YO LA TENGO "PRESIDENT YO LA TENGO"
Intento paralizar el momento presente a las 18:38 del martes 21 de abril de 2015 y seguir las recomendaciones de James Ellroy (Ensayo, El País, 18.04.15): "Ese es mi trabajo. Yo soy el tipo que rebobina las imágenes de los informativos y traduce las imágenes al papel. Soy un refugiado del ahora que vuelve al entonces. Soy el megalómano de sillón, lleno de efervescencia... El mundo de ahora es un lugar del que quiero esconderme. El mundo de entonces es un lugar que deseo abrazar". Ocurre que ignoro donde está ubicado en mi memoria el cajón del año 1989, 5 años después de ese "1984" antiutópico y prodigioso que tan magistralmente relató George Orwell. No podía entonces prever que la sociedad anunciada por el escritor inglés en 1949 se diera en toda su amplitud en la actualidad. Me pregunto qué es la actualidad cuando lo que pretendo es estar viviendo y hablando como lo hacía hace algo más de 25 años, en el año 1989.
Hace un par de días compré en Record Runner el último Lp de Yo La Tengo, "President Yo La Tengo". Parece que durante este mes de septiembre va a perdurar el mismo calor sofocante de los pasados meses y me refugio en la buhardilla. Lo combato con el aire acondicionado, en un leve susurro de condensadores japoneses, mientras recuerdo los días pasados en Barcenaciones y la lectura del doble veraniego de Ruta 66 (número 42). Allí apareció un breve suelto sobre la banda de Hoboken y, convencido como casi siempre por sus comentarios (y recomendaciones), pensé en hacerme con el disco a mi vuelta a Madrid. Tengo también fresca en la memoria la siempre importante lectura del verano, "La ciudad de los prodigios" de Eduardo Mendoza y la última película que vi hace unos días en los multicines de Majadahonda, donde vivo, "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" de Steven Soderbergh, magnífica.
Espero como siempre a que sean las 7 y media de la tarde para servirme el primer gin-tónic. Me hará sudar, sin duda, pero aun así merecerá la pena sentir ese mareo neuronal que me produce un trago y otro hasta que, una hora después, ya me encuentre perfectamente a tono. Hace un rato me llamó Tere. Nos vimos con su marido Javier este verano en la preciosa casa familiar que tiene en Puente San Miguel, y hablamos allí largo y tendido sobre Robert Musil y su "El hombre sin atributos" mientras un perro orinaba en el tronco de un tejo. Recuerdo que Tere me miraba sin verme, y yo a ella también. Javier hablaba y hablaba y había una especie de paz del paraíso colonial en el aire. Bueno, eso ocurrió hace poco más de un mes justo antes de visitar a mis cuñados en Carranceja y jugar una partida de bolos montañés. Yo ya tenía ganas de volver a casa, no es que me canse Cantabria, simplemente echaba de menos los discos, la buhardilla y la botella de ginebra Rives.
