JULIAN COPE
"PEGGY SUICIDE"
William Blake:
'Create your own system or become enslaved by another man's'.
Hay quienes afirman que antes de "Peggy Suicide"
(Island, 1990) Julian Cope exploró, él lo sabría más adelante, muchos otros
ámbitos mentales. Puede que cuando la existencia de Un Dios Único y Excluyente comenzara a estar en entredicho, el Archi-Druida Cope, el Chamán (tal como posteriormente le gustaba
llamarse), aconsejara a William
Blake el ritmo de los
primeros versos de "El Libro de Thel", la Reina del Rebaño (aquellos que nos preguntan si "cabe
el saber en un cetro de plata, o el amor en un cáliz de oro"...). Aun
en su época más primitiva, se dice que Cope lamía el viento frío entre las
Piedras de Callanish,
discutiendo con los arqueólogos más eminentes de la época si el sentido final
del monumento megalítico era sacrificial o meramente astronómico. También hay
quien le vio inspirar a Thomas
Hardy, en esa fascinante escena de su "Tess, la de los d´Uberville",
cuando la protagonista escapa con Angel
Clare, buscando refugio en Stonehenge.
Tampoco cabe duda, y parece que este dato queda debidamente confirmado después
de cotejar los archivos del British
Museum, que Julian Cope y Robert
Graves fueron los primeros en
coincidir en que la diáspora mediterránea de "El Pueblo del Mar"
trajo por primera vez a las costas de Inglaterra e Irlanda la figura de la Diosa Blanca. Donde no hay
lugar para vacilación mental alguna es en el hecho de que, durante una de las
conocidas épocas de reclusión del artista (1985-1987), la lectura, ávida y
profunda, de Blake, Hardy y Graves, la de Joseph Campbell y Aubrey
Burl en el campo de los estudios mitológicos y prehistóricos, otorgaron a Cope elementos intelectuales de suficiente calado para preparar su obra inminente, la que compone, junto a "Peggy Suicide", la conocida como "Pollution Trilogy" ("Jehovahkill", Island,1992 y "Autogeddon", Echo,1994)
Son estas influencias, más espirituales, además
de las más prosaicas (estas últimas inexorablemente unidas a la propia
experiencia vital de Cope), las que hacen posible la creación de una ideología
intrínsicamente copeyana (permítanme
el epíteto). Una doctrina de superviviente moldeada por un carácter donde la
rebeldía toma a edad temprana carta de naturaleza. Desde su Gales natal, donde contempla atónito, en su
entonces residencia de Bargoed , el vecino desastre minero de Aberfan en 1966; los primeros conciertos del
grupo alemán Faust en
1973 en Birmingham y Sheffield,
hasta la llegada al City of
Liverpool College of Higher Education en
1977. Allí, en la capital del Merseyside,
en un ambiente donde la aparición del punk causa sensación y estragos de todo
tipo, además de haber cuestionado necesariamente los modelos musicales
anteriores, decide utilizar el rock como forma de vida alternativa, el
cauce más idóneo para apuntalar la sublevación que ya venía pergeñando en su
interior. Contra el patriarcado como eje familiar, contra la religión y
todas sus estructuras de poder organizado, contra un sistema que apoya sin
tapujos una política medioambiental nociva y excluyente de otras variables.
Contra una clase política que, ya en los primeros años 80 bajo el gobierno Margaret Thatcher (y en conjunción con el ideario socio-económico importado desde los EEUU de Ronald
Reagan), hace del Neoliberalismo la plataforma perfecta contra la clase
trabajadora y el ya consolidado Estado
del Bienestar (guerra contra
los mineros, privatizaciones a mansalva, acusada pérdida de influencia de los Trade Unions) además de la
desaparición de las autonomías de poder municipales (extinción del Greater London Council).
