SCREAMING TREES "BUZZ FACTORY"
Llegan las nubes de otoño y aquella luz metálica de la mañana se ha convertido en un blando vientre de lagarto. Ahora, cuando la tarde ya se ha puesto su velo mortuorio, el pincel de cielo se torna en un negro profundo, como un acantilado, casi como un abismo. Y siguen llegando las olas de un dolor de cabeza intermitente, que ni siquiera los antibióticos al uso merman. Tengo que remediar el perverso efecto del cambio de estación y Screaming Trees me ofrecen una excelente oportunidad de conseguirlo.
Una de las mejores bandas de la escena "grunge" de Seattle sin duda, Screaming Trees, cuyo nombre parece que surge de un pedal de distorsión para guitarras de la misma marca, que venía a hacer un efecto tipo "wah-wah" más acusado, nacen a mitad de los 80 en Ellensburg, una pequeña población rural a unas 90 millas de Seattle. Formado por los hermanos Conner, Lee y Van a la guitarra y bajo respectivamente, más dos Marks, Pickerel a la batería y el famoso Lanegan a la voz, se distinguieron en seguida por dar vida a uno de los "duettos" lírico-instrumentales más acertados de la época, y si me apuran, de los últimos treinta años. La guitarra de Lee que, sosteniéndose en un fondo sonoro de evidente riqueza cromática, construye con sus "riffs" unos brillantes arabescos melódicos, apoyados las más de las veces por tonalidades psicodélicas, otras cercanas a un estilo garaje más evolucionado, creando a la par una base "hard-rock" de gran elegancia, dando pie a un Mark Lanegan, dotado de una voz portentosa, émulo de un Jim Morrison sobreviviente a su desaparición, que modula con sus fraseos una suerte de emoción y vitalidad que pocas veces he escuchado en otros cantantes. Van y Pickerel, la base rítmica, mantienendo en todo momento la tensión y la pujanza que la música del grupo demanda.
Este "Buzz Factory" que hoy comentamos es el último trabajo de la banda grabado en el mítico sello SST, propiedad del no menos célebre Greg Ginn, pieza angular junto a Henry Rollins de los muy recordados Black Flag. Corren los primeros meses de 1990 y la banda de Ellensburg es pionera al firmar por una "major" como Epic, abriendo la puerta a que lo hicieran posteriormente otras bandas que, no por sus menores méritos (Nirvana, Soundgarden, Alice In Chains, Mudhoney...), tendrían mucho mayor éxito y reconocimiento popular. Las lenguas viperinas, a las que en este caso no les faltaba algo de razón, comentaban que Screaming Trees era un grupo de gran conflictividad interna, siendo sus peleas actividad de rutina casi diaria, cuestión que propició que alguno de sus miembros, concretamente Van, saliera y entrara con cierta asiduidad de la formación y trasladó, en definitiva, una imagen de los Screaming Trees como un combo difícil y de trato violento. La abundante ingesta alcohólica, marca registrada de la casa, no facilitó en ningún momento las cosas.
Una de las facetas que más me agrada de la banda es su extrema capacidad para escribir canciones que, aun en su inicial simplicidad, se desarrollan en textos de una riqueza poética patente y en este "Buzz Factory" hay ejemplos sobrados de esta cualidad. Tomemos, por ejemplo, el tema "Black Sun Morning":
"Tapestries of black and gold they´re crying
Looking through the windows I´m watching you
You as you go by",...
o las no menos interesantes "Flower Web":
"And the world will change into a fog of butterflies
Within our reach and in our sky
When you put your head into the flower web",...
y "End Of The Universe":
"Ten million miles behind you will find
Orange circles of a southern sunrise
Reflected through a blackened haze".
Todas ellas recreándose en unas imágenes de indudable belleza psicodélica.
Y ocurre lo mismo cuando afrontan textos que marcan aspectos más introspectivos, ligados a experiencias menos agradables. Lean y juzguen los textos de "Wish Bringer":
"The gaze of eyes will feel so cold
Where blackness covers all you want to know"...,
o el de "Revelation Revolution":
"So heavy as the smoke still lingers
restless lights creeping in
Your body splits in two again".
Y este rico entramado lírico, conjuntamente con la facilidad del diálogo entre la guitarra de Lee y la voz de Lanegan, ambos extendiendo sus radios de acción muchas veces por encima de las propias canciones, hacen de éste "Buzz Factory" una de las más reconocibles gemas, delicada en su textura, amplia en sus colores refulgentes, de la producción musical de la última década del siglo pasado, olvidémonos ya de los posibles quebrantos interpretativos que el subtítulo "grunge" pueda tener.
Jack Endino, propietario en Seattle de un estudio casi artesanal en la época, por el que pasaron para hacer sus iniciales grabaciones los primeros Nirvana y Mudhoney, productor también de gente como Soundgarden, Supersuckers o TAD, entre otros, y autor de un magnífico trabajo con su grupo Skin Yard (que comentaremos en su momento), se encarga de las labores de producción. Se nota su claridad de ideas y su énfasis por dejar que el agreste zumbido de banda pique pero no envenene.
Seguiremos, en próximas entregas, alternando los comentarios de algunos discos del grupo. Una pequeña retrospectiva que me consuela, siquiera ténuemente, de esta infame migraña otoñal.
después de Parsons el parson del grunge mark Lanegan buena elección
ResponderEliminarSi, y además este va a durar mucho más tiempo que Gram.
EliminarGracias y saludos,
Javier
Soy un declarado y confeso fan de Lanegan y de los árboles aulladores. Gran elección. De todos sus discos, el que tengo más trabajado y me parece más redondo es el "Dust", pero en "Buzz Factory" ya aparecen gemas como el "Black Sun Morning" que has comentado. Un abrazo!
ResponderEliminarYa llegará el comentario para el "Dust", y espero no defraudar tu opinión sobre el mismo cuando lo publique.
EliminarGracias y un abrazo,
Javier.
Qué buen post, has clavado muchas cosas, Javier, y qué buena reivindicación, aunque a mí el disco de los Screaming Trees fue el "Sweet oblivion". Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Johnny, se hace lo que se puede. No tardaré mucho en comentar el "Sweet Oblivion".
EliminarSaludos,
Javier.
Un post para enmarcar, y una reivindicación a tener en cuenta, aunque de la banda me pasa como aJohnny, tengo Sweet Oblivion como su momento más alto. No quita esto que me hayas dado las ganas, con este post, de volver a experimenat la psicodelia noventera de este magnífico grupo. Saludos
ResponderEliminarSi, este "Buzz Factory" es más psicodélico que los posteriores, y tiene una producción más "ruda" con Jack Endino.
EliminarGracias y saludos,
Javier.