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11 mar 2020

EL ROCK Y LAS CIUDADES XII: CHICAGO, 2ª PARTE



JUNIOR WELL´S CHICAGO BLUES BAND WITH BUDDY GUY.  "HOODOO MAN BLUES"
Las notas de la segunda parte del relato sobre Chicago continuaban archivadas en su carpeta correspondiente, se sacudían la entrañas como los perros el agua, algunas noches (en algunos sueños), reclamaban al autor la salida de una situación de así no vamos a ninguna parte, llegaron a conchavarse con el mismísimo Hoodoo Man, aprovéchate del texto de la canción, le dijeron,..."I´m gonna tell you one time / Ain´t gonna tell you no more / If I have to tell you again / I´m gonna let you go..." y advierte seriamente al propietario que no toleraremos que pisoteen por más tiempo nuestros derechos de imprenta. La sugerencia se tradujo en una patología de embotamiento, no puedo precisar la hora exacta pero me contaron cómo al abrir la puerta de la mininevera en la habitación 512 de La Quinta de Lake Shore Drive su brazo derecho se quedó paralizado, algo tan fácil como colocar un tarro de yogur griego en la estantería devino labor imposible, millares de terminales nerviosas se encontraron inesperadamente sin el final programado, al parecer el cerebro dejó de cursar órdenes, ni siquiera su mirada pudo liberarse de esa argamasa amarillenta de la tarde. El miedo causó efecto inmediato.

La segunda jornada en Chicago tenía al eje de la State Street como principal punto de apoyo, antes de llegar allí, a la verdadera columna vertebral de la ciudad, haríamos un alto en el Theresa´s Lounge para después desplazarnos bastante arriba, ya en el Uptown, y visitar las sedes de los sellos Delmark y Alligator, y ya de vuelta haríamos un alto en el Buddy Guy´s Legends para asistir al concierto de Dave Specter. Mi idea era concluir de madrugada visitando el Oak Woods Cemetery, no demasiado alejado del hotel, donde reposan los restos de Junior Wells, para rendirle así homenaje. A Rufus Mellon (recuerden, el chófer negro y albino contratado), le había pedido en la víspera me avituallara de todo lo necesario para pasar gran parte del día en el coche, un Toyota Camry del 19 color burgundy mystic mettalic, el tiempo seguía siendo malo, un par de hamburguesas de pavo con cebolla caramelizada, tiras de queso de Vermont con salsa de Chipotle, un cuenco con palitos de canela y un pack de seis botellas Blue Moon Belgian White. También le pedí estuviera al tanto para obtener alguna información confidencial.

Realmente me encontraba sorprendido por los inesperados cambios de clima en la ciudad. Mientras más cercano me encontrara en la línea costera del inmenso lago Michigan la atmósfera parecía recargarse con mayor electricidad, el reflejo de la cadena de playas y pequeños embarcaderos que subían hasta el skyline de los distritos de Loop y Near South - North Sides chocaban contra un cielo a punto de descargar una improbable tormenta colosal, la situación variaba conforme me acercaba sin traspasarla a la divisoria de la Interestales 90 y 94, hacia el oeste, allí el paisaje era más mesetario, un altiplano cubierto por centenares de calles, cables aéreos y semáforos colgantes. La extensión de los edificios en esa zona, de no demasiada altura y delimitados por cuadras de muy parecida longitud, se veía continuamente recortada por sus respectivas esquinas, una amalgama de diques de contención derruidos en las que el viento arrasaba con todo lo que encontrara a su paso. El color del paisaje era allí más parduzco, más de ceniza mojada, atrapada entre fósiles de caucho y cascotes de cerámica.