Es cierto que este Cope de los primeros años 80, cuando entra en la escena
de Liverpool con su más conocida formación The
Teardrop Explodes, está aun bien lejos de las visiones posteriores, aunque
sigue cultivando su faceta más iconoclasta, más inconformista. La ingesta
continuada y desmesurada de LSD,
durante buena parte de la primera mitad de la década, le lleva a ser
protagonista de comportamientos bizarros, tanto en su exposición pública como
privada. Conciertos en los que se autolesiona clavándose las aristas de un
micrófono roto en su estómago, entrevistas en medios del sector en las que su
elevada intoxicación provocan situaciones hilarantes y fuera de control, o
prolongadas reclusiones periódicas, alejado totalmente del mundo circundante, y
dedicando gran parte de su tiempo a engrosar su ya por entonces larga colección
de juguetes mecánicos (observen con detenimiento la portada de su Lp "Fried",
Mercury, 1984) no dejan de ser botones de muestra de una conducta que parece asemejarse a la de un Syd Barrett cruzado con el Iggy Pop más desbarrado. En su biografía "Head-On", publicada en 1994, relata los años prolíficos y salvajes pasados al frente de The Teardrop Explodes, el ambiente en los clubs underground de Liverpool (mención especial para el inmundo Eric´s, contrapunto de The Cavern), su primera amistad y colaboración con el Ian McCulloch de los futuros Echo & The Bunnymen, el éxito casi inmediato en la escena musical de la época, las constantes giras en una Inglaterra que les recibe como los nuevos abanderados del post-punk, su hartazgo de la fama, de la industria musical, las peleas con los miembros de la banda y la posterior disolución definitiva
Es cuando, ya prácticamente finalizada la década
de los 80, aparecen estas primeras visiones cósmicas de las que hemos hablado
anteriormente (y de las que el mismo autor da breve pero cumplida cuenta en la
contra portada del "Peggy Suicide"), el momento en el que
Julian Cope encuentra una veta comercial para su nueva personalidad. Una
identidad singular que, sirviéndose de la experiencia musical y vital
acumulada, utiliza las recientes percepciones cósmicas para crear un
originalísimo campo de juego, momentáneamente adaptado a su necesidades
musicales, no mucho más tarde a las económicas. Nace entonces la Julian Cope Marketing Corporation,
un profuso conglomerado donde tiene cabida el compositor de música, el
prolífico escritor, el arqueólogo revitalizador de la historia antigua, el
activista político, el ecologista comprometido, el defensor del feminismo, el
animalista, el radical ensalzador de la campiña inglesa frente a la ciudad, el
conferenciante provocador, el redescubridor de figuras en declive (los grandes Roky Erickson y Scott
Walker le deberán algún que
otro favor), el hostigador inveterado contra la religión organizada. Todo ello
condicionado a un fin último y utilitario, la
creación de un nuevo mito, la de un Julian Cope cuya imagen trascienda a la del
propio personaje y se convierta en la de un guía, un flamante chamán o druida. Un nuevo Jim Morrison, un
trasunto de Sun-Ra, que,
basándose en la historia antigua (y en su más que posible conexión
extraterrestre) muestre a sus coetáneos un camino, aquel que consiga hacer de
sus vidas algo más coherente, más acorde con una filosofía donde el carpe diem tuviera un significado más totalizador y
absorbente, más lúdico también.
Y "Peggy Suicide" es el primer eslabón en esa cadena,
quizás el paso más arriesgado en su momento, el de mayor éxito también como músico
en solitario. Publicado por Island
Records en 1991, después de
superar una etapa de confrontación con el sello, nos presenta a la Diosa Madre en su portada, un diseño de Darren Woolford que pretende ser el fiel reflejo de la
primera visión contemplada por el artista el 22 de Diciembre de 1989. En la
primera contra portada, Julian saluda a Sqwubbsy,
imitación caricaturesca de la Diosa
Madre, con una cabeza gigante y deformada que recuerda un tanto a la imagen
del protagonista de "El Hombre Elefante" de David Lynch. En la segunda, el
artista nos describe las motivaciones que le sirvieron de inspiración para componer cada uno de
los 19 temas que forman el disco. En los dos sobres protectores de los vinilos,
distintas fotografías y pies de página nos adentran en un mundo de
encantamiento, proclamas e interesantes documentos gráficos. (La instantánea en
sepia de la banda, acompañada por Sqwubbsy,
cruzando el puente de Lambeth con motivo de la "Anti-Polltax
March" de Abril de 1990, se encuentra ya en el imaginario de mi Londres preferido). La muy atractiva
presentación de este "Peggy Suicide" viene a ser, entonces,
más que un disco de vinilo al uso; una representación fidedigna del rock como producto capaz de generar un
objeto de arte, y además con vocación reivindicativa.
