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19 dic 2019

EL PRINCIPIO



SOFT MACHINE                                       "THIRD"
Intento hallar algún nexo entre este "Third" y el romanticismo eléctrico del que creo no vuelva a hablar más. Repaso algunos de los capítulos de la obra recientemente leída de Chateaubriand ("Memorias de ultratumba", Cátedra, 2010) para buscar, entre sus magníficas descripciones del paisaje de Suiza, aquellos lugares en los que se suceden los episodios más bellos. Las montañas, los lagos centrales y los fronterizos con Italia (¡qué pasión por ese país!), sus valles conformando un contrapunto perfecto. Sus sentimientos reivindican a la Naturaleza como no olvidada musa de la poesía. El autor francés (un personaje tantas veces ahogado en el océano de su enorme soledad, viajero lleno de bosques y mares bretones, de ruinas griegas, de continentes; sus descripciones de la América virgen recuperan la revelación juvenil de Karl May), asciende hasta los desiertos de nubes de Friedrich; desde allí, emulando a Senancourt, se despeña hacia el frío encanto de los pies desnudos de las campesinas.

Afortunadamente el vínculo no solo lo encuentro allí (lo que sigue es una explicación del por qué). Ocurre también en el gabinete de los científicos, en el cónclave episcopal reunido para la elección de los nuevos Popes de la música progresiva. Entre salones repletos de tapices y maderas de caoba, de mármoles y silencios cómplices, los músicos viven absortos en la formación de la fumata blanca. Sumidos en la pura improvisación, ese intento de deconstrucción del antiguo régimen musical les conduce hasta los límites de la abstracción. El jazz es su cordón umbilical. También las imágenes de una ciudad que espera ansiosa el reflejo de sus luces en los charcos de las calles, puede que ahí se encuentre el origen de esa improvisación. La última pieza, "Our-Bloody-Rageous", en particular sus postreros acordes de teclados (en ese instante en que el sonido de la lluvia crepita contra el asfalto), recuerda el "Aqua" de Froese, también algunos lances del "No Pussyfooting" de Fripp & Eno.

The Soft Machine es el principio, su pretendida dificultad produce una leve sustentación temporal, es el arranque del rock subterráneo, más tarde avanzará Robert Wyatt por ese camino. El corta y pega del Borroughs de su novela homónima recogiendo las vanguardias (hay un tema explícito, "Dada Was Here" de su "Volume Two", ABC Rcds, 1969 que escucharé en un rato), un nuevo romanticismo eléctrico pretende hacerse con el poder. Su ritmo es el del saltamontes, el primer tema, "Facelift" ocupa, como el resto de sus hermanos, cada una de las caras de este "Third" (CBS Rcds, 1970). Asistimos a las tomas en vivo desde los escenarios de Fairfield Hall en Croydon y el Mother´s Club de Birmingham en Enero de 1970. Somnoliento al principio, arrastrando las pinzas contra los surcos del vinilo, se eleva después gracias a una inspiradísima sección de vientos, comandada por Elton Dean. Multinstrumentista que previamente coincide con el otro Elton (John) en Bluesology (más tarde miembro de Centipede, la banda de Keith Tippet), es el músico elegido para sustituir a Brian Hopper. Este "Facelift" es el tema más rock del álbum, y pudiera parecer que se encuentra en la onda de King Crimson pero no es del todo cierto. Construido pieza a pieza, con la ingenuidad del que busca algo nuevo, la flauta de Lyn Dobson destaca en su nube lavada de azul, los teclados de Ratledge atrapan al intrépido oyente cuando pretende huir despavorido.

Es el principio. "Slightly All The Time", siguiente tema de la cara 2, mantiene el duelo entre los teclados y la sección de vientos. Mayor espacio para la improvisación, el complejo molde percusivo de Wyatt añade más personalidad a la pieza. Puede también que las distintas escalas rítmicas recojan las enseñanzas del free-jazz, no se tanto, pero reconozco que la composición posee un punto que transita por esos derroteros. Me gusta. Es el principio de las conversaciones iniciales sobre la música subterránea, algo aparecía a flor de piel y había que encontrar sus raíces. No lo supe hacer, nada sabía del dilema que más tarde mencionará Wyatt en "The Moon in June". Contemplo mis manos a través de las venas, cada vez más geográficas. Sigo recogiendo notas del suelo, del cielo, del aire fresco; las imágenes se suceden una detrás de otra, encuentran enseguida un encuadre satisfactorio.