En una de esas calles, en la 4801 del South Indiana Avenue se encontraba el Theresa´s Lounge, uno de los clubes históricos de Chicago, residencia habitual de un Junior Wells que ya desde mitad de la década de los 50 se había ganado cierto espacio en la ciudad. Allí cada lunes, a partir de las 10 de la noche, daban comienzo las Blue Monday sessions y a lo largo de la semana Junior junto a su banda local (compuesta en numerosas ocasiones por su compañero Buddy Guy a la guitarra, los originales The Blues Brothers)), revelaba a la audiencia el mejor blues electrificado de Chicago. Por su escenario coincidieron también los grandes intérpretes que emigraron desde el Delta del Misisipí a partir de los años 40, Muddy Waters, Little Walter, Otis Rush, Otis Spann, Jimmy Rogers u Howlin´Wolf, allí actuaban con sus bandas cuando culminaban sus pases en los distintos clubes del South Side. Su única propietaria hasta 1983 (año en que tuvo que cerrar el local debido a la abusiva renta pedida por el propietario del edificio), Theresa Needham, está considerada como la Madre Calcuta del blues de la ciudad, su papel en el desarrollo de la escena urbana del blues de Chicago le valió en 2001 la incorporación en el prestigioso Blues Foundation Hall of Fame. Una vez allí, enfrente del local ya abandonado, cruzamos el paso de cebra que da acceso al parking de la contigua East 48th Street. Alineamos nuestro coche junto a un viejo Jeep Comanche del 85 que permanecía solitario junto a la salida a la Interestatal 94, Rufus bajó su ventanilla y recogió del otro conductor una nota manuscrita, salimos después disparados hacia la zona de State Street.

Hablábamos antes de State Street como la columna vertebral de la ciudad, su diseño longitudinal le sirve como punto de unión entre los distritos más al norte cercanos a Lincoln Park (desde allí se observa el mejor skyline de Chicago) hasta los suburbios más sureños. Nos dirigíamos hacia la 421 East 44th Street circulando por la Dan Ryan Expressway, eje paralelo a State Street que además engloba las ya mencionadas Interestatales 90 y 94. Allí se encuentra el que fuera domicilio del gran "Satchmo" Armstrong, en los alrededores se pueden también visitar las residencias de los hermanos Marx y de Nat King Cole pero el tiempo se nos echaba encima así que manejamos apenas tres millas para alcanzar el Masonic Hall en la calle 42. En ese mismo lugar, al salir de un concierto benéfico en marzo de 1929, fue tiroteado el gran Clarence "Pinetop" Smith, su "Pinetop´s Boogie-Woogie" está considerado como el origen de ese estilo musical. Giramos después hacia el East Oakwood Boulevard para subir paralelos al lago hasta el 200 East Roosevelt Road. Nos detuvimos frente al "Blues Trail: Mississippi to Chicago", una placa que recuerda la gran migración de los oriundos del estado sureño hasta Chicago además del nacimiento del estilo musical por el que esta ciudad será universalmente reconocida. La mañana seguía siendo fría y ya había había dado buena cuenta de la mitad del avituallamiento.

La siguiente etapa era la sede del sello Delmark en la 4121 North Rockwell Street, ubicación también del renovado Jazz Record Mart, según dicen la mayor tienda de jazz y blues del mundo.Vuelta a tomar entonces la Interestatal 90 hasta la desviación 46B dirección Irving Park. El sello Delmark es la marca discográfica independiente actualmente más antigua de los EEUU, su creador Bob Koester, a sus ya largos 87 años, está considerado como uno de los más decisivos protagonistas de la historia contemporánea del blues. Tanto para los que ya dispongan de este "Hoodoo Man Blues" (Delmark Rcds, 1965) como para los neófitos, resulta un inmenso placer leer el texto que Bob firma en el reverso del Lp. Allí se da cumplida cuenta de la historia del sello, de los inicios y características del estilo chicagüense, de la propia vivencia de Junior Wells una vez emigrado desde su Memphis natal, resaltando divertidas anécdotas relativas a la "compra" de su primera armónica y a su relación con Muddy Waters. Concluimos la obligada visita a los sellos discográficos haciendo parada en la sede de Alligator Records, apenas 5 millas más al norte, dejando a nuestra izquierda el Rosehill Cemetery. Me presenté a la encargada de la tienda como autor de un blog musical y la mostré la última entrada dedicada a Hound Dog Taylor, hablamos de Bruce Iglauer y en cuanto deduje de su conversación un inesperado pique entre el creador del sello y la figura de Bob Koester corté por lo sano. Me hice con el "Kings of Blues", un DVD recopilatorio que incorporaba, además de las luminarias del estilo, a artistas como Chuck Berry, Bo Diddley y Mike Bloomfield.

