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14 jun 2024

"SPECIAL DELUXE, MI VIDA AL VOLANTE", NEIL YOUNG.

 


 
Comenzaré diciendo que soy de aquellos que albergan sentimientos encontrados con el artista canadiense, que he pasado de una adoración total hacia gran parte de su discografía a una situación actual en la que priva un tanto el hartazgo y el mosqueo. Parto de una realidad incuestionable, Mr. Young ha publicado un total de 14 discos desde inicios de 2022 hasta el presente mes de Junio (la gran mayoría provenientes de sus archivos, algunos de ellos absolutamente prescindibles) Este hecho me inclina a pensar que, falto de ideas e inspiración reciente, busca remover el tiempo pasado para hacer caja. Hace bien, conocedor de la inmensa multitud de seguidores que gastarán sus cuartos ante cualquier edición de su obra anterior, tira de stock y a vivir de las rentas.

Leí hace ya mucho tiempo la biografía de Neil Young ("Shakey" de Jimmy McDonough), una obra que no gustó al retratado y cuya versión final intentó torpedear a toda costa. A parte de la meticulosa (además de muy entretenida) descripción de su vida y brillante carrera profesional, recuerdo de aquella lectura, así a grandes rasgos, como McDonough conseguía transmitir una idea que, no por suficientemente conocida, venía a representar fielmente el carácter de nuestro protagonista. Un tipo difícil, de trato complejo, no pocas veces sujeto de reacciones erráticas, brutales y desconcertantes. 

En este "Special Deluxe, Mi Vida Al Volante" (Malpaso Ediciones, 2015), autobiografía del Mr. Young amante de antigua chatarra automovilística americana, tiene el autor la delicadeza de reconocer varias de esas conductas. Así, mientras va reproduciendo la adquisición de su inmenso garaje (y algún que otro perro) admite el hecho de que muchas de esas compras fueron compulsivas, antojos de un rock-star con pasta suficiente para permitirse casi todo tipo de caprichos. Lo más conmovedor del asunto reside en esa sensación de culpa que le persigue, una y otra vez, cuando relata las criminales emisiones de CO2 que ha expulsado a la atmósfera mientras circulaba con sus viejos vehículos. 


Lo más significativo del libro (a parte de sus simpáticos dibujos) radica en el desarrollo del concepto del viaje, desde su Canadá natal hasta esa California dorada de los años 60. Mr. Young recrea la imaginación del lector con las descripciones de sus primeros años en Toronto, el nada fácil entorno familiar, sus influencias musicales, los inicios en varios grupos locales, sus primeros y efímeros amores, la peregrinación definitiva a la Costa Oeste, Tierra Prometida de cualquier joven con inquietudes de progreso. Y ya en ese espacio, el lector se entretiene con la descripción geográfica de una California mítica, desde Los Ángeles, hasta Redwood, Malibú, Laurel Canyon, Santa Cruz, todos aquellos parajes por los que transita el músico poseen un protagonismo atractivo por lo pintoresco de su trazado.

El repaso que el autor hace de alguna de sus obras ha removido mi interés por varias de ellas. Las enumero: "High Flying" con The Ducks (aquí se encuentra Bob Mosley de Moby Grape), "Homegrown" (participan algunos músicos de Stray Gators), "Toast" con Crazy Horse, además de las grabaciones que componen "This Note´s For You" con The Bluenotes. No son estas obras demasiado conocidas, pertenecen ellas, salvo la última mencionada, a las ediciones posteriores del Neil Young Archives (NYA). Aprovecharé para darles una nueva escucha.

Concluyo calificando este libro autobiográfico de Mr. Young con un aprobado alto, sin llegar al notable. Reincido en que entretiene leer sus distintos avatares personales desde su originaria Canadá hasta el peregrinaje a California. También lo hace cuando explaya su memoria por las distintas poblaciones y asentamientos por los que se movió, más aun cuando evoca su carrera musical, rica en matices de todo tipo. Los aficionados a los coches clásicos (entre los que me encuentro) tendrán aquí cierto motivo de contento. Mr. Young se extiende a conciencia en la descripción de muchos de ellos. 

Destacar en el lado negativo la amplitud (casi 60 páginas al final del libro) que emplea el autor en describir su lucha contra la contaminación causada por las emisiones de CO2 en los vehículos a motor, un tostón que el autor intenta en ocasiones disfrazar con las anécdotas de un interminable viaje desde parte de la Ruta 66 hasta Nueva York. La crítica (fundada, eso si) contra las leyes dictadas por las grandes corporaciones petrolíferas norteamericanas muestra la cara más activista de Mr. Young.

En fin, Mr. Young es como es y, ya se sabe, todos los grandes artistas tienen su aquel. No seré yo quien vaya más lejos de esta apreciación objetiva y bienintencionada. De hecho, les confieso que tengo tanto apego al personaje canadiense que si le diera por publicar un disco de jotas con arreglos de sintetizadores lo compraría sin dudarlo un segundo.