OK, a "Noisette" no he podido adivinarla (y me duele no haberlo hecho), al igual que la segunda parte del "Slightly All The Time" tan solo existe en los créditos del disco. La cara 3 la completa "The Moon in June". Avanzamos unos años más, a la fiesta en Maida Vale, Junio de 1973. Lady June, una de las excéntricas artistas subterráneas de la época, recibe a sus invitados en Vale Court, a dos manzanas de Abbey Road. Celebran allí el cumpleaños de Gilli Smyth, miembro de Gong, representación de Shakti Yoni, espejo de la mujer liberada por la práctica del tantra y yoga. Robert Wyatt cae al suelo desde una cuarta planta, se rompe la columna vertebral. Ha grabado su último álbum "Four" con Soft Machine, la postrera aparición del batería con la banda, dos años antes (CBS Rcds, 1971). No es el final, lo sabemos, Wyatt se rehace con su expléndido "Rock Bottom" (Virgin Rcds, 1974). Este "The Moon in June", lo compone antes del desgraciado accidente, es el único tema cantado en el Lp (recogido más recientemente en el "´68", Cuneiform Rcds, 2013, una obra recopilatoria que agrupa las primeras grabaciones del artista). Muestra su característica voz en falseto, absorbe la atmósfera educada del alfabeto pop, reinterpreta la elegancia inglesa cuando suena más melancólico (además el bajo de Hugh Hopper es soberbio).

"Out-Bloody-Rageous" cierra el Lp completando la cara 4. Como viene siendo habitual, Ratledge y Dean pugnan por hacer la pieza más hermosa. La melodía adquiere un ritmo galopante, la batería de Wyatt está a años luz de Blakey, pero lo intenta. Los intermedios marcan un sofisticado estilo cercano al ambient de Eno; el entorno se ha transformado en grandes edificios de cristal, las luces de los taxis se deslizan por las calles de la ciudad, a cámara lenta. La rivalidad entre teclados y vientos alcanza un punto de equilibrio, el resto de instrumentos se añade a su lucha de titanes, queiren participar, el tema culmina con un claro vencedor, el propio grupo en su conjunto.

Al desplegar el vinilo los cuatro músicos aparecen en la fotografía principal, obra (¿por qué no decirlo?) del alemán Jürgen Ensthaler. Elton Dean aparece apoyado en la pared izquierda de una amplia habitación (en una esquina se recorta el famoso póster dylaniano "Mister Tambourine Man" de Martin Sharp). En el centro, tumbados sobre una cama cubierta por una horrenda colcha de color remolacha, Hugh Hopper y Mike Ratledge, a la derecha, sentado sobre un pequeño taburete metálico, Robert Wyatt. "El disco de los pies" (así lo conocía), donde las extremidades inferiores de los músicos adquieren un inesperado protagonismo, contrarrestan el silencio enorme que reflejan los rostros de los protagonistas. Unos pies femeninos (deducible su género por el bolso de mano que aparece al lado del asiento de Robert), añade aun más encanto a la toma; un último personaje se nos muestra medio escondido tras una columna, su mano derecha sostiene una taza roja. ¿Por qué no imaginar que los pies femeninos son los de la anfitriona Lady June?, existen de hecho dos líneas en el texto de "The Moon in June",..." Ahora comprendo cómo me siento desde mi pelo hasta mis talones / Al tenerte en las cuernas de mi dilema..." que permiten tal conjetura.

Tal vez ese sea el mensaje del "Third". "El Tercero", signo de la expresión artística, símbolo de la comunicación, la interacción y la neutralidad, el número perfecto. Comparado con los dos primeros álbumes de la banda (para nada psicodélicos, como algunos pretenden hacernos creer), este "Third" amplía la orientación jazzística de la banda, aunque presente no tan extremada en sus dos primeros trabajos (más pop el primero, experimental el segundo). La incorporación a la sección de vientos de Lyn Dobson, Nick Evans y Jimmy Hastings, músicos entonces de reconocido prestigio (provenientes además de formaciones señaladas, la de Keith Tippet, Manfred Mann, Keef Hartley, Third Ear Band, el primer Caravan de Richard Sinclair) otorga a esta obra ese característico sonido de la casa, jazz improvisado, controlado hasta límites donde la audiencia pueda entenderlo. No obstante, alguna de las piezas que lo componen, estoy pensando ahora en la misma "The Moon in June", un tema intrínsicamente brillante en sus iniciales cinco minutos, se convierte en una progresión de notas musicales que pretenden convencernos de nuevo del virtuosismo de sus intérpretes. No hacía falta, ya lo sabíamos.