La cara A comienza con el "Snatch It Back And Hold It" y Junior Wells avisa, el presente es el soul y el funk porque los chicos jóvenes están más apegados a James Brown y a Sly Stone que a los viejos bluesmen del Delta. En "Ships On The Ocean" parece como si se echara para atrás, un tema más tradicional, el eco se asemeja más a la tierra de Jim Crow, el lamento por la segregación racial, el olor de las granjas y del barro de los diques de contención. "Good Morning School Girl" tiene el trote jugetón del woogie-boogie característico de Pinetop Smith, el texto ofrece una variante más picante que la interpretada por Sonny Boy Williamson II. En la versión de "Hound Dog" de Big Mama Thorton, Junior Wells abre el paquete funky en su interpretación, mientras que en "In The Wee Wee Hours" la orquestación nos sumerge en una elegantísima atmósfera bayou, la cadencia rítmica es sugestiva, casi de ritual voodoo, de aquí aprendió mucho Screamin´Jay Hawkins. En la tradicional "Hey Lawdy Mama" la adaptación de Junior Wells se convirtió en la clásica del tema y me viene ahora a la cabeza la sensacional versión que hicieron Cream en su "Live Cream" (Polydor Rcds, 1970).

La cara B se inicia con el título homónimo del álbum, "Hoodoo Man Blues". La producción prioriza aquí la distorsión de la guitarra de Buddy Guy sobre la armónica de Junior sin que esta queda apartada, el tono de su voz alcanza en este tema su pulso más travieso. "Early In The Morning", otra pieza tradicional, es puro blues urbano, tanto las escalas de la sección rítmica como la armónica de Junior, sin descontar el punteo de Guy, ya las hemos escuchado no pocas veces en múltiples versiones de bandas inglesas de primeros de los setenta, solo que es esta grabación la que antecede a todas ellas. En "We´re Ready", pieza instrumental, aparece el eco de las bandas de acompañamiento de James Brown, algo que buscaba también Hendrix en sus últimos días, el simple gozo de dejar correr los instrumentos. Mientras "You Don´t Love Me, Baby" es rythm & blues de la escuela Willie Cobbs y Bo Diddley, la instrumental "Chitlin Con Carne" tiene un toque jazzero, de hecho fue un tema compuesto inicialmente por el guitarrista Kenny Burrell. Cierra el Lp "Yonder Wall",  composición tradicional (inicialmente asignada a James "Beale Street" Clark, puro Memphis sound), la versión que aquí siguen Wells y Guy es la más conocida de Elmore James.

De la Chicago Blues Band que acompañaba a Junior Wells en esta grabación de Septiembre de 1965, Jack Myers al bajo y Billy Warren a la batería (obra producida por el propio Bob Koester, asociado con el mejor ingeniero de sonido de la Sound Studios de entonces, Stu Black), Buddy Guy se convierte en el auténtico heredero y transmisor de su espíritu. Un duende que recorre indeleble entre los surcos de un álbum que puede considerarse como el primero que captura realmente el sonido moderno del blues de Chicago, libre de las limitaciones asociadas a los ingenios del juke-box y las promociones de las emisoras de radio. Habla con estas palabras el propio Bob Koester en la contraportada del Lp.

Conocí a Dave Specter a través del seguimiento periódico que vengo haciendo a Jorma Kaukonen, guitarrista de Jefferson Airplane y Hot Tuna, ambos llevaban un tiempo colaborando en algunas grabaciones conjuntas. Llegamos a la sede del Buddy Guy´s Legends en el 700 South Wabash Avenue con tiempo suficiente, pasamos antes por una farmacia cercana y le ordené a Rufus que se tomara unas horas libres antes de recogerme al finalizar el concierto. Me encuentro en una de las zonas más concurridas de Chicago, a tiro de piedra del turístico distrito de Loop y del Chicago Riverwalk. Cruzo hasta el cercano Grant Park, busco un banco algo retirado y leo la nota. Extraigo de la bolsa del CVS Pharmacy una pastilla de Oxycontin y la ingiero junto a la última botella de Blue Moon White Belgian. El efecto es fulminante, me encuentro transportado como una pelota Spalding en un concurso de mates de la NBA, una mano amiga me acompaña a mi asiento enfrente del escenario, el local está lleno a rebosar y la expectación crece conforme se va acercando la hora del concierto. Dave Specter abre el set-list con su "How Long Can One Man Go?", furiosa diatriba contra el actual inquilino de la Casa Blanca, a partir de ese momento el alma de Chicago se muestra en toda su belleza.