La música contenida en esta obra alcanza, no
puedo ser parcial en mi calificación, cotas de extraordinaria belleza. En ello
ayudan los músicos fijos de la banda que acompañan a Cope.Un Donald Ross Skinner al bajo y los teclados, ocasionalmente
a la guitarra, antiguo y fiel compañero de Julian desde su última época en
Liverpool. Rooster Cosby y J.D.
Hassinger en la percusión
acústica y eléctrica, congas y batería. El propio artista en la guitarra
acompañado de Michael Moon-Eye,
un músico de excepcional calidad que se asociaría después al mejor Spiritualized en directo del "Royal Albert
Hall October 10, 1997" (BMG, 1998). Mike Joyce en la batería de algunos cortes, y los
coros de Lulu Chivers, Camilla Mayer y Edwina
Vernon, en un único tema. El
sonido alcanzado lo hace mezclando una serie de estilos que van desde el space-art-kraut, psych-punk-house, calypso, marimba pastoral, samples obtenidos de Lenny
Bruce en su album "The
Berkeley Concert" (1965); tomas en vivo de manifestaciones callejeras
contra la Guerra del Golfo y de la propia Anti-Polltax March,
instrumentación neo-folk acústica y capas superpuestas en
las guitarras, líneas de bajos y percusiones de la escuela Detroit-High-Energy, los
teclados incluyendo muchas veces un toque de gospel ácido. Todo ello mezclado con una
profusión de efectos y arreglos, loops electrónicos
y sintetizadores brillantemente atractivos que hacen de la producción final
del propio Donald Ross Skinner (y las mezclas finales de Hugoth Nicolson) una auténtica
obra de arte musical. Las 19 canciones pueden ser contempladas en su totalidad,
como un ente orgánico multiforme y variado, o en su propia unicidad, no
perdiendo por ello su valor como piezas aisladas. De hecho, los singles
publicados, "Beautiful Love / East
Easy Rider" y "Soldier Blue / The
Disposable Heroes of Hiphoprisy´s Michael Franti" (este último
tema no incluido en en Lp original) funcionan con perfecta autonomía creativa.
Resultaría un delito de lesa humanidad no referirse, si quiera
telegráficamente, a cada una de las 19 canciones que componen este sublime
trabajo de Julian Cope. Dispuesto en cuatro
fases, dos por cada cara, comienza la primera con "Pristine",
un aviso para lo que espera al oyente durante toda la grabación. Parte de su
texto..., "Pristine, Pristine / Porque fueron tus mentiras tu primer error / Tu confianza en mí fue tu mayor error...", presenta una lírica, compleja y elíptica, que será marca narrativa durante toda la grabación. "Double Vegetation", se escurre entre los dedos para luego aparecer en felicísimos pastos cerebrales. "East Easy Rider", se estructura a golpe de trote psicodélico, con efecto altamente fluorescente. "Promised Land", una balada de contenido político que torna su minimalismo instrumental en un puente de cuerda gaseoso. "Hanging Out & Hung Up On The Line", cierra la cara A y recuerda, en sus guitarras extremas, también en el tono de las voces, la visión apocalíptica de La Batalla de Armagedón. La cara B se estrena con "Safesurfer", la mejor canción del disco. Un mantra space-rock de algo más de 8 minutos. Una Torre de Babel cósmica, barroca e incendiaria. Las capas de guitarra, alucinadas por su propia grandeza, los teclados desbocados, acompañan sin misericordia el pater noster de un Cope que recita su visión sobre el SIDA, la pandemia de la época. "If You Loved Me At All", calma las aguas. Un simple y continuado punteo de bajo abre, al poco, un bucle instrumental que, como un muelle, otorga al tema un deje de marea. "Drive, She Said", cierra la cara B y esta segunda fase. Aparece aquí en el texto por primera vez la misma deidad Peggy Suicide que, en una idea que sería posteriormente desarrollada en su "Autogeddon" de 1994, eleva el paisaje rítmico al gusto de un corro de cangrejos.