El relativo éxito de este "Third" les permite de igual modo actuar por primera vez, ningún otro grupo de rock lo hizo antes, en el PROMS del Royal Albert Hall londinense en Agosto de 1970, un ciclo de conciertos que retrotrae sus raíces a los bailes de salón del siglo XVIII. Supone un espaldarazo. Grabado en los IBC Studios, sus salas de Portland Road fueron testigos en las sesiones de las grandes estrellas del pop y del rock británico de la época. A finales de los 70 fue adquirido por Chas Chandler, bajista original de The Animals y posterior mánager de Jimi Hendrix. El 5 de Agosto de ese 1970 actúan en el sucedáneo del Woodstock francés, el "Popalania" de Biot, una pequeña población cercana a Cannes. La expectación ante un cartel de auténtico lujo (Joan Baez, Pink Floyd, Traffic, Moody Blues, King Crimson, también los amigos Kevin Ayers y el Gong de Daevid Allen, entre muchos otros) no impide la batalla final. Cinco mil asistentes han pagado la entrada de 30 francos, la otra gran parte de los más de treinta mil que acuden no lo han hecho. Los organizadores no tienen dinero para pagar a la banda, tampoco les llega para hacerlo con la mayoría de los grupos contratados. La cancelación del festival, a poco de comenzar, causa un levantamiento popular, menudo se las gastan los franceses en situaciones como esta. La formación se rehace pasados los Pirineos. Unos días más tarde, el 8 concretamente, actúan con gran éxito en el Revolution Club de Lloret de Mar junto a Georges Moustaki. Aquí, en su posible primera actuación en España, reina un auténtico ambiente de veraneo.

"Third" es el disco más vendido de Soft Machine, el más conocido también. Es ahora Miércoles por la tarde y sigue conociéndose, ocurre. Cada escucha es un aprendizaje, más definido cada vez su significado, baluarte de una escena que iba a tomar por asalto la sensibilidad de los solitarios. La crítica, también la de las galerías de arte, lo calificaba como la cima artística de la producción del grupo. Sus primeros trabajos, "The Soft Machine" y "Volume Two" son dos soles ingleses, oscuros y al mismo tiempo brillantes. El giro en "Third" es premeditado, se les venía venir vaya, esperábamos ese flujo tan internamente impresionista, un cuarteto de cámara improvisando sobre una fusión de jazz, rock y literatura. Muy pocos lo han conseguido. "Third" es una verdadera joya almacenada en el museo solitario, una obra siempre cercana e imprescindible para quien quiera rehabilitar su mejor memoria musical.




10 comentarios:

  1. Una verdadera joya, como dices. Yo prefiero a Wyatt en solitario, pero Soft Machine aquí lo borda.

    Abrazos, Javier.

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    1. Soy muy de la primera época de SM, de sus tres primeros Lps concretamente, aunque tienen otros trabajos posteriores también muy interesantes ("Six", "Seven" y "Bundles"). Creo que Wyatt en su inicial etapa en solitario saca mucho de estos tres primeros discos de SM; de un ambiente más más dada y experimental se dirige hacia un pop de vanguardia, más elaborado.
      Abrazos y gracias,
      Javier.

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  2. Hola Javier:
    Pues los Soft Machine hasta el siete los tengo todos y en su dia era uno de mis grupos favoritos, incluso los vi en esa época varias veces. Me encantaba el calvete de las trompetillas por los sonidos que les sacaba.
    No hay duda que este tercero es de los mejores.
    Saludotes
    Jose

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    1. Si, este "Third" es para mí su mejor trabajo. Los dos primeros son excelentes también, más pop el primero y experimental el segundo. Suerte tuviste de verlos en directo. El calvete de las trompetillas debía ser Elton Dean, digo yo.
      Saludos y gracias,
      Javier.

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  3. Aunque los prefería en sus primeras grabaciones, cuando iban de patafísicos con el bueno de Kevin Ayers, este disco es muy particular porque no llega aún a la densidad de los siguientes, que me aburren un poco. En ese sentido, tal vez sea su disco más equilibrado. Y yo también prefiero a Wyatt en solitario, y Ayers no digamos. Al final, de la onda de Canterbury me gustan los más chiflados: esos dos, Gong y Caravan. Pero como siempre, la cosa va a gustos.

    Saludos navideños.

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    1. Si, la verdad que el "Four" y el "Fith" son unos peñazos, en el "Six"; "Seven" y "Bundles" encuentras muy buenos momentos. En SM la influencia jazz es mucho mayor que en Gong y Caravan (si es que estas dos últimas bandas llegaron a tener alguna influencia de ese tipo...), su querencia a la improvisación instrumental tiene otra base bien distinta. Y, por supuesto, Wyatt y Ayers en solitario son dos benditas locuras.
      Gracias y saludos,
      Javier.

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  4. Qué buen artículo. El disco que más me gusta de S.M. es el primero, el doble Vol 1&2, con Kevin Ayers. Fue uno de mis discos preferidos en aquella época. Estoy repasando ahora el Third, y sigo pensando lo mismo que antes. Este es más sesudo. Aquél tenía más humor, más patafísico, más dadá, es decir, más de mi gusto.

    Saludosssssss

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  5. Si, yo también me hice en su día con ese doble Vol 1 & 2 editado por CBS como Collection y distribuido aquí por Mediterráneo. Me entraron mucho, aunque he de reconocer que no fue hasta que escuché el "Third" cuando me convertí en auténtico fan de la banda. Creo que mi ya antigua querencia por el jazz me ayudó mucho.
    Gracias y saludos,
    Javier.

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