se planteaban entonces que bajo el ala de un Stones las cosas no podrían funcionar más que bien entonces. Esta entrada es en el fondo más un homenaje a The End y su grandioso "Introspection".
EliminarGracias y saludos,
Javier.
Otra vez la has liado querido Javier, conocía parcialmente lo que nos cuentas de The End, icluso admiro el Introspection, pero admito que no estaba en antecedentes con respecto a Tucky Buzzard, desde luego buscaré material, me ha interesado mucho a tenor de tu entrada.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Tu admiración por el "Introspection" de The End ya te honra, y a base de bien Addi. Las grabaciones de Tucky Buzzard fueron otra cosa, otro estilo más acorde en una época que cambiaba vertiginosamente. Ese estilo primerizo del blues-rock inglés de los primeros 70 a mí me tira mucho.
EliminarAbrazos,
Javier.
Qué gustazo leerte, debo hallar el momento, ya lo sabes, me impregnas de ese maremagnum tan bien organizado de nombres. Además comenzar el texto con "esta mañana he probado por primera vez una piel de patata para conocer a qué sabe el hambre" es de una grandeza superior. Gran abrazo, crack.
ResponderEliminarEl secreto está en el comienzo y en el final, es lo que leemos cuando nos enfrentamos a un texto relativamente extenso. Así es la vida querido Johnny.
EliminarAbrazos,
Javier.
Estuve en Granollers y junto con Family, fueron los primeros grupos extranjeros que yo vi y claro fue algo impresionante.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Salud socio
Gracias Mariano. He leído varios artículos sobre el Festival de Granollers y tuvo que ser una gran experiencia aquella, en una época además de gran sequía en todos los sentidos. Suerte la tuya y me imagino que grandes recuerdos.
EliminarSaludos,
Javier.