En Agosto de 1976, en las fechas aproximadas en las que Dead Boys hacían su presentación en el CBGB´s del Bowery de Nueva York, me encontraba conduciendo un Seat 850 desde El Escorial con dirección a Almazán, en la provincia de Soria. Habíamos pasado ya por Medinaceli en una tarde de mucho calor y recuerdo haber esbozado la línea de un poema en el que hablaba de la fuerza aérea del verano del 76. No me inspiraba entonces la revelación que el 4 de Agosto de ese mismo año tuvo el Clemente, el del Palmar de Troya, ya ciego después de su accidente automovilístico, instándole para convertirse en "el gran papa Gregorio XVII, que sucederá automáticamente a Paulo VI, arteramente drogado en el Vaticano por los auténticos responsables -masones y comunistas", tampoco lo hicieron el "Spirit´76" del nuevo presidente Jimmy Carter, ni las dos únicas medallas de plata conseguidas por el olimpismo español en Montreal. Algo me impulsaba, no obstante, a seguir hacia delante, quizás el animo de la aventura inesperada, plasmada, como en las novelas recientes de Kerouac, por el viaje en la carretera, la búsqueda en el cielo de algún satori, el encuentro con una señal que iluminara el camino hacia un lugar desconocido.
Escuchaba por entonces a la Charlie Daniels Band, la Velvet de "1969" y el Lou Reed de "Satellite Of Love", a Joe Walsh, y el Freddie Hubbard de "Polar AC", pero ninguno de ellos sonaba en la radio de aquel Seat 850 blanco. Transportaba a varios miembros de un grupo de teatro aragonés que habían depositado en mí su confianza (observen, si tienen a mano, la portada del "Wipe The Windows" de The Allman Brothers Band, Polydor Rcds, 1976), para trasladarlos de regreso hasta Zaragoza. Antes, ya cercano el ocaso de la tarde, llegamos a un Almazán que había suspendido la representación por el clamoroso retraso de los actores. Empacamos de nuevo, no recuerdo quien pagaba la gasolina, y conduje hasta que llegamos a una inmensa campa, ya de noche cerrada. Nos bajamos todos del coche, Luis sacó el saxo de su funda, roció su campana con un chorro de Ron Bacardí blanco, lo enjuagó moviendo el mejunje hasta el fondo de su mismo arco y proclamó solemnemente: "vamos a entonar un blues al viejo Miles Davis". Un maravilloso sonido de aguarrás se elevó hasta un cielo cubierto de estrellas. Recuerdo que aquella noche no dormí, ya instalados en un piso franco de Zaragoza, y hablamos hasta la madrugada de lo que no veíamos, la consolidación de la escena punk americana en el local que Hilly Kristal regentaba en el Lower East Side.
A la mañana siguiente llamé a mi madre, alarmada por la ausencia inesperada de su segundo hijo, el mayor ya se había marchado con su novia a vivir a una comuna cerca de Arapiles, mamá tranquila, no nos drogamos, es que me han dicho que os drogáis, que no mamá, bueno cogeré un tren y llegaré a casa en cuanto pueda, ¿tienes dinero?, ya me lo dejan aquí, pero, ¿con quien estás...?, las primeras letras del párrafo inicial del "Sonic Reducer" de Dead Boys ("Young Loud And Snotty", Sire Rcds, 1977), "I don´t need anyone / Don´t need no mom and dad /..." cruzaron el Atlántico para colarse entre unos cables telefónicos que confirmaban la aparición de la cabecita de Adolfo Suárez en el nuevo gobierno monárquico. Unos días después se celebró en El Escorial una cumbre familiar, mis padres en frente, en el sofá los dos hermanos, pero, ¿qué es lo que queréis...?, recordé entonces una pintada en la pared que había visto en una fotografía de Notting Hill Gate, lo que no queremos es la misma mierda de siempre, de casa al trabajo y del trabajo a casa, así durante toda la vida, queremos algo diferente, vivir de otra forma, como lo expresa el "Ain´t Nothing To Do": I wanna get on out of here / Find me somethin´ to do / Yeah, get on outta here...", los Dead Boys sin saberlo hablaban por nosotros.