"Los barceloneses, amigo mío, se darán con un canto en los dientes si el plan Cerdá se realiza algún día tal y como yo lo he sancionado, escribió al alcalde. Y en lo que a usted concierne, mi estimado alcalde, permítame recordarle que no entra en sus atribuciones determinar cuando un ministro está o no está de guasa. Limítese Vd. a cumplir mis instrucciones y no me obligue a recordarle de quién depende su cargo en última instancia, etcétera, etcétera". Que bueno el personaje de Onofre Bouvila, cómo me agrada su ambición de poder; igual, ahora que lo escucho, que este primer tema que abre el "President Yo La Tengo", un soberbio "Barnaby, Hardly Working" que me deja boquiabierto por la osadía e intrepidez de su planteamiento, un fondo hipnótico de fuzz con ecos de sirenas y una brillante línea de bajo. "She smiled a smile uncomprehending / as he tooks his time, took his time / wore a hat, so he´d impress her.../". O esa guitarra muelle, haciendo estiramientos de gimnasia rítmica, en su siguiente "Drug Test", justo antes de un silencio maravilloso. "I wish I was high / brighter than nothing / smarter than nobody /I´ve wasted away.../"
Repaso una y otra vez la imagen de la contraportada del disco, como si fuera a examinarla y le diera el 10 que pide y merece. Me parece increíble esa sensación conjunta de cercanía y alejamiento que me produce. Recuerdo ahora una impresión parecida cuando leía esta primavera a Heinrich Böll en "Billar a la nueve y media" y subrayaba algo tan bello como..."...riada, riada, siempre he sentido deseos de echarme al agua y dejarme arrastrar hacia el horizonte gris. Entra, tráeme felicidad, pero no me beses...". Pienso de inmediato en obligarme a escribir algún poema cuando escuche otra vez "The Evil That Men Do"; la primera parte instrumental, intenta construir un andamio sostenido con agujas, tan leve que parece que volara con el mismo soplo de la letra posterior. Tan simple como "It´s a lot of time / for a man who walks on me /" y a continuación un tam-tam selvático y húmedo. Lo apunto en mi bloc de notas. "Orange Song", uno de mis temas favoritos del disco. Tengo que grabarlo en mi próxima cassette antes del viaje a Valencia, y ya me imagino el escalofrío de esa melodía al subir velozmente (es un decir con un Ford Mondeo que se mueve como un taxi) por la cuesta de Tarancón.
Sube mi hijo Javier para decirme que en el colegio le han puesto como trabajo un comentario sobre el libro de Ortega y Gasset "Meditaciones del Quijote" (¡cómo le pueden poner a un crío de tan solo11 años ese tipo de deberes!, me pregunto sorprendido), mientras mi hija Marta aprovecha para colarse y decirme que ayer vio por la tele una serie nueva que se llama Los Simpsons y que le gustó mucho. La verdad es que intento no hacerles ni puñetero caso a ninguno de los dos (¡egoiiiista!) ya que, en ese preciso momento, Georgia Hubley está gimiendo sus dulces "ohhhh, ahhhh" de "Alyda" y no quiero perderme su romántica melodía. Termina la cara A y bajo al salón tarareando la canción para servirme el segundo gin-tonic. Mi mujer está hablando por teléfono con alguien (adivino por su tono secreto que debe estar dando consejo a alguna amiga con problemas...) y me mira con cara de "ya va la segunda copa..., ¿eh?..., como si no te viera".
Subo de nuevo, esta vez sintiendo mis piernas como alas, mientras me digo a mí mismo que "el mundo está muy malo, sin solución..." y que yo lo arreglo esto con la escucha de la segunda cara de este "President Yo La Tengo". Dicho y hecho. Ya suena la segunda versión larga del "The Evil That Men Do" y comienza un incendio parecido al que narraba nuestro amigo Juan Rulfo en su "El llano en llamas" leído hace un par de semanas. "De repente sonó un tiro. Lo repitió la barranca como si estuviera derrumbándose. Eso hizo que las cosas despertaran: volaron los totochilos, esos pájaros colorados que habíamos estado viendo jugar entre los amoles. En seguida las chicharras, que se habían dormido a ras del mediodía, también despertaron llenando la tierra de rechinidos". Ese ritmo distorsionado de las guitarras (como de las archi-palabras del texto), acogiendo entre sus cuerdas ácidas el ruido de los colores revolucionarios mexicanos, ya puestos a divagar (los 10 minutos y medio del tema dan para unos cuantos sorbos de más), me atrevo a pensar que lo deberían poner como tema final en la próxima reunión de ventas de la empresa, ¡así como para encorajinarnos de verdad!
¿Qué voy a leer esta noche?. Seguramente me entrarán las dudas de última hora, dependiendo del grado alcohólico con el que me acueste. Me gustó el comienzo del libro que está ahora en mi mesilla ("Menos que cero" de Bret Easton Ellis). La introducción de "Cuando miro al Oeste, noto cierta sensación" (Led Zeppelin) y su comienzo tan sorprendente: "A la gente le da miedo mezclarse con la circulación de las autopistas de Los Ángeles. Esto es lo primero que oigo cuando vuelvo a la ciudad. Blair me recoge en la terminal y murmura eso mientras su coche sale del aparcamiento. Dice. "A la gente le da miedo mezclarse con la circulación de las autopistas de Los Ángeles". ¡Genial!, la misma frase pensada, hablada y escrita en apenas 7 líneas. ¡Esto es estilo!. Suenan los últimos acordes del cover de Dylan "I Threw It All Away", mínimo y simple, como si la despedida forzosamente tuviera semejanza con el beso de la madre en la cuna. "Love is all there is / and it makes the world go round /"; las líneas acústicas quedan embalsamadas por un ritmo lento y tenue. Tan leve que puedo escuchar nitidamente una potente voz que me reclama para la cena. Esta noche me toca a mí hacer la ensalada; es su venganza.