Las Fases 3 y 4 contienen, en buena proporción, estilos más drum ´n beat, acordes con una
época en la que coetáneos como The
Happy Mondays también
causaban cierto furor con ese típico galope percusivo. (Es curiosa la
semejanza, en muchos momentos de las 10 canciones restantes, del sonido de este
"Peggy Suicide" con el "Pills N Thrills And Bellyaches",
publicado también en 1990 por la banda de Manchester).
"Soldier Blue" es un claro ejemplo de ello. "You..."
destaca con un saxo, que araña algo del free-jazz,
a cargo de Ronnie Ross.
"Not Raving But Drowning", basado en un poema de Stevie Smith, mezcla líneas
constantes de bajo y guitarra con un puente donde el calypso sorprende. "Head",
asombra gratamente. Un ritmo fingido en su aparente inconsistencia encierra,
según va progresando, una atmósfera pre-ambient de muy amable escucha. "Leperskin",
también rememora el stick
bumping (no encuentro palabras
concordes en castellano) de The Happy Mondays para cerrar la cara C. La
siguiente fase, 4ª, y última cara, D, se abre con "Beautiful Love"
y un comienzo que recuerda el estilo de la anterior. Su tono más pop-hit, acentuada por las
líneas de viento de la trompeta de Aaf
Verkade, le otorgan la atmósfera perfecta para editarla como uno de los
singles del doble Lp. "Uptight", y su primer ámbito de Cuentos de Canterbury, se va
enriqueciendo con coros en segunda línea y silbidos en el puente. "Western
Front 1992 C.E....", recoge el ambiente de las consignas políticas
que Cope graba en París en una manifestación contra la Guerra del Golfo. Su acento es
monoaural y, por ello, restringido, pero no por ello deja de ser interesante. "Hung Up &
Hanging Out To Dry", igual que la predecesora, acoge los coros
femeninos grabados por el artista bajo un puente de la ciudad de Londres para,
después de un pequeño corte de cacofonía vocal, crear una dulce tensión
rítmica. "The American Lite", sirve como perfecto
compendio de los estilos contenidos en las anteriores canciones para,
finalizando el disco con "Las Vegas Basement", ver a
Julian entonar una suerte de nana minimalista, tanto en el matiz de su voz como
en la parca instrumentación que alimenta el puente.
No sería justo terminar este
merecido homenaje a Julian Cope sin destacar algo que anteriormente
apuntábamos, su faceta de escritor (del gusto, imagino, de los aficionados
bibliógrafos de este blog). A su mencionada autobiografía "Head-On.
Memories of the Liverpool Rock Scene and The Story of The Teardrop Scene"
le sigue "Repossessed. Shamantic Depressions in Tamsworth & London",
publicada en 1999, y que da a conocer su época más oscura (1983-1989), preludio
de la más brillante posterior. Su interés por el kraut alemán y la música underground japonesa, le lleva a editar
"Krautrocksampler, One´s Head Guide To The Great Kosmiche Musik"
en 1995 y, en 2007 "Japrocksampler, How The Post War Japanese Blew
Their Minds On Rock And Roll", obras, ambas, de obligada lectura para
los amantes de tales escenas y sonidos. Para los aficionados a la Prehistoria,
la Astronomía y los monumentos megalíticos, "The Modern Antiquarian. A
Pre-Millenial Odyssey Through Megalithic Britain" de 1997, y "The
Megalithic European" de 2004, les servirán de guía para, desde una
visión original (no podía ser menos partiendo de tal personaje) y ampliamente
documentada, informarse con detalle de tan apasionantes temas. "Copendium:
An Expedition into the Rock´n´Roll Underworld", publicado en 2014,
contiene una detallada revisión de numerosas rarezas editadas por bandas o
autores no menos singulares. Faceta que seguía la iniciativa originalmente aparecida en su web Head-Heritage (altamente recomendable), donde, en su
apartado "Unsung", llegó a revisar mensualmente, durante más
de 10 años (lamentablemenete, esta labor ha cesado desde Mayo de 2010) una
cantidad ingente de álbumes poco conocidos, o menos divulgados. "One
Three One. A Time-Shifting Gnostic Hooligan Road Novel", publicada en
2014, supone la primera incursión de nuestro prolífico autor en el mundo de la
novela de ficción.
sensacional como siempre tus post. fan aferrimo de Cope que soy pese a reconocer que anda un bastante perdido en estos tiempos. Eso si la decada 1985-1995 es de quitarse el sombrero tanto por el pop e Saint Julian, el pop psicodelico de Fried , el Jehovatill para mi gusto a la altura de este Peggy o ese Abbey road de 20 mothers. Grande cope
ResponderEliminarLa entrada en un principio estaba pensada para el "Jehovahkill" pero al final me decidí por el "Peggy", un trabajo más redondo del artista inglés, creo. En todo caso, esa década que comentas fue muy positiva en su carrera musical, para mí la mejor.