Bueno, no tanto, quien sabe, estábamos entonces muy en la onda hippie post-franquista, todo sucedía tarde aquí, ese mismo "Ain´t Nothing To Do" proclamaba: "Gonna beat up the next hippie I see / Maybe I´ll be beatin´up you...", puestos así prefería aquella amenaza a la del "Mr. Clean" de The Jam de "All Mod Cons" de un año después (Polydor Rcds, 1978): "Cause I hate you and your wife / And if I get the chance I´ll fuck up your life / Mr.Clean...". Leía entonces al Hesse del "Lobo Estepario", "Los vagabundos del Dharma " y "Ángeles de desolación" de Kerouac, Cortázar, siempre Cortázar, toda su obra, me imaginaba el París de las escenas de la Maga en "Rayuela", capítulo 7: "Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera..." y presentía la estancia de Stiv Bators allí, en París, estaría bien descubrir en que calle fue herido mortalmente por ese taxi. Paralelo al éxito con The Lords of The New Church, les vi en un concierto en Madrid, busco su entrada, un sábado 2 de julio de 1983 en Rock-Ola, quizás fue allí donde mi amigo Álvaro dedicó el concierto a buscar a su Maga. No existe referencia literaria alguna en los textos de este primer Lp de Dead Boys.
He vuelto a repasar las entradas que Gonzalo Aróstegui y Rick hicieron en sus blogs ("Ragged Glory" y "El bar de Rick") sobre Dead Boys, la de Gonzalo más antigua, en Julio de 2013, más visceral, yo acababa de regresar de una ruta homenaje a Zumalacárregui por el Goierri guipuzcoano, difícil encontrar entre esas antiguas tierras carlistas alguna semejanza con los paisajes urbanos del Nueva York próximo a la bancarrota. "Ford To City: Drop Dead", Gerald Ford, unos pocos años antes de recibir a Juan Carlos y Sofía en su primer viaje a EEUU, "Muérete Nueva York". "But I don´t care / Go and push me away / You can´t hurt me anymore / Not anymore", "Not Anymore", consagra esa misma sensación de demolición de Travis Bickle en "Taxi Driver", una película del mismo año 1977. Difícil también emular una experiencia como la de Gonzalo con Dead Boys después de asistir al concierto de Dictators en el que la versión de "Sonic Reducer" marca el culmen de la actuación. La entrada de Rick, más ilustrada, de Mayo de 2018, habla de los orígenes de la banda en Cleveland, recorre el ambiente musical de la ciudad de Alan Freed, habla de los antecedentes de la formación, Rocket From The Tombs, de su desdoblamiento en Frankestein, Dead Boys y Pere Ubu, nos presenta a sus protagonistas, acertadamente, con concisión, ¡ah!, un lujo inesperado, aparece en escena el Ian Hunter ("You´re Never Alone With A Schizophrenic", Chrysalis Rcds, 1979) post Mott The Hoople, compositor del "Cleveland rocks". En ambas entradas se encuentra lo más interesante de la banda de Ohio.
La vuelta en tren desde Zaragoza transcurrió como un viaje en blanco, creo que caí en una somnolencia lechosa, algunos puntos negros luchaban por salir de una coctelera que todavía se batía bajos las secuelas del alcohol y las pastillas de dexedrina; de repente escuché un frenazo y un golpe seco, dos coches colisionaban en la esquina de una calle, abrí los ojos y no ocurría nada, tan solo la línea de la fuerza aérea de aquel verano seguía presente en las ventanas del vagón. Decidí seguir adormilado, buceando entre las fallas teutónicas de Nueva York hasta Los Ángeles, allí donde el "Hot flashes burning my brain / Your tongue lashing drive me insane / From New York to LA..." de "Caught With The Meat In Your Mouth" ofrece al espectador su primer paisaje. Prefiero ahora esos estados previos al sueño, aquellos en los que Vladimir Nabokov definía la noche como el momento de alabar el día en su "Pálido fuego"; entonces, en aquellos años de recién casado, casi todo se reducía a una maldita obsesión: "Can I describe what it´s like / To have sex with the lights on? / And would ya feel right if I did ya tonight?...", que la banda describía en su "All This And More".
En un momento determinado me subí las mangas de la camisa y enseñé a mi madre los brazos desnudos, ninguna señal de pinchazos ni costras sospechosas, ¿lo ves, te convences ahora...?, aprovechábamos entonces su ignorancia, su ingenuidad, ese párrafo del "Ballad Of A Thin Man" de Dylan ("Highway 61 Revisited", Columbia Rcds, 1967), "But something is happening and you don´t know what it is / Do you, Mr.Jones?" revolotea ahora como un cuervo sediento de venganza. El "Dead boy - dead boy running scared / Dead boy - dead boy caught in a nuclear weird..." de "Down In Flames" quedaba muy lejos, el primer miedo tardaría en aparecer, quizá lo hiciera cuando los versos de Jaime Gil de Biedma, "Que la vida iba en serio / Uno lo empieza a comprender más tarde..." posaron por primera vez sus alas en aquellas no tan lejanas noches de taquicardia. El "I Need Lunch" puede que tuviera también alguna conexión con "El almuerzo desnudo", con la tensión de las guitarras de Cheetah Chrome y Jimmy Zero, una sensación de mono, de abstinencia con olor a sopa de pollo congelada, los fideos piden auxilio, aparentemente nada que ver con el texto de la canción, "I said I need lunch / Feed me!!", pero es ese otro tipo de alimento del que William Burroughs de vez en cuando adolecía.