Cada día más poéticos, más hermosos y más personales tus textos, Javier. El disco de Yo La Tengo es magnífico, pero eso da igual, es una excusa para gozar de tus palabras. Aquel 1989 andaba yo a medio camino entre Iruñea, Gasteiz y Donostia, aunque terminé estudiando Derecho en la capital guipuzcoana, ¡menudo horror!
ResponderEliminarUn abrazo.
Desconocía que somos colegas profesionales, y quiero imaginar,e que estudiar en Donosti no debió ser muy horrendo. Peor fue hacerlo en Madrid, créeme. Gracias por tus palabras.
EliminarAbrazos,
Javier.
He tragado este disco un millón de veces y leído las enfermizas obsesiones de Onofre Bouvilá cuatro, en el ochentaynueve yo andaba perdiendo a la chica de mi vida, hasta que no la perdí no paré...que tipo mas listo...encima aún no conocía ni a Yo La Tengo, ni a James Ellroy (se que me regalan su último libro el próximo dis de san Jordi), ni El Hombre sin Atributos.
ResponderEliminarBravo master.
Un abrazo.
Nos pasamos la mitad de la vida haciendo el gilipollas y la otra mitad intentando arreglarlo. Menos mal que nos quedan cosas, como la música y la literatura, para agarrarnos.
EliminarGracias y abrazos,
Javier.
Estos primerizos Yo la tengo son los que me resultan mas placenteros . Luego a mi juicio se han dejado llevar por sus propios logros intentando crear atmosferas dón la Velvet campa por doquier. Han perdido parte de la magia President o Fakebook la tienen. Yo también y leí en su momento el Ruta ese y también sali corriendo a comprarlo. Como siempre un prodigio de escritura y un palcer la lectura del post
ResponderEliminarCoincido plenamente contigo Bernardo. Hasta "Painful", YLT son una de las grandes bandas modernas de referencia. Después se repiten más que un ajo. Gran reivindicación, ya veo que también compartida, para las revistas de música que tanto nos ayudaron en su momento.
EliminarSaludos y gracias,
Javier.
Joer, estos post son la releche, gran Javier. Aquí un fan de Yo La Tengo desde mediados de los noventa al que se le escaparon aquellos primeros años de la banda de Kaplan. No controlo el President y tendré que remediarlo. Un gran abrazo.
ResponderEliminarPues si tienes posibilidad de hacerte con la primera discografía no será en vano Johnny. Este "President" está reeditado junto al segundo disco del grupo en un doble. El primero está también reeditado en vinilo.
EliminarGracias por tus palabras y un abrazo,
Javier.
Qué gran artículo, caballero. La manera en que relacionas la banda junto con el entrañable y arribista Bouvila, es maravillosa. Sobre la banda, poco o nada tengo que decir, puesto que la he escuchado muy poco; pero este texto es, sencillamente, de manual. Cada vez que hablas de libros o mencionas la literatura, uno sólo puede decir: chapeau. Un abrazo, Javier. Y si te gusta Marillion... Ya sabes:
ResponderEliminarhttp://www.ourgodsaredead.blogspot.com.es/2015/04/misplaced-childhood-la-infancia-que-el.html
Gracias por tus palabras Alex. El caso es que si en una entrada de música solamente hablo de música hay, y habrá siempre, gente más autorizada que yo para decir cosas más interesantes. Me gusta la mezcla de temas para hacer la entrada más interesante. Y nada, aprovecho para recomendarte la banda.
EliminarGracias de nuevo y saludos,
Javier.