EliminarSaludos,
Javier
Tremendo artículo, como siempre. Cope es uno de esos personajes admirables que, como Robyn Hitchcock, han sabido dar una enorme proyección a la psicodelia clásica mezclándola con el rock y el pop de un modo admirable. Es evidente que ambos son claros herederos de Syd Barrett, pero también parece claro que sus cerebros han soportado mejor el exceso de ácidos que el pobre Syd.
ResponderEliminarA mí me gusta casi toda la obra de Cope salvo quizá su primera época con los Teardrop Explodes, demasiado oscuros para mi gusto. Es evidente que no todos sus discos están a la misma altura -su discografía se me hace excesiva- pero es de esos músicos que corres a escuchar en cuanto sacan uno nuevo; será mejor o peor, pero hay que escucharlo. Y su labor divulgativa, tanto en su blog como en los libros, es la mejor demostración de que estamos ante un verdadero friki, de los buenos, de los que se toman las cosas en serio.
Un artista multi-disciplinar, como músico, escritor, anticuario y agitador social y cultural y, todo ello, como bien apuntas, dentro de una perspectiva friki, punto que le da una imagen más original. Es una pena que, salvo los canales más conocidos, no sea fácil desde hace tiempo conseguir las novedades que Cope va sacando al mercado.
EliminarSaludos,
Javier.
Como decía Sofía Mazagatos de ese gran escritor y majadero al mismo tiempo llamado Vargas Llosa, yo a Julian Cope le he seguido mucho pero no he escuchado ninguno de sus discos. No tengo ninguna razón, pues es claramente uno de los míos (nuestros), y su querencia kraut le hace íntimo, así que empezaré por este "Peggy Suicide" que ha dado pie a tu magnífica entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
A esa Sofía Cazaperros no la tengo en gran estima pero reconozco que tu comentario no deja de tener gracia. Cope recoge la antorcha del kraut más auténtico y radical y se sirve de él para da mayor riqueza a su propuesta musical. Este "Peggy Suicide" es un disco imprescindible para los buenos seguidores del género, como tú.
EliminarAbrazos,
Javier.
Primero , felicitarte por la entrada que le has hecho al "Peggy Suicide", un fantástico disco.
ResponderEliminarHe sido siempre seguidor del amigo Julian desde sus inicios con The Teardrop explodes, pero es cierto que le he perdido un poco la pista desde inicios del 2000.
Con el paso de los años los Teardrop me suenan bastante más "ligeros" que la música que ha grabado en solitario, sobretodo desde 1990.
Este hombre sabe llevar perfectamente sus influencias musicales que yo las situaría entre Barrett/Bowie/Wyatt/Ayers.
Un excéntrico de oro que siempre se ha de tener en cuenta.
Saludos,
Gracias Jordi. A los Teardrop no les llegué a seguir en su momento, lo confieso, apenas cayó en mi mano una recopilación de primeros de los 90, y poco más. No me disgustan, de todas formas. Julian ya son otras palabras, además de las referencias que utilizas, se adentra en la vorágine del "otro lado", el brillo y la oscuridad que la libertad del kraut le ofrece y da a luz obras magistrales.
EliminarSaludos,
Javier.
Aunque nunca llegó a calarme del todo un álbum de esta eminencia del pop-rock tenía canciones que me encantaban. Este disco me trae muy buenos recuerdos. Abrazos.
ResponderEliminarPues aunque solo sea por esos buenos recuerdos, no tan díficil sacarlos a la luz por las buenas canciones que encierra este maravilloso "Peggy Suicide", bien merece la pena que ahondes más en el artista. Palabra de alguien que bien te quiere.
EliminarAbrazos,
Javier.