THE KINKS "THE VILLAGE GREEN PRESERVATION SOCIETY"
Dejé de fumar, de beber; de sexo, cero pelotero, (la cuestión ahora es evitar un pasmo muscular cuando surge el milagro); de ahorrar, ni te cuento, tieso como una escoba de Eroski; el huerto lo tengo seco, los repollos psicotrópicos me los cuidan la gente de Gong y Kevin Ayers; las toallas son portugesas (doy fe que son buenas), la mantequilla no pasa el dedo auditor de Marlon Brando, las botellas de Verdejo y Patxarán se apilan sin descorchar en el cuartelillo de la Benemérita, incautadas sin precinto fiscal actualizado...; qué voy a hacer de mi vida, Llísas..., mándame una señal...
Decidí repetir la cara A y volver a escuchar el inicio del "The Village Green Preservation Society". Preferí que los surcos que rememoraban la ceremonia del té de las 5 se sucedieran de nuevo durante la madrugada, que esos humores "lewiscarrollianos" permanecieran incólumes en su mojada bolsita, esa gota tan inmensa mezclada con la acidez urbana de Muswell Hill , ése fiel sabor del Támesis de Dickens, la porcelana de Wedgewood brillando tenuamente en un azul gris, muy poco mediterráneo.
La lírica de la campiña inglesa continuaba siendo la de Thomas Hardy y la de las luces brillantes de los estuarios de Turner , nada que ver con las plantaciones de algodón esclavista del Mississippi, ni con las fincas meridionales de Leopardi, aunque, eso sí, lugar había para los parajes de mitología pop relacionados con el Pato Donald, Mrs. Mopp, Old Mother Riley, guiños a Sherlock Holmes, Fu Manchu y Drácula. ¡Un ejercicio circense además, qué juego tan divertido!
Todos aquellos que hayan paseado por el jardín japonés de Holland Park (o por el batiburrillo de Notting Hill Gate, qué más da...) habrán sido, sin quererlo o saberlo, protagonistas renovados de la idiosincracia británica. Y Ray Davies siempre ha abierto la puerta, no importa si uno es indígena o alienígena, al césped perfumado de Brockwell Park (donde asistí a un concierto de The Dammed en el verano de 1984), allí donde se podía jugar al cricket, o al Wimbledon de los bolos (sí, han oído bien, nada que ver con el tenis), y allí estaban también The Kinks, entre la hojarasca caída de los árboles, entre los "cherrypies" y las esquinas escondidas del "Blow-Up" de Antonioni, entre las pintas del "Double-Diamond", "ale" más que flojo, meada de gato, allí estaban, si.
The Kinks, el grupo más inglés y, curiosamente, más europeo, más cercano al bullicio del barrio, al jardín comunal, al cotilleo de las "misses" y de los "butchers", al jaleo previo del partido (yo soy fan del Chelsea, pero no de Mourinho), al circo Price "made in Britain", al Hillman Impala (no daba para los Mini Cooper), a los esmirriados "hippies" londinenses que, por falta de medios, no viajaron desde Ladbroke Grove hacia la India de los gurus de saldo. Sí, a esos Kinks sudorosos de "Johnny Thunder", de "Wicked Annabella" y "Monica", del gran "Walter" fumando a escondidas, lleno de acné y timidez, a las memorias de la post-guerra confundidas con la pacatería de "Picture Book", de las estaciones de "Waterloo" (o Charing Cross, o Victoria), de las canciones bélicas de "Tipperary" (irlandeses, si alguno se asoma, ya me perdonarán).
Hay ocasiones, muy pocas pardiez, en que un(os) artista(as) refleja(n) fidedígnamente el verdadero espíritu de su tiempo, de su entorno, de su territorio, su "intrahistoria" (permítanme la licencia de acceder al gran Unamuno a estas horas de la noche) y, además, esa imagen permanece en la memoria colectiva como un punto de referencia incólume, perpetuo, eterno. Ese es el gran valor de The Kinks y "The Village Green Preservation Society", espejo en el que, afortunadamente, más facilmente se desvanece la tétrica figura de Margaret Thatcher.
Mu bueno el post. Recomiendo el librito de la colección 33 1/3 editado en castellano sobre el disco
ResponderEliminarFantástica entrada que recoge a la perfección el espíritu del grupo y su obra maestra. ¡Qué disco, qué disco!
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.
Muy bien Javier, veo que tú también te unes para felicitar al monstruo, el MÚSICO entre los músicos. Y veo que también tienes un disco favorito, a mi me cuesta mucho decidir uno, siempre estoy cambiando.
ResponderEliminarUn abrazo.
MARAVILLOSA ENTRADA! MARAVILLOSA! Enhorabuena! Un abrazo!
ResponderEliminarBernardo: me haré con el librito, y con otros de otros tantos artistas y grupos que me gustan. Se que es una buena colección.
ResponderEliminarGonzalo: si, para mí junto al "Arthur" y el "Face to Face", el "Green Village" forma el santo grial kinkasiano.
Savoy: es que hay discos tan buenos en su colección que a veces es complicado elegir. Depende un poco del carácter de cada cual, yo soy muy del campo.
Joserra: maestro, qué le voy a decir que usted no sepa. A ver si revitalizamos ese blog kinky.
Gracias a todos.