FLASHBACK ISSUE 8 "SPRING 2016"
En la parte trasera de la portada del número 8 (Spring 2016), correspondiente a la fantástica edición musical del Flashback, aparece una descomunal maquinaria industrial cuyo uso va más allá de mi conocimiento de hombre de letras (nunca por ello contrario al progreso de la ciencia). Sobre una difusa intemperie, a la que sirve de fondo un característico e insípido cielo blanco inglés, se recortan tímidamente las ramas y las hojas verdes de un par de árboles situados a ambos lados de la escena principal. Atravesando la trayectoria de la imagen, en una aparente dirección de derecha a izquierda, se nos muestran unos herrumbrosos brazos de acero, estáticos en su definitiva fuerza estética, terribles reflejos de una linealidad que parece anunciar una violencia desconocida. Son líneas de acero azules perfectamente trazadas, con sus ejes, rotores, ruedas y latiguillos hidráulicos que se asemejan, más por lo que anuncian que por lo que realmente representan, a una reencarnación del monstruo Alien. El esqueleto de la máquina alcanza a tres de los cuatro miembros de la banda inglesa The Koobas, cabecera de la edición de este número octavo. El cuarto integrante del grupo, colocado fuera del alcance del maligno artefacto, fue el único que sobrevivió a un destino terrible.
Como ya viene siendo habitual desde su inicio en el año 2012, la revista inglesa Flashback rompe la pana con un número de soberbia elaboración. Y lo hace no solo por el atractivo contenido de ésta su última propuesta musical, rica, diversa y tan amena para el lector (supuesto que entienda la lengua), también porque entre sus páginas se sigue mostrando el amor y la esmerada dedicación de unos profesionales que, liderados por Richard Morton Jack, demuestran al mundo mundial que en este apartado de la crítica musical no hay Brexit que valga.
Es habitual, dentro de la estructura narrativa de Flashback, ofrecer al aficionado unos entremeses de entrada. Para abrir boca, Michael Tanner, un elfo lleno de esporas como solo las Islas Británicas pueden producir, nos muestra sus predilecciones musicales. Entre sus múltiples preferencias he tomado buena nota en favor de Lino Capra Vaccina y su obra "Antico Adagio", un grupo psicodélico italiano de finales de la década de los 70 que elabora a su alrededor un nuevo misterio religioso (alineado con el gélido mármol del futurismo). David Hitchcock, testigo de excepción del swinging London de los 60, responsable del diseño artístico de los sellos Decca y RCA de la época. El "Aardvark", homónimo del mismo grupo, el "In The Land Of Grey And Pink" de Caravan, el "Swadding Songs" de Mellow Candle, el "Foxtrot" de Genesis, el "Kings Of Oblivion" de Pink Fairies o el "Mirage" de Camel son, entre otras muchas referencias, cubiertas históricas en las que David participa. Tony Elliott, creador de la revista Time Out, junto a International Times portavoz del mejor momento musical y del underground del Londres de finales de los 60 (el primer número de la revista aparece en Agosto de 1968) tiene su momento de excepción. Una extensa reproducción de las mejores portadas de la revista, y de la selección de conciertos que entonces acontecían, me retrotraen al primer Londres que conocí en el verano de 1974, cuando empezaba a fumar en pipa y todavía persistía el encanto inigualable de una urbe que aun no había cedido el testigo a la ciudad de Nueva York.
En el apartado de artículos dedicados a grupos, Catapilla, una banda de folk-rock progresivo de los últimos años 60 (he visto hace pocos días, en la Feria del Disco de Madrid, su obra magna homónima, en la primera edición del sello Vertigo, por 80,-€). Robert Calvert, su saxofonista, no solo cuenta la historia de la banda (con una Anna Meek pletórica en virtuosismo y belleza), también relata con pasmosa exactitud la (super)vivencia de las bandas inglesas de la época. Paternoster, otro grupo progresivo de los primeros años 70, austriaco en este caso, y como no podía ser de otra manera, imbuido por una poderosa educación clásica que influiría en su estilo. The Human Beast, un power-trío escocés también de comienzo de la década de los 70, más conocido por sus más fieles seguidores por el nombre de Skin (bastante más atractivo). Su única producción "Volume One" la he visto reeditada en alguna de las mejores tiendas de discos de Madrid. Mushroom, Taman Shud y The Parlour Band completan la paleta crítica sobre las bandas objeto a examen. Irlandeses los primeros, australianos los segundos, de la Isla de Jersey los terceros, todos con suficientes y atractivos entresijos históricos, su interés musical queda presupuesto y entretiene al lector siempre ávido de conocimiento en la materia.
Entre plato y plato, y antes de entrar en la especialidad de la casa de este número 8 de Flashback, algunas tapas para seguir potenciando el apetito de los insaciables comensales. Una entrevista a George Martin, publicada en la efímera revista Eye por J. Marks en 1968. Un prodigio de anécdotas, a cual más sabrosa, sobre los primeros (y posteriores) tiempos de The Beatles en Londres. Un jugoso artículo de Aaron Milenski sobre la evolución de los periodistas críticos de rock (y el nacimiento de la figura del coleccionista de vinilos), basado en el ya mítico libro de Paul Gambaccini, "Rock Critics´Choice. The Top 200 Albums" y una extensa relación, firmada por eminentes arqueólogos del asunto (Richard Falk, Stig Lundgren, Austin P. Matthews, Aaron Milenski y el mismo editor de la revista, Richard Morton Jack) sobre las más importantes grabaciones privadas hechas en Inglaterra entre las décadas de los 60 y 70 ("British Private Pressings"). Gran placer al descubrir que mi colección contiene obras de Complex, Dark y Forever Amber.
Lo mejor de la boda de este Flashback queda para el final, cuando aparece sobre la pista de baile la banda liverpudiana The Koobas, uno de los mejores exponentes de la naciente escena (mitad de los 60) merseybeat. Apadrinados por el gran Tony Smith (más tarde (re)conocido internacionalmente con el más aristocrático nombre de Anthony Stratton-Smith), su trayectoria es temporalmente pareja a la de The Beatles en su época Brian Epstein, a la del Star Club de Hamburgo, a la de la eclosión de los singles y de los charts, el mejor momento sin duda de la entonces no tan extensa historia del pop y del R&B en las Islas Británicas. Las entradas y salidas de varios miembros en los primeros momentos de la banda se suceden hasta que queda consolidada la formación definitiva, acontecimiento objeto del extenso (y documentadísimo) artículo de Richard Morton Jack.
Roy Morris, Tony O´Reilly, Keith Ellis y Stu Leathwood conforman el representativo ADN de los músicos ingleses de los años 60. Con un nivel técnico e instrumental apreciable (no fueron los primeros de la clase, a pesar de numerosos antecedentes musicales familiares), con un escaso nivel de composiciones propias (pereza creativa que, a la larga, les condena a cierto y merecido ostracismo), carne de carretera para innumerables conciertos por Inglaterra y el Continente europeo, muy apreciados en Suiza (donde coinciden en un terrorífico concierto en Zurich, el Monsterkonzert de Mayo de 1968, [ríanse de la violencia policial los asistentes por entonces a conciertos en nuestro país], donde comparten escenario con las luminarias del cartel, Jimi Hendrix Experience, The Animals y los Bluesbreakers de John Mayall), su trayectoria es el glorioso relato y reflejo por el que pasaron un sinfín de bandas inglesas de la época, un cúmulo interminable de anécdotas muchas veces curiosas y divertidas, otras no tanto.
El número 8 de este Flashback de la primavera de este año 2016 (¿eramos entonces más felices?...), termina con las usuales secciones de crítica de discos, libros, imagen (DVDs) y la última página, inteligentemente reservada a un enigmático (y relativamente desconocido) autor, banda o grabación que bien hubiera merecido una reedición, a estas alturas negada por la industria. Entre los muchos discos comentados apunto como preferencias a la banda tejana Stud en su Lp homónimo y al freak también americano John Michael Roch (recomendado además por mi admirado Patrick Lundborg), en su "With You In My Arms", ambos recientemente desenterrados; entre los libros el "Future Days: Krautrock & The Birth Of A Revolutionary New Music" de David Stubbs, y en el apartado imagen, me llevo a la cama al querido Rory Gallagher con su "Taste, What´s Going On - Live At The Isle Of Wight". La última página está dedicada a un (reconozco) desconocido John Wonderling. Su obra magna "Day Breaks", originalmente publicada por Paramount en 1973, seguramente hizo las delicias para los afortunados que la poseyeran. No parece que en este caso mi suerte cambie para tanto.
Pues también he tomado nota yo, Javier, para posibles y nuevas compras. Mientras tengo a Weather Report, Jack Bruce y Don Redman junto al tocadiscos y a Bowie, Springsteen, Black Crowes, Rodrigo y Albéniz junto al reproductor de CD. Y Chopin dentro deleitándome. Que a usted le vaya bien, amigo.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues que siga tan bonísima compaña en su casa don Gonzalo y que usted, y los suyos, la compartan y disfruten durante muchos años.
ResponderEliminarA finales de mes viene Addi y tenemos programados unos festejos con Savoy, conciertos y demás.
Abrazos,
JdG
Algo me suena. Intentaré veros.
ResponderEliminarCreo que nunca he escuchado a Koobas. Tu texto es tremendamente ilustrador, como es habitual. Abrazos, Javier.
ResponderEliminarKoobas es una parte importante del merseysound de finales de los 60 en Inglaterra. Si te interesa ese sonido es referencia obligada.
EliminarGracias y abrazos,
Javier.