SCREAMING TREES "SWEET OBLIVION"
Sucede después del funeral, ya fuera del templo, casi todos los asistentes aliviados respirando el aire fresco de la noche, cuando entre ellos se saludan y comentan sus últimas actividades mundanas. Hace poco más de una semana murió el padre Lou, ordenado Capellán Mayor de la exclusiva congregación de "Los Ángeles Mabsturbadores" (rama neoyorquina), y los allí reunidos cuentan sus opiniones y experiencias, más o menos personales, sobre el artista fallecido. Y a quien me quiso escuchar, pocos en aquella ocasión, les hablé de cómo superé el agrio trance de tan sentida pérdida, simplemente escuchando una y otra vez, como si fuera lavativa terapéutica, el "Sweet Oblivion" de los Screaming Trees.
No todos, de los pocos que formaban el corro, recordaban los avatares por los que la banda de Ellensburg pasaba a comienzos de 1992. Su batería original, Mark Pickerel, ya fuera del grupo y sustituido por un joven y brioso Barrett Martin. A mitad de ese mismo año la inclusión de su tema "Nearly Lost You" en la cinta sonora original de la película "Singles", obra dirigida por Cameron Crowe que intentaba reflejar el ambiente "grunge" del Seattle de la época y cuya grabación obtendría un disco de platino. De ese tema, "Nearly Lost You", consiguen los Screaming Trees un pequeño "hit" que alcanza cierto impacto en las radios de los "colleges" universitarios americanos, además de verse profusamente sus imágenes en los video-clips editados entonces en la popular cadena MTV.
Casi de pasada, y antes de entrar a comentarles mi impresión del "Sweet Oblivion", tuve que refrescar de nuevo la memoria a mis contertulios y hablarles, no dejando escapar la importancia del dato, de la elección de Don Fleming como productor de éste su segundo trabajo con la multinacional Epic-Sony, sexta de sus obras en estudio. Una elección que, no seré yo quien lo desmienta, logra otorgar al disco, y al historial del grupo, un carácter de obra magna, tal es su pujanza, tal su fortaleza. Y ya que alguno de los asistentes jóvenes me preguntara la razón de esta última aseveración (los más adultos le miraron con cierto desdén no disimulado), le hablé de los Velvet Monkeys, de Gumball, B.A.L.L. y Half Japanese, de Dim Stars, todos ellos grupos de cierto renombre donde Don Fleming participó como protagonista. De Hole, Teenage Fanclub, Posies o Sonic Youth, con ellos realizando labor como productor, bien que con alguno de estos grupos su participación fuera posterior al año 1992, año de la edición del "Sweet Oblivion". Con tales credenciales era evidente que la apuesta de Don Fleming podía considerarse como más que acertada.
"Y así fue...", seguí. Hay una unidad narrativa que emana desde el fondo de "Sweet Oblivion", alimentada por un caldo de lava que burbujea con una cocción constante (¿me estaba delatando a mí mismo?), salpicando con gotas hirientes a veces, otras ahogándose en un humo oscuro, la percepción de un oyente que está siempre motivado por historias sombrías, reflexiones rayanas en la inconsciencia de un mal sueño, una melancolía de perdedores que encumbran malas experiencias, como una suerte de pesadilla que rebotando en la pared del frontón nos llegara de nuevo, no hay posibilidad de alejarse de ese manto de miseria.
Para crear toda esta atmósfera, que recalqué a mis acompañantes "estaría muy seguramente propiciada por el mal ambiente que siempre reinó entre los miembros de la banda...", tuvieron ellos que hacer acopio de una mayor hondura compositiva a la hora de elegir los temas del disco. Pena y angustia, olvido (que sea "suave", como si el protagonista no quisiera rechazar del todo su malestar), pérdidas, sueños y secretos, rupturas personales, paisajes que atisban suicidios (ríos profundos, despedidas), símbolos místicos (mariposa como emblema del alma), oscuridad, drogadicción, cielos desmoronados, llamadas al Señor (el Jesús bíblico que llama a la puerta, al que algunos piden les conforte en la hora difícil), todo un imaginario de desolación, de culpa lenta, siempre exenta del perdón final, conforman el temario de unas canciones de fuerte tensión anímica. "Shadow Of The Season", "Nearly Lost You", "More Or Less", "The Secret Kind", "Winter Song", "Troubled Times", "No One Knows"..., son algunos de los flagrantes títulos que enmarañan toda esa sensación de angustia.
Y todo ello, continué (ya solamente quedaban dos o tres espectadores), envuelto en un poderoso y abrumador manto rítmico. El mejor cruce posible entre el "hard-rock", el garaje psicodélico y un "post-punk" estilizado al máximo, dándose la mano sin pudor alguno y logrando, estrofa a estrofa, acorde a acorde, superar lo mejor de un estilo que ellos, como quizás ninguno de sus grupos coetáneos, forjaron con sangre, sudor y lágrimas. Ya lanzado (no quise perder la poca atención que entonces me prestaban...), les hablé de esas guitarras portentosas de Gary Lee, ("auténticos vuelos cósmicos en las montañas del noroeste", no me reprimí un pimiento...), de la base rítmica de Van y Barrett, ("maestros en fraguas perdidas"), o de la voz telúrica de Mark Lanegan ("el último mohicano americano", ya desbarraba..., lo reconozco ahora).
Cuando quise darme cuenta, ya cercana la hora de visitar a Lucifer, solo me acompañaba un ramplón jovenzuelo, fofo y repleta su cara de un acné purulento. Ante tal panorama me limité a estrecharle la mano y darle las buenas noches. Su tibia sangre seguramente se coagularía antes de tiempo entre mis colmillos, así que me subí el cuello de mi abrigo de camello afgano y desaparecí por el más cercano y lúgrube callejón.
Ignoraba la mayoría de datos en los que estaba envueltos en aquel 1992. Muy interesante el post del que a mi gusto fue el mejor disco de los Screaming, o al menos el que siempre me apetece más escuchar. Saludos.
ResponderEliminarMi disco de Lannegan . sin palabras, lo tengo en la mesilla de noche para tragarlo como el primer dia. este y Buffalo tom, eran el duo inseparable de noches y noches
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