Cuando llegamos al Oak Woods Cemetery, en la misma frontera municipal de Chicago que limita desde la calle 115 hasta  el condado de Cook, la noche tiene como el cementerio las cancelas cerradas. Allí se encuentra la tumba de de Junior Wells, no muy lejos, en las necrópolis de Burr Oak y Restvale, se hallan las de Willie Dixon, Otis Spann, Dinah Washington, Muddy Waters o el mismo Hound Dog Taylor. Se diría que el ambiente es el propicio para que los grandes músicos ya desaparecidos salieran de sus tumbas y comenzaran una sesión del más genuino blues urbano. Alguien convoca de nuevo al Hoodoo Man, ..."I´m gonna tell you one time / Ain´t gonna tell you no more / If I have to tell you again / I´m gonna let you go...", las notas del segundo relato han quedado definitivamente impresas. Rufus Mellon me da cuenta entonces de sus últimas pesquisas.









10 comentarios:

  1. Ensayos literarios sobre fondo musical, Javier. Cada vez más y más hermosos. Frases como "El color del paisaje era allí más parduzco, más de ceniza mojada, atrapada entre fósiles de caucho y cascotes de cerámica" me lo confirman. Pero, bueno, "el simple gozo de dejar correr los instrumentos" pide acercamiento a "Hoodoo Man Blues". Yeah!

    Abrazos.

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    1. Gracias Gonzalo, ya me cuesta, ya..., menos mal que la invocación al Hoodoo Man me sirvió de inspiración.
      Abrazos,
      Javier.

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  2. .. Y de esos detalles literarios casi barrocos tienen su equivalencia en color y detalle tanto en la descripción de laberinto de Chicago como en esos sellos discográficos y personales como Buddy Guy o Junior Wells, que dentro del universo blues no son precisamente los más populares.

    Me ha llamado la atención ese "seguimiento periódico" Jorma Kaukonen, que junto a Jack Cassady eran la sal de Jefferson Airplane; tal vez su capacidad como compositores en Hot Tuna no haya brillado mucho, pero contrarrestaban muy bien ese puntillo a veces un poco blandengue de Paul Kantner, Grace Slick y Balin.

    Tengo que reconocer que no he escuchado nada de Dave Specter, que yo recuerde, Me pondré con ello hoy mismo.

    Saludos mil...

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    1. A fecha de hoy Buddy Guy es la referencia número uno en el blues de Chicago, quizás ayuda que aun ande coleando y que regente un negocio, su propio club, que es también el más visitado de la ciudad. Con Junior Wells, desgraciadamente, no pasa lo mismo, ya fallecido hace tiempo, aunque su nombre sigue entre los grandes del género, sin duda junto a Sonny Boy Williamson I considerado como el mejor intérprete de armónica.
      A mi Hot Tuna me ponen mucho, no tanto como la Jefferson, pero reconozco que les tengo muy especial predilección.
      Gracias y saludos,
      Javier.

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  3. Magnífico relato lleno de referencias conocidas, excepto la de Dave Specter, que ya he solucionado vía internet. Ha sido un placer leerte oyendo a este pedazo de músico con esa armónica tan fabulosa. Me encanta Junior Wells. Y por si no conocías la anécdota, esto es lo que comentaba el propio Junior en la funda del álbum Hoodoo Man Blues: "Fui a una casa de empeños en el centro de la ciudad, en donde tenían una armónica con un precio de dos dólares. Conseguí un trabajo en un camión de bebidas gaseosas, trabajé toda la semana y el sábado me pagaron un dólar y medio. ¡Un dólar y medio por toda una semana de trabajo! Fui a la casa de empeños, pero el tendero me dijo que el precio era de dos dólares. Le dije que tenía que tener esa armónica. Se alejó del mostrador, dejó la armónica allí. Así que puse mi dólar y medio sobre el mostrador y me la llevé. Cuando llegó mi juicio, el juez me preguntó por qué lo hice. Le dije que tenía que tener ese instrumento. El juez me pidió que lo tocara y cuando lo hice, le dio al hombre los 50 centavos y gritó ¡se desestima el caso!". Por cierto siempre he sido admirador de Kaukonen, desde los tiempos de Jefferson Airplane.
    Gracias.
    Saludosssssssssss

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    1. Hola Bab, si conocía la anécdota, de hecho, hago una pequeña referencia a ella en uno de los párrafos. Un gran intérprete, también resaltado por su carácter disparatado y amigo de juergas y bullangas de todo tipo, algo muy corriente en los años en los que se da a conocer, últimos 50, primeros 60. Un tipo que dejó profunda huella en la historia del blues moderno de Chicago.
      Saludos mil,
      Javier.

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