El galope de la memoria no deja de arrojar sus haces de luz, así es que el rayo de Genya Ravan aparece ahora con su obra "Urban Desire" (20th Century Fox Rcds, 1978), uno de los favoritos de la época. Genya, productora de este "Young Loud And Snotty", aparece aquí a propósito de un reciente artículo aparecido en el Ruta 66 de Octubre de este año. "Los Dead Boys fueron la banda más fácil con la que he trabajado..., estuvimos en los estudios Electric Lady Land tres noches fantásticas. Sigo en contacto con Cheetah Chrome. Adoro a ese chico que ha recorrido un largo y tortuoso camino. Cuidé de él y me encargué de que no fuera otro roquero muerto". Gracias a tí Genya, mi compadre Gonzalo y yo pudimos asistir a un concierto suyo, acompañado por Señor No en el Gruta 77 hará un par de años, el "You got nothing to hide / And everybody knows it´s true..." del "Hey Little Girl", único tema en directo grabado en el CBGB´s, puede servir como pequeño homenaje a tu inmortal creación.
Del Stiv Bators de París ya hemos hablado, escuela crucificada del mejor Iggy Pop, discípulo sangriento, sus representaciones en escena fueron míticas, aunque no llegaron al salvajismo de GG Allin, existe por la red un vídeo en el que éste último recorre medio desnudo las calles del Lower East Side; la base rítmica compuesta por Jeff Magnum y Johnny Blitz, Johnny sobrevive a un ataque fatal a navajazos algunos meses después de la grabación de su segundo Lp "We Have Come For Your Children" (Sire Rcds, 1978): "Living to fast I´ve got my head in full throttle / I saw a screaming skull in the bottom of a bottle...", esas primeras líneas de "High Tension Wire" bien podrían expresar su desgraciada experiencia. En Octubre de 1978 compré en la Cuesta de Moyano, así aparece datado en la guarda del libro, el "Delta de Venus", los relatos eróticos de Anaïs Nin. Abro la página 126 al azar y leo: "Aunque había quedado satisfecha por completo poco antes, de nuevo estaba excitada. Le hubiera gustado desabrochar el cinturón, bajarle los pantalones y volverle a tocar el pene. Cuando este aparecía por primera vez, ¡con qué viveza apuntaba hacia ella, como si procediera a un reconocimiento!". El texto de "What Love Is" presenta al género masculino, y esto lo hace a lo largo de toda la obra, como el verdadero y genuino depredador sexual, un tanto agresivo muchas veces: "I wanna write on your face with my pretty knife / I wanna toy with your precious life /... / I want to know what love is."
Pensaba haber titulado esta entrada como "Elogio a la protesta", dudo ahora si hacerlo así. Dead Boys me acompaña en noches en las que bailo observado por desconocidas latinas, pido al intérprete en el escenario alguna canción de James Taylor, el Pink Floyd más bucólico me acompaña en alguna ruta ciclista, tomo de madrugada notas sobre algún próximo relato de terror, voy a setas con mi amigo Hubert, Damiani de DWOMO me obsequia con el desaparecido "Electroshock Taronger" (Hall Of Fame Rcds, 2013), el tabernero me regala una botella de aceite de oliva virgen extra, quedo a medio camino en la visión de los archivos de Zacherley, disputo con un italiano sobre unos discos de Kevin Coyne deficientemente recibidos, intento ahorrar para pagar la deuda a Oscar-el-quiosquero, asisto a un concierto de Perro Cadáver en Malasaña, también a un funeral en el que el coro canta el "Agur Jesune Ama" en eusquera, no voto a Vox.
Pensaba haber titulado esta entrada como "Elogio a la protesta", dudo ahora si hacerlo así. Dead Boys me acompaña en noches en las que bailo observado por desconocidas latinas, pido al intérprete en el escenario alguna canción de James Taylor, el Pink Floyd más bucólico me acompaña en alguna ruta ciclista, tomo de madrugada notas sobre algún próximo relato de terror, voy a setas con mi amigo Hubert, Damiani de DWOMO me obsequia con el desaparecido "Electroshock Taronger" (Hall Of Fame Rcds, 2013), el tabernero me regala una botella de aceite de oliva virgen extra, quedo a medio camino en la visión de los archivos de Zacherley, disputo con un italiano sobre unos discos de Kevin Coyne deficientemente recibidos, intento ahorrar para pagar la deuda a Oscar-el-quiosquero, asisto a un concierto de Perro Cadáver en Malasaña, también a un funeral en el que el coro canta el "Agur Jesune Ama" en eusquera, no voto a Vox.
Charlie Daniels Band, moco de pavo, un olvidado con 83 tacos demasiado americano para darle el valor se merece en estos lares
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, gran banda y magnífico artista el amigo Charlie. Tanto es así que en mi última entrada le he homenajeado comentando su fantástico "Uneasy Rider".
EliminarGracias y saludos,
Javier.
Gran obra maestra del punk, el primer trabajo de los Dead Boys. Un placer ser parte de tu texto, ya sea en forma de entrada de Ragged Glory o de ese conciertazo de Señor No y Cheetah Chrome en Gruta 77. Nos vamos disolviendo con los años, Javier, pero ese "Sonic Reducer" siempre vuelve a solidificarnos por un rato.
ResponderEliminar¡Salud, camarada!
La necesidad de ese proceso de solidificación que comentas se va acrecentando conforme se va haciendo uno un poco más viejo, nos agarramos a lo que creemos perdurable, a lo que nos transciende, y este "Sonic Reducer" es un claro ejemplo de ello.
EliminarGracias y salud,
Javier.
Esta es una entrada desbordante y casi orgánica... Desde el fallido papa Gregorio hasta el casi olvidado Coyne pasando por el inolvidable Nabokov (probablemente mi escritor preferido), casi medio mundo desfila por aquí.
ResponderEliminarY tanmbién los tres mayores orgullos de Cleveland: Joe Walsh, Dead Boys y Pere Ubu. De los Boys tengo que decir lo que ya dije, que por desgracia aquello no duró mucho: ese deslumbrante primer disco y ya, con reparos, uno más. Pero supongo que esa es la esencia del punk, ¿no? La urgencia, la rapidez, la santa ira sintetizada en poco tiempo. Por otra parte, tras una detonación como "Sonic reducer" ya poco puede añadir una banda.
Con el tiempo probablemente todos acabamos tomando partido por Pere Ubu, que es una entidad mucho más compleja, con más facetas y también, por qué no decirlo, tremendamente irregular: demasiado culturetas, para resumir. Pero los Dead Boys fueron una llamarada cegadora, de minutos.
Gracias y saludos mil...
Tengo pendiente meterme más a fondo con Pere Ubu. En el Ruta de este Noviembre viene un interesante reportaje sobre Peter Laughner, uno de sus factótums. Ahí habla de la escena de Cleveland, un fogonazo que no llegó más que a eso, que no cuajó del todo. Tuve un compañero de trabajo cuyo hermano era residente en Cleveland, por los años, 90, y me comentaba auténticas barbaridades de la ciudad, por entonces, una de las más inseguras de los EEUU.
EliminarGracias y saludos,
Javier.
Que viajecito más movidito y excitante. Y citando a Kerouac, Cortázar, Nabokov, "Satellite Of Love”, Freddie Hubbard, Dylan, William Burroughs… y claro, a Dead Boys. También yo soy más de Pere Ubu, pero eso no quita que, aunque tarde, entré en ese universo tan particular de estos chicos muertos. Un placer leer tus relatos, Javier.
ResponderEliminarSaludossssssssssss
Gracias Bab. Me es realmente difícil alejarme de todas aquellas influencias literarias de entonces, casi siempre tan unidas a las musicales, de tal manera que salen del baúl de los recuerdos (como la pasaba a Karina...) y se hacen con el mando, o eso pretenden (a veces hay que sujetarlas, son proclives a empoderarse en demasía)
EliminarBuenos, pues eso, que gracias y saludos,
Javier.
Siempre dentro Stiv Bators. Enorme entrada. Abrazo grande.
ResponderEliminarGracias Maestro. Esta mañana mientras montaba en bici por la sierra de Guadarrama le comentaba a mi hermano esta entrada..., y me quedé pensativo, mientras pedaleaba, de la muerte tan tonta de este Bators de nuestros amores.
ResponderEliminarAbrazos,
